09= Papá Joshua

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–¡Cheolie, las hallé!

El mencionado giró su cuerpo entero por el grito extasiado de su hermano menor.

Jeonghan era bueno encontrando cosas y Seungcheol era el hijo más despistado, pues siempre dejaba sus zapatos por todos lados y luego no encontraba el par, cosa que Jeonghan arreglaba casi al instante, señalando donde se había encontrado todo el tiempo.

Cuando era más pequeño, Seungcheol hacía pucheros porque el menor lograba encontrarlo demasiado rápido al jugar a las escondidas.

De cualquier forma, Jeonghan lo perseguía incluso sin darse cuenta.

—Ya era hora —exclamó con cansancio—. Jeonghan, por qué no le llevas estos a papá, yo iré después.

—¿Ah? Pero debemos ir juntos.

Seungcheol rodó los ojos con fastidio.

—No tenemos que hacerlo.

Comenzó a caminar de pronto, con los materiales de Minghao completos en sus manos. Jeonghan le alcanzó en una zancada, tratando de seguir sus pasos.

—Pero papá Shua se molestará si llego primero con él —explicó—. Además, todavía falta aquel cuaderno gigante...

—Hao ya tiene muchos así, deja de preocuparte.

Jeonghan frunció el ceño, pero lo dejó pasar para seguir caminando junto a su hermano.

Al doblar el estante de papelería, Jeonghan planeaba esperar a su padre y demás hermanos en las cajas de cobro, sin embargo, se detuvo un poco cuando observó a Cheol ir por otro pasillo.

—¿A dónde vas? —le pregunto.

El mayor detuvo su andar y, con la mejor expresión que pudo poner en su rostro, se giró hacia Jeonghan.

—Daré una vuelta por ahí ¿de acuerdo? Puedes esperar en la fila y ahorrar tiempo.

Se giró nuevamente, borrando su sonrisa falsa, la cual no regresó, pues Jeonghan siguió insistiendo.

—Yo te acompaño...

—Jeonghan —llamó—. Espera donde te dije.

—Pero siempre vamos juntos.

—No tenemos que hacerlo —volvió a recalcar, empezando a caminar.

—¿Por qué no?

—Porque no.

—Cheol...

—¡Basta! —gritó— deja de seguirme a todos lados, me siento atormentado porque no puedo tener mi propio espacio, así que ¡para ya!

Cuando Seungcheol pudo darse cuenta, la cara de su hermano era incierta, pues dejó de verlo a él, aun con esos ojos entornados llenos de sorpresa. Pero no era eso, Jeonghan miraba detrás de su hombro.

Frunció el ceño y se giró para borrar la expresión y divisar a su papá detrás de él, con el carrito casi reventando en cosas y Joshua en un semblante tenso.

—Papá...

—No puedo creer que le hayas dicho eso a tu hermano —regañó—. Jeonghan, ven aquí.

—Pero, papá...

—¿Te enfadas conmigo?

Joshua suspiro pesado por la pregunta de su hijo mayor.

—Claro que me enfado —respondió—. Le debes una disculpa a tu hermano.

—¡No es cierto, Cheol! —el mencionado miró a su hermano menor, este estaba angustiado por la pelea que estaba comenzando entre ellos— ¡Papá! Conseguimos todo, solo falta un cuaderno. ¡Yo iré por él! Todo está bien.

Seguido de eso, el menor salió corriendo hacia el pasillo de antes en busca de la cosa faltante.

Mientras tanto, el cuerpo entero de ambos presentes estaba estallando en distintas emociones.

El enojo, por ejemplo.

—Mira nada más —siguió Joshua—. Hannie tiene un enorme aprecio por ti, no merece que lo trates de aquella manera. Discúlpate.

—No voy a disculparme por decir la verdad.

—¿Qué estás diciendo?

A Joshua le dolía el corazón escuchar aquello, cuando mencionó que se sentía de tal manera.

—Es así, papá. Lo único que ustedes me hacen sentir es asfixiante. Solo necesito mi espacio.

El hombre se quedó mudo ante ello.

—Yo... Min y yo te damos tu espacio, Cheol.

—¡No es verdad! —respondió agitado. Joshua trago sus palabras—. Todo el tiempo tengo que ser yo el primero en ser mandado a algo, siempre están sobre mí y no tienen ni la más mínima idea de cómo me siento. Y luego está Jeonghan, ¡ugh! No soporto tenerlo encima cada segundo del día, es sumamente insoportable. ¡Como si no tuviéramos suficientes personas en casa para molestar!

Su pecho subía y bajaba sutilmente por la descarga de adrenalina que experimentó al decir todo eso.

Sensación que abandonó su cuerpo cuando Jeonghan apareció sigilosamente a un costado de ambos.

Este apretó el cuaderno de dibujo contra su pecho y le miró con sus ojos algo cristalinos.

De nuevo algo se quebró, solo que esta vez no fue solo en Joshua.

—Lo siento mucho, Cheol.

Fue lo único que dijo el menor para después depositar suavemente el cuaderno en el carrito y caminar lento hacia otro pasillo.

Seungcheol suspiro, pero evadió por completo a su padre, pues fue en busca de la persona que había dañado más de los dos.

Por otro lado, Joshua trago el nudo en su garganta cuando divisó a su otro hijo correr rápido al final de la línea que tenía enfrente.

Sorbió su nariz y se empujó junto con las compras en dirección a Jihoon.

Sus hijos mayores podían resolver eso solos. Ya habría tiempo para conversar con Seungcheol sobre aquello. 








Había que poner algo de madurez, ¿no? 

-Much & Boo 

Papá, no olvides 13 para llevar - SVTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora