CAPITULO 44

98 9 0
                                    

Reynolds.

Salimos en las camionetas yo y mi hermana completamente agotados.

La lucha interminable no nos deja vivir en paz, tenemos demasiados enemigos que quieren acabar con la pirámide en la cual somos reyes.

Por eso luchamos sin descanso para que nadie nos arrebate lo que sudamos de niños.

Llegamos al refugio que queda a casi una hora de casa, nos aseguramos de que nadie nos siga y bajamos de los vehículos entrando a la propiedad.

No es tan amplía pero es buen escondite.

Luz ya está aquí y aparece dandole un abrazo a mi hermana, le pregunto por Sara y me dice que está en la habitación así que entró a la casa y tocó suavemente la puerta.

Ella me abre y con una sonrisa me abraza.

Le devuelvo el abrazo un poco dudoso.

_Que bueno que estás bien, luz me dijo lo del tiroteo. Por Dios casi no te veo con vida.

_Si, estoy bien.

Se toca la frente con alivio de verme, siento que... Siento que no es la misma que perdió la memoria, no usa tanta confianza.

_¿Que tengo?.

Se toca la cabeza y busca algo.

_Marica me he roto la cabeza, solo que no recuerdo cuando.

Sigue bajando sus dedos y mira su cabello sorprendida.

_¿Que le pasó a mi cabello?¿¡Que le pasó a mi cabello!?.

_Sara cálmate.

Intento tomar sus manos pero no me deja llendo directamente al espejo y observando su cabello cortado.

_Por favor Reynolds, dime qué yo no decidí hacer esto.

Me dice mientras las lágrimas brotan de sus ojos.

_Sara lo siento no se que ha pasado, habías perdido la memoria y...

_¿Perdido la memoria?.

_Si, un helicóptero explotó contigo dentro y te diste un fuerte golpe en la cabeza, lamentablemente perdiste la memoria y todos tratamos de recordarte lo que pasó.

_¿Y como perderé la memoria si recuerdo todo lo que me ha pasado en estos últimos días?

_Lo siento no se que pasó.

_Recuerdo que estaba en el club, le daba instrucciones a las chicas nuevas luego me recuerdo atada a una silla, Roger estaba delante de mi y me decía miles de cosas sin sentido pero en ninguno de esos recuerdos está el que me le haya pasado esto a mi cabello. Es lo peor que le puede pasar a una bailarina que utiliza su cabello para una mejor impresión.

_Roger hizo eso con tu cabello, no se la razón pero lo importante es que estás bien, casi te perdemos por culpa de ese psicópata.

_Roger no me importa ahora, la cabeza me duele.

Se vuelve a tocar el mismo sitio donde tiene la cicatriz en la cabeza.

_Te conseguiré unas pastillas.

Cierro la puerta de la habitación lentamente sintiéndome como un tonto.

Le digo a luz sobre las pastillas.

Han pasado dos horas, no me atrevido a mirarla a la cara, siento que tengo la culpa de todo esto, prometí cuidarla y ahora está así por qué no la he protegido lo suficiente.

_Reynolds ya vete, necesito mi espacio con luz.

_¿Puedo dormir en el piso?.

_No.

_Es que no quiero ir.

_Solo vete, resuelvan sus dudas ustedes.

_Ni Siquiera puedo mirarla a la cara.

_No son mis problemas.

Me saca de la habitación cerrando la puerta en mi cara.

Ojalá y la casa tuviera más habitaciones.

No me queda de otra que entrar a mi habitación, Sara permanece dormida y despacio cierro la puerta para no hacer ruido.

_¿Seguirás evitandome?

Me detengo cuando escucho su voz.

_No te estoy evitando.

Miento. Si lo hago.

_Sea lo que sea no tuviste la culpa de nada, recuerdo que yo fui la que salió del penthouse sin avisarte por qué pensaba que regresaría temprano y pues pasó lo que pasó.

Aún así me siento culpable de todo.

_Deja de hacerte el de la vista gorda y abrázame, tengo frío.

Sin decir nada me quito la camisa y despacio subo la cama recostando mi cuerpo a su lado.

_Desnudo.

Alzo la cabeza en su dirección.

_¿Que?.

_Te quiero desnudo.

_No creo que sea debido...

_Solo hazlo Reynolds.

Le hago caso y me quito la ropa, me siento extraño ya que nunca me había mostrado de esa forma y la primera vez no nos vimos desnudos.

Me recuesto a su lado y se gira hacia mi sitio, abre las sábanas y me une a ella como si fuéramos uno.

Me doy cuenta de que también está desnuda pero no me atrevo a tocarla, se por lo que está pasando.

_Me gusta el olor de tu perfume, se queda pegado a tu piel como si no hubiera otro sitio a dónde escapar.

_No sabía que mi perfume te daba tantos sentimientos.

_Asi me siento yo, me siento pegada a ti y no me quiero separar.

Le doy un beso en la frente sin saber que responder.

El Rey Mafioso Continuación...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora