12= Papá Seokmin

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Había leído el menú de izquierda a derecha al menos unas tres veces.

Resoplo, cambiando el peso de su cuerpo hacia la otra pierna.

Diez. Eran solo diez personas más las que tenía que aguantar para, por fin, hacer su pedido.

Para una persona normal, aquel tiempo que transcurrió en la espera de la fila no podría significar más que un poco de ello.

Pero para un papá de muchos niños a su cargo, los minutos eran horas y más aún con sus hijos regados por el establecimiento de no más de un par de metros cuadrados, separados.

—Vamos, Min. No eres ese tipo de padre —se dijo a sí mismo.

El tipo de padre que no puede permanecer un segundo sin estirar el cuello para observar como sea posible cada movimiento de los pequeños.

Había hecho un buen trabajo de crianza y debía confiar en ello.

—Uh, ¿buscas a tu hijo?

Se giró para observar a la persona que estaba detrás suyo.

—¿Cómo dices?

El extraño le sonrió.

—Tu hijo —repitió—. Lo supuse por tu cangurera.

Seokmin se vio a sí mismo.

Claro, aún la tenía puesta sin una personita allí dentro.

—Ah. Sí, es decir... no —carraspeo—. En realidad, son hijos. Cinco para ser exactos.

El contrario no pudo ocultar su sorpresa mediante la abertura de sus ojos y labios.

—Cinco, guau. Debe ser complicado.

—No es tan difícil como parece —se jactó orgulloso.

—¿Puedo preguntarte algo?

—Claro —sonrió amable.

—¿Cómo es que estás tan calmado?

Aquello hizo reír a Seokmin. No era la primera vez que lo escuchaba.

—Bastantes años de práctica, mi amigo.

—Guau —qué era ¿un perro?—. tengo un hijo, no sería capaz de tener otro.

—Oh, genial. Cualquier decisión es respetable —añadió sencillamente.

—Si, bueno te felicito —elogio con calma—. Ojala esta fila avance pronto, mi pequeño no durará demasiado en el área de juegos.

—Uno de mis pares está allí dentro también. No hay muchos niños por aquí hoy. Tal vez se habrán topado y jugado juntos.

—Tal vez.

Tal vez no.

Un silencio se formó entre ambos padres. Mientras tanto, dos personas menos se apartaban de ella para hacerlos avanzar.

Ocho mas.

Seokmin le sonrió cuando volvió a girar su vista detrás, solo para encontrarlo un par de centímetros más cerca de él. Carraspeo.

—Y dime, uh...

—Minjoon.

—Seokmin —se presentó—, ¿qué vas a ordenar?

Minjoon mostró un verdadero interés al escuchar la pregunta de Seokmin, pues había llamado su atención desde hace varios minutos. Min, por otro lado, solo lo hacía por mera cortesía.

—Un par de hamburguesas con jugo y un refresco —se encogió de hombros. Seokmin asintió—. ¿Y tú?

—Oh, créeme, no querrás escuchar la larga lista.

Papá, no olvides 13 para llevar - SVTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora