CAPITULO 47

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Han pasado unos minutos y se me hacen eternos.

Estoy sentada en los sillones de la sala, mamá y Sergio disfrutan del amanecer en los jardines mientras que yo me como una manzana a solo cinco minutos de cosechar. Aquí tienen sus propios cultivos.

Pensaba que sería más divertido.

Mi celular suena en la pequeña mesa de cristal, lo tomo y me doy cuenta de que es Reynolds.

_Hola, ví tus llamadas perdidas justo ahora, estoy muy ocupado..

_Quiero hablar contigo Reynolds.

_Bien, dime.

_En persona.

Quiero ver su cara y saber que es mentira.

_Creo que puedo tomar unos minutos.

_No necesito unos minutos para lo que te voy a decir.

_Amor estoy muy ocupado resolviendo algunas cosas, dame dos horas y estoy contigo.

Me quedo boba unos segundos ¿Me dijo amor?.

_Bien, te espero.

_Bien, para que no te aburras te enviaré un chófer que te llevará a dar una vuelta por la cuidad, si quieres puedes ir de compras. Todo lo que se te antoje, es para que mates el tiempo.

_Esta bien.

_Chao.

Me muerdo el labio y me quedo pensando en esa palabra que me dijo.

¿Acaso estoy cambiando a Reynolds?.

El es muy frío y tosco y de la nada me dice amor y habla mucho más que al principio.

¿Que cosas estoy pensando?.

No puedo cambiar a las personas ni que fuera Dios, las ramas que están torcidas jamás se enderezan.

En una hora llega el chófer y no estoy lista para nada, no es como si pensará que era real.

_Señorita Sara, el rey me envió para acompañarla en su día a día.

_No estoy lista.

_No se preocupe, tengo mucha paciencia.

Se sienta en los sillones y sin más decido cambiarme de ropa ya que está mañana me duche.

Salgo al jardín con el chófer y le digo que me espere.

No pretendo irme sola.

_¡Sergio, mamá!,_ Los llamo desde mi sitio y me quedo allí esperando a que vengan por qué no puedo pasar ya que la cerca que cubre el jardín está cerrada.

_¿Si cariño?.

_Ire a la cuidad, ¿No me quieren acompañar?.

_Que te acompañe Sergio, a mí no me sacarán de aquí.

Se va sonriente y vuelve junto a un hombre que le da una pequeña pala.

_¿Segura que estarás bien mamá?.

No me responde por qué está muy entretenida plantando semillas y recogiendo fresas.

_Parece que solo seremos tu y yo.

Sergio me sonríe y sale del jardín.

_¿Eso de allá es un invernadero?.

_Si, creo que sí, no tengo conocimiento de este lugar, solo vine una vez.

_Mamá se volverá loca aquí.

Llegamos a la cuidad en menos de lo que canta un gallo.

_Primera parada LOUIS VUITTON.

Bajamos de la camioneta y me quedo mirando la tienda enorme, tanta variedad me recuerda a cuando fui a comprar los trajes para mi primer baile.

El chófer me extiende una tarjeta de crédito infinite y me quedo boquiabierta.

Miro a Sergio que tiene la misma expresión que yo.

_Con esto mi vida se resuelve.

Tomo la tarjeta entre mis dedos y la guardo en mi bolso.

Aún así tengo que hablar seriamente con Reynolds que ni piense que con todos estos lujos me llenará la cabeza y se salvará de mi.

Estoy muy enojada.

_Usted haga lo que tenga que hacer señorita, yo la espero el día completo si es necesario.

_¿No te vas aburrir?, Entra con nosotros si quieres.

_No, está bien. Tengo muchos días sin hablar con mi familia, ojalá y saliéramos más seguido mientras usted compra yo puedo hablar con ellos.

Me pongo triste de la nada y obedezco cuando con sus manos hace gestos para que entre.

Le sonrió con ternura y entramos a la tienda, el olor a nuevo está por todo el lugar.

_Muchas gracias por elegirnos, ¿En que podemos ayudarles?.

_Muéstrame tus mejores vestidos.

Sus ojos gritan dinero y me lleva por los pasillos hasta dar con una sala amplía llena de vestidos.

_¿Puedes llevar a mi hermano?. Le gustan las playeras y esas cosas.

_Por supuesto.

Mientras yo me quedo mirando los vestidos veo como se llevan a mi hermano a otra sala, ni modo que pidiera que me acompañará y no le comprará nada con tremenda tarjeta de crédito.

La cuestión es que pasamos el día completo de compras, le compré a mamá a Sergio compré para mí incluso para Reynolds.

En todo este tiempo me dí a conocer sus gustos.

El chófer nos trae de vuelta casi al anochecer y junto con mi hermano y mas de veinte bolsas entramos a la casa.

Mamá está en su habitación y yo entro a la mía como puedo.

La TV está encendida y Reynolds está recostado.

Se quedó dormido mientras miraba la tv.

Dejo las bolsas a un lado y me quedo quieta sin saber que hacer.

Me acerco a el y lo toco un poco.

_Te escuché desde que abriste la puerta.

Abre los ojos y me sonríe pero yo no estoy tan contenta.

Le devuelvo su tarjeta de crédito que si no fuera infinita le hubiera sacado cada centavo que tiene.

_¿Por qué hiciste eso?.

_¿Hacer que?.

_Engañarme con lujos, hasta fui al spa, arreglaron mi cabello y mis uñas.

_¿Y eso que tiene de malo?.

Se sienta en la cama.

_¿Que tiene de malo?_repito su pregunta indignada_tiene de malo que mantuviste secuestrado a mi ex sabrá Dios por cuánto tiempo.

Le digo sin más.

_No lo hice por un mal, se lo merecía.

_Pero esa no era la solución.

_¿Pero que me estás diciendo?.

Se levanta obligandome a dar dos pasos hacia atrás por su intimidante altura.

_Te secuestró, te torturó y aparte cortó tu cabello, lo más preciado en las bailarinas.

_Pero no debiste pagar con la misma moneda.

_¿Acaso te estás escuchando?, Parece que no has entendido como funcionan las cosas aquí.

_Se como funcionan, te piso y me arrancas las cabezas, te miro y me cortas los dedos de las manos, tengo claramente todo en la cabeza pero no sé lo deseo ni a mí peor enemigo.

Me quedo firme ante su mirada que de repente se puso oscura.

_Piensa lo que quieras, lo voy perseguir hasta el fin del mundo y cuando lo asesine haré que lo veas con tus propios ojos, eres mía Sarahí y lo mío no se toca.

Es lo último que dice antes de desaparecer de su lugar dejándome con la boca salada.

El Rey Mafioso Continuación...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora