XIV. Hesitación

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— Kakashi… ¿qué harás?
      Gai preguntó, pero el peliplata no articuló palabra. Seguía sin procesar del todo la información que acababan de transmitirle, y al parecer Shikamaru quien se encontraba ahí, tenía la misma expresión de incredulidad en su rostro.
     Tan sólo hace un par de minutos, Ibiki había entrado apurado a su despacho y le había reportado los resultados de la interrogación que le encargó. Según el informe, Uchiha Sasuke sería el actor intelectual de los asesinatos y de motivar las guerrillas entre Konoha y las demás aldeas.
      No lo creía en primera estancia, él conocía a su alumno y sabía de primera mano que le estaba costando mucho volver a su sendero como para que echara todo a perder así; pero también estaba al tanto de que Sasuke no era estimado de la misma forma por los demás. Si los demás Kages se les ocurría pedir informes del interrogatorio en ese momento, se enterarían de ello y pedirían la cabeza de Sasuke de inmediato sin una investigación previa. Debía apresurarse y ganar tiempo para resolver la encrucijada sin envolver a la Alianza.
     El Sexto se recargó en el respaldo de su silla con la vista en el techo y después de un momento recobró la postura. No le gustaba hacer las cosas a espaldas de las demás naciones, y mucho menos favorecer a sus conocidos, eso sería Nepotismo y él había prometido erradicar la corrupción en Konoha.
     — Da la orden de aprehensión.
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— Sólo falta decorar el departamento y hacer venir a esos tres aquí.
     Sakura sonrío satisfecha. Había planeado ese día con esmero. Sus padres habían salido a apoyar las zonas del noroeste con la reconstrucción de escuelas así que era la oportunidad perfecta para hacer la fiesta que había estado deseando desde hace días.
Rápidamente se recogió el cabello que ya había crecido un poco desde que la guerra terminó y salió a buscarles.
     Su primera parada fue el departamento del Uchiha.
     — ¡Sakura-chan! — Naruto se encontraba en el lugar cuando abrieron la puerta. — Pasa, Sasuke está en su cuarto.
     La chica se sonrojó ante la rápida suposición de su amigo.
     —En realidad venía a verlos a ambos...
     Una puerta se abrió y el pelinegro salió de su cuarto secándose el cabello cuando reparó en la chica.
     — Sakura — Saludó, al parecer acababa de ducharse.
     — ¿estuvieron entrenando? — La chica tragó saliva. Se veía muy apuesto con el cabello mojado. 
     El chico asintió.
     — Le di una paliza. — se mofó el rubio mientras se sentaban en el sofá con una bolsa de papas. — ¿qué pasó, Sakura-chan?
     — Oh, sólo venía a verlos porque… 
     El sonido de la puerta interrumpió su voz. Naruto se puso de pie y volvió a dirigirse a ella. 
     Dos ANBU fue lo primero que vio antes de que éstos entraran.
     — ¿Uchiha Sasuke? — Llamó uno de los shinobi con máscara de gato. — Por orden del Hokage, quedas bajo arresto.
     El pelinegro frunció el entrecejo, pero mantuvo la calma.
     — ¿Bajo qué cargo?
     — Eres sospechoso de asesinato y traición.
     Naruto abrió los ojos con sorpresa y giró su vista a su amigo. ¿Había escuchado bien?
     — No pongas resistencia y acompáñanos.
     El ninja se acercó dispuesto a usar la fuerza en caso que el chico se negara, pero en lugar de hacerlo Sasuke prefirió dar un paso en protección a la pelirosa.
      — Lo haré si salen de mi casa. — El tono frío que usó no fingíó advertencia. El Uchiha no flaqueó cuando el shinobi le mantuvo la mirada; si bien estaba confundido por la situación, no le parecía que esos tipos llegarán de la nada a interrumpir su día.
     Hasta que los dos shinobi estuvieron fuera del departamento, el pelinegro relajó su gesto y después de un momento se giró para con su amigo.
     — Naruto, quédate con Sakura. Veré qué es lo que está pasando.
     El rubio asintió en silencio un poco confundido. La chica se encontraba todavía detrás del pelinegro.
     — Sasuke… — El chico sintió su agarre en la playera cuando estaba por irse.
     — ... Está bien, Sakura... Volveré más tarde
     Después de un momento de vacilación, la chica le soltó. No habían pasado ni tres segundos cuando las siluetas desaparecieron.
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— ¡Kakashi-sensei!
     — Tampoco me gusta hacer esto, Naruto, pero no hay otra forma.
     El chico golpeó la mesa con sus puños. El rubio no podía contener su indignación.
     — ¡Es que no es posible que lo estén tratando como un delincuente nuevamente, deveras! 
     — ¿Qué pruebas hay? — La voz de la kunoichi sonó serena cuando interrumpió al Chinchuriki, pero todo su ser estaba pidiendo respuestas.
     El peliplata vaciló un momento. Odiaba la idea de ser él quién tuviera que darle esa información precisamente a su alumna. Odiaba ser Hokage.
     — … Los asesinatos emergieron precisamente después de su liberación, y rastros de ninjutsu de fuego fue visto en el lugar. Sin contar la reciente declaración de los culpables… todo apunta a que podría ser él quien orquestó todo para perjudicar la Alianza.
     — Esa es una idiotez. — Naruto volvió a negar.
     — Sasuke será interrogado hoy, pero no será detenido hasta que se tengan más pruebas. Estoy haciendo lo posible para desenredar este nudo, Naruto. Porfavor no me des más problemas.
     El chico resopló y a regañadientes se alejó del escritorio, en su lugar se acercó a la ventana con el ceño fruncido.
     — Esto… de alguna manera podría afectar el veredicto en su juicio. — Kakashi añadió con la vista fija en su alumna. — Lo siento.
     Sakura asintió y en silencio se giró a la puerta. Necesitaba salir de ahí. Todo estaba mal.
     — Sakura-ch… — Su amigo llamó, sin embargo no obtuvo respuesta.
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El sol ya ha había caído cuando se dirigía a su casa a tomar un baño. Estaba llena de polvo y su cuerpo le pesaba, además su cabello estaba desaliñado.
     Después de dejar la oficina del Hokage, había empezado a deambular sin rumbo y después se había pasado el resto del día entrenando porque los árboles eran la única manera de sacar su frustración. Era una estupidez que Sasuke fuera quien estaba detrás de todo.
     Mientras abría la ducha y el agua fría recorría su cuerpo, las palabras que su amiga le había dicho hace unos días comenzaron a hacer eco en sus pensamientos.

     “Manten tu distancia, Sakura. Es un traidor después de todo”.

     El agua se detuvo cuando el grifo fue cerrado.

     "Quedas bajo arresto por asesinato y traición a la Alianza".

       La mente de la kunoichi se encontraba en medio de un torbellino y los ojos le dolían. Algo andaba mal. Sasuke no podía estar traicionando nuevamente a la aldea, ¿verdad?
      No podía ni quería creerlo, él ya no tenía motivos para vengarse... o eso creía. Pero si lo ponía en una balanza, él era el único que les había conducido la misión aquellas veces que acudían a los escondites del enemigo, aquéllas en las que casualmente siempre se frustraba todo.
      De alguna u otra forma, el Uchiha siempre había estado en medio del fuego desde que todo empezó, desde los cuerpos hasta su liberación. Todo sucedía en el mismo plano.
      Si tan sólo la barrera de Konoha hubiera mostrado indicios de alteración en ella como Kakashi mencionó, Sasuke podría tener una coartada. Pero no era el caso.
Sakura salió de la ducha y entró a su dormitorio. Mientras secaba su cabello, sólo podía pensar en que todo se estaba derrumbando. Si Sasuke había planeado todo esto desde un inicio, no habría forma de salvarle… ni de perdonarle. No está vez.
     Ese pensamiento hizo que su corazón se estrujara.
      Quería creer que todo era un error, pero empezaba a dudar qué era real y qué una ilusión. Harta de sentirse frustrada decidió hacer algo. Tomó su capa y salió por la puerta, ignorando el pastel que estaba en la mesa de su comedor.
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Cuando llegó al departamento del pelinegro, éste estaba vacío; seguramente todavía estaba siendo interrogado.
      Se sentía mal por urgar así en su departamento y violar su privacidad, pero debía hacerlo. Quería creer en la inocencia de Sasuke, y si las cosas resultaban de la manera contraria, al menos quería ser ella la que entonces hiciera algo.
      Había registrado todo cuando llegó al cuarto del Uchiha. Era la primera vez que entraba ahí. Un futón, una cómoda y un escritorio le dieron la bienvenida cuando abrió la puerta. Se acercó a los cajones y fue cuando lo vio. Un pergamino en el fondo.
      Lo tomó con duda y después de desenrollarlo comenzó a leer. En él se detallaban explícitamente los detalles del siguiente ataque a la alianza el cual era el secuestro de la Mizukage culpando al Raikage.
Sakura se sintió mareada con cada palabra que leía, ¿era verdad lo que leía? ¿por qué Sasuke tendría algo así?
      Escuchó como la puerta del departamento se abría y se cerraba, pero no tuvo intención de esconderse. Todo su cuerpo estaba inmóvil, pero no era por miedo.
     Cuando Sasuke entró a su habitación y le vio parada ahí, ella se giró a verle con un sentimiento que no supo catalogar como odio, decepción o traición.

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