17= Papás | Final

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Había sido una carrera involuntaria. Una en la que solo uno de los papás ganaría.

Sin embargo, Seokmin, quien había llegado de manera normal, logró comenzar a aparcar en la acera cuando el auto contrario de su esposo se derrapó para detenerse frente al suyo.

Dejando a Seokmin y a los bebés a bordo un tanto sorprendidos.

—¡Es papá Shua!

Así como tardó en acomodarlos para entrar al auto, salieron de rápido para abrazar a su querido otro papá.

—¡Mis bebés! —gritó Joshua al bajar de su asiento para recibirlos en sus brazos.

Seokmin se acercó con Dino en sus brazos y pronto lo vieron los mayores, este colocó un puchero en su rostro.

—¿No hay abrazo para mí también?

Y lo hubo. Por lo que el intercambio continuó cuando ambos padres dejaron de envolver seres humanos para verse mutuamente y sentir un acelerado pulso en sus corazones al verse después de un par de horas que parecieron una eternidad para esta pareja enamorada.

Porque sí, los ojos de Seokmin brillaban en demasía por ver a su esposo tan guapo como siempre.

No, incluso más que nunca.

Y la forma en que Joshua se derretía por sentirse admirado por la presencia de tan resplandeciente ser que tenía a su lado.

—Hola, esposo —dijo Joshua primero.

—Hola, amor de mi vida —respondió.

Joshua río y se sonrojo como siempre lo hacía. Acortó la distancia para darle un beso de esas bienvenidas que tanto le gustaban.

—Están haciéndolo otra vez, ugh —exclamaron varios de ellos, algunos cerrando sus ojos y otros solo sonriendo hacia el amor que desprendían sus padres.

Un balbuceo se escuchó entre ellos y Joshua cortó el contacto para poder sostener a su bebé en brazos.

—Te extrañe tanto, pequeñín —exclamó, después recordó que no debía decir eso individualmente y miró a sus demás hijos con una sonrisa inocente—. ¡Al igual que a todos ustedes!

Seokmin río y observó a toda su familia.

—Entremos —dijo en voz alta—. Ayuden a papá con las compras.

Su ejército de niños se encaminó con bolsas y bolsas para adentrarse a su hogar.

Cuando todo estuvo en su lugar, los niños comenzaron a repartir sus respectivas ordenes de comida en la mesa.

—Todo salió bien, al parecer —mencionó Seokmin.

Tuvo la intención de tomar a su esposo de la cintura, sin embargo, Joshua se alejó un poco de él para dedicarle una mirada de reproche.

—Alto ahí, hombre de actos ilícitos.

El más alto frunció el ceño.

—No recuerdo haber cometido un error el día de hoy.

—Exacto, hoy —enarco una ceja—. El acelerador no es para los niños a bordo, tampoco para dejarlos en los pasillos sin supervisión. Y no hablemos de...

—Lo dice el que llegó a más de ochenta por hora.

Seokmin se cruzó de brazos frente a él.

Seokmin también sabía que lo único que podía conseguir era que la revancha se intensificara y él terminara perdiendo.

—Con que en esas estamos —acusó, con una expresión mucho más seria. Se giró mirando hacia sus hijos.

Seokmin debía pensar en algo antes de que a Joshua se le ocurriera una forma de castigarlo.

Miró a su lado donde estaba Dino sobre su silla con el cono sobre sus manos tratando de deshacerlo y sonrió en grande.

—Oh, no. No pienses que caeré ante la ternura de nuestro bebé —amenazó Joshua cuando este le tomó de la mano para acercarlo.

—Quiero mostrarte algo.

Acto seguido, puso a Dino en el suelo.

Josua frunció el ceño cuando se percató de que la postura no había sido sobre sus manos y rodillas, sino sobre sus pies directamente en el suelo.

—¡Dino! Él... está...

Balbuceo y miro como su hijo más pequeño daba un paso tras otro para alcanzarlo y abrazar sus piernas cuando llegó hasta Joshua.

—¡Tus primeros pasos! —exclamó tomándolo en brazos— Min, ¡sus primeros pasos! Espera... ¿ya lo había hecho antes? ¡acaso me lo perdí!

Su esposo río y los envolvió a ambos en sus brazos, admirando como el semblante de Joshua se relajaba con demasía para solo querer casi llorar de la emoción.

—No lo puedo creer —dijo encandilado—. Tantos hijos y no puedo dejar de emocionarme por esto.

Miro a Seokmin y este le beso rápidamente.

—Tantos hijos y nunca quise detenerme.

Joshua se enterneció y volvió a besar a su esposo. No se separó más que un poco para volver a hablarle.

—No me importaría intentar tener más —susurro para que ninguno lo escuchara.

—Cuando quieras —respondió y beso sus labios una vez más—. Te amo.

—Te amo.

Se sonrieron mutuamente y miraron a la mesa para comenzar a degustar su cena con toda su familia. Su hermosa, gran y perfecta familia.

—¡Papá! ¡olvidaste mi malteada! 




Fin. 







-Estoy muy feliz por al fin terminar de compartir esta historia con ustedes y ver que les gustó tanto, esperamos que nos sigan leyendo y nos encontremos en nuestra siguiente Historia!! 👻

-Boo

-Gracias por darle un chance a esta historia y darnos amor por ella. A mi fan y apoyo número 1 por tan lindos comentarios; Mariana. A mi coautora, el amor de mi vida; Boo, por escribir esto conmigo. Por favor, lector, no te vayas. Sigue apoyando a estas autoras y quédate a ver qué más traemos por delante. ¡Gracias!

-Much


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Papá, no olvides 13 para llevar - SVTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora