Aelia
El sol brillaba intensamente en el cielo despejado mientras Penny y yo nos adentramos en el bullicioso centro comercial. Estábamos emocionadas por nuestra jornada de compras, la cual habíamos planeado meticulosamente durante semanas. Caminábamos por los pasillos llenos de tiendas, deteniéndonos en cada escaparate para admirar las prendas y accesorios que nos llamaban la atención.
Para nosotras era un sacrilegio venir a este centro comercial y no entrar a nuestra tienda de ropa favorita. Buscaba entre los vestidos alguno que llamara mi atención, tenía que ser elegante y a la vez sexi, algo que impresionara. Tenía un evento importante donde yo era la anfitriona y quería lucir perfecta ese día.
─ Hey ─ llama mi atención Penny, luciendo unos jeans entallados ─ ¿crees que me hacen ver buen culo?
No puedo evitar reír.
─ Me sorprende que te haya entrado.
─ ¿Pero se ve bien o no? ─ Realmente le quedaba bien, todo a ella le queda bien ya que Penny tiene una apariencia deslumbrante y encantadora, sus ojos azules son como dos joyas brillantes, destacan en contraste con su cabello rubio. Tiene una figura envidiable, cualquier cosa le quedaría bien.
Asiento y ella regresa al probador con una amplia sonrisa. Sigo mirando vestidos, largos, cortos, de todos los estilos, pero ninguno logra captar mi atención. Luego de unos minutos de estar mirando detalladamente los vestidos Penny aparece a mi lado.
─ ¿Qué buscas?
─ Estoy en la sección de vestidos, estoy mirando a ver si encuentro algunas botas de cocodrilo─ dije sarcásticamente volviendo a lo mío.
─ Ha, ha que graciosa. ¿Es para la inauguración de la galería? ─ asiento ─ te ayudaré ─ dice tomando vestidos al azar.
─ Pero no quiero cualquier vestido, tiene que ser especial.
─ ¿Cómo sabrás que es el indicado si no te lo pruebas?
Aunque ella tenía un punto, no estaba del todo convencida, pero aún así acepto. Me probé cada vestido que Penny me daba, habrán sido alrededor de diez vestidos y todos los rechazaba, "no luce con tu figura", "es horrible", y así muchos más. Estaba quitándome el último vestido, cuando me tocan la puerta del probador, inmediatamente supe que no era Penny, ella la habría abierto directamente. Era una vendedora con un vestido entre sus manos.
─ Hace poco nos llegó este modelo, creí que querría probárselo.
Mirando el vestido en una percha, se veía lindo, estaba cansada de ponerme y quitarme tantos vestidos, pero lo acepté, ¿Qué era uno más? le agradecí y me lo puse. Al mirarme al espejo, supe inmediatamente que este era el vestido, era hermoso, largo con abertura en la pierna, con un pronunciado escote recto y finalizaba en picos que sostenían muy bien mis boobies, del escote salía una tela transparente en negro que eran unos guantes adheridos al vestido. Era simplemente perfecto.
─ ¿De dónde lo sacaste? Está horrible.
─ No lo está, es hermoso, es elegante, sexi, tiene todo lo que quería. ─ no paraba de mirarme en el espejo, mientras más lo veía, más convencida estaba de que era el indicado. Miro a la vendedora a mi costado ─ Me lo llevo.
Después de recorrer innumerables tiendas y cargar con bolsas llenas de compras, decidimos que era hora de hacer una pausa y descansar en una acogedora cafetería que se encontraba al final del centro comercial. El aroma tentador del café recién hecho y el sonido alegre de las conversaciones llenaban el aire, creando un ambiente acogedor y relajante. Sin embargo, mientras disfrutaba de mi café caliente, noté que dos hombres en una mesa cercana no dejaban de mirarnos a Penny y a mí. Sus ojos parecían seguir cada movimiento que hacíamos, lo que me generó una sensación incómoda en el estómago.
─ Penny, ¿no te parece extraño que esos hombres no dejen de mirarnos? ─ susurré, tratando de no llamar la atención. ─ Siento que nos están observando de manera inquietante.
Penny, levanta la mirada de su celular y con una sonrisa despreocupada, respondió: ─ no te preocupes tanto, Aelia. Seguramente solo están admirando a dos chicas guapas como nosotras. No hay nada de qué preocuparse.
Intenté convencerme de que Penny tenía razón, pero la sensación de malestar persistía en mi interior. Decidimos terminar nuestras bebidas e irnos. Al llegar subo todas mis cosas a mi auto, haciéndole un espacio a Penny en el maletero para que dejara las suyas, pero esta no tenía intenciones de hacerlo, estaba entretenida texteando por teléfono.
─ ¿Vas a meter tus cosas?
─ Oh, no, ve tú, vendrán por mí.
─ ¿Quién, tu novio? ─ ella solo sonríe en respuesta ─ ¿Cuándo vas a presentármelo?
Penny tenía un tiempo saliendo con un chico totalmente desconocido para mi, ya que nunca habla de él, comienzo a creer que es lesbiana y le da vergüenza confesármelo.
─ Pronto, pequeña curiosa. Vete antes que se haga tarde.
─ ¿Estás segura de quedarte aquí?
Asiente.
─ No tardará en llegar.
Miro la hora en mi reloj y se me estaba haciendo un poco tarde, le había prometido a papá que cenaríamos juntos.
─ Bien, solo avísame cuando estés con él ¿si?
Ella asiente y nos despedimos, comencé a conducir a casa. El sol se estaba poniendo lentamente, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados, era simplemente hermoso, digno de admirar. Puse un poco de música, pero no duró mucho, el repentino estruendo me sacudió, el sonido de neumáticos chirriando, los cristales estallando a mi alrededor y el crujido metálico llenaron el aire mientras mi vehículo era golpeado por otro. Mi corazón latía con furia mientras el mundo exterior se volvía borroso y desenfocado. Una oleada de mareo inundó mi cabeza y luché por mantener los ojos abiertos, pero el esfuerzo fue en vano. Todo se estaba desvaneciendo ante mis ojos, como si una cortina negra cayera lentamente sobre mi visión. Sentí una debilidad abrumadora en mis extremidades, como si mi cuerpo se volviera pesado y fuera arrastrado hacia la oscuridad. Cada vez más débil, mi conciencia se desvaneció gradualmente hasta que finalmente me sumergí en un silencio oscuro e indiferente.
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El Corazón de Aelia
AcciónAelia Morgan, una talentosa artista de 25 años, se encuentra en una encrucijada después de un accidente automovilístico descubre que su vida corre peligro. Con un padre millonario que haría cualquier cosa para protegerla, se ve obligada a aceptar la...