7. IMPULSO

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NOAH WATSON

Llegué tarde al servicio de hoy, así que me senté en las últimas sillas.

Es terrible llegar casi al terminar.

Pero, no tuve de otra. Estaba en una importante y aburrida reunió virtual.

Por cierto, casi lo olvido, mañana viene Paola a la empresa, su padre le compró un apartamento para que viva allí mientras está en el país.

Noah, concéntrate, vienes tarde y pensando otras cosas.

Está claro que esa vocecita ha sido mi subconsciente, así que mejor hago caso y me concentro.

La prédica fué sensacional, como todos los días, Dios siempre me sorprende con Su palabra.

Los del grupo de alabanza cantaron un último canto antes de despedir el culto.

Todos comenzamos a saludarnos con nuestro ya acostumbrado Dios te bendiga.

En el transcurso que avanzaba pude divisar a Ruby, ella está aquí.

Aún siento cosas por ella, pero no voy a permitir que me vuelva a lastimar.

Eso sí que no.

Estoy cansado de quererla en todo este tiempo, aún cuando no la ví en todo un año entero, pero ahora las cosas cambiarán.

Yo he cambiado en este tiempo y ella será testigo de ese cambio.

Estaba apunto de irme, pero no contaba con la decisión de la madre naturaleza o más bien, de Dios.

Afuera empezó a llover a cántaros, nadie puede irse hasta que pase.

Me detengo a hablar con Steven, para así no tener que acercarme a Ruby.

Volteé hacia el grupo de chicas, estaba Yahel, Lily, Stefani, Silvia, Ruby y por último se acercó la chica de las prácticas, que visita muy seguido la iglesia, pero que aún no es cristiana.

Ruby le sonreía a la chica, estaban hablando de algo que por la distancia no alcancé a escuchar.

-¡Noah! -gritó Yahel -ven, por favor.

Me acerqué con algo de nervios. Más bien, con muchos nervios.

Justo cuando llegué al grupo, la chica de cabello lacio me sonrió, pero lo más intrigante fué que, Jason tiró de su brazo, apartándola de nosotros y luego empezó a decirle algo.

-¿No saludarás a tu antigua empleada?, Oh, espera, amiga ¿No es así?.

Todas me quedaron viendo, pero cuando digo todas son TODAS.

Eso me asusta.

Sin embargo, no dije nada al respecto.

-emm... Hola Ruby -articulé con incomodidad.

-hola -respondió, también incómoda.

Le supliqué con la mirada a Abraham para que me rescatara, pero ni se inmutó.

Mi única salvación era Steven.

A los tres segundos llegó dónde yo estaba y les dijo a las chicas que tenía que hablar conmigo de algo importante.

-gracias -suspiré aliviado.

-que pasó, nunca te había visto tan incómodo en mi vida. Bueno, en lo poco que te conozco -susurró con media sonrisa.

-es una larga historia.

-tengo tiempo, eh, la lluvia aún no termina -esta vez sonrió más ampliamente.

Miré hacia fuera y, efectivamente la lluvia no cesaba, incluso me quedé inmóvil, obserbando la lluvia.

Gotas salpicaban la acera y las ventanas de cristal. En el asfalto mojado se podían ver las luces de los vehículos que pasaban. Me quedé estático por un momento, sin pensar en nada más, sólo obserbando con detenimiento. Todo iba bien hasta que...

-hellooo!! -me percaté que una mano se movía enfrente de mi cara.

Era la mano de Steven.

-tierra llamando a Noah.

-si, si.

-¿Estás bien?.

-si, sólo observaba la lluvia.

-ok. Me contarás la historia ¿Verdad?.

-n-n...

No me dejó terminar.

-¡Te ayudé! -sentenció.

-está bien, pero en otro momento.

-sigo desconfiando, pero, mejor es eso que nada.

Y, se fué.

La lluvia casi pasaba, me dirigí a la puerta para irme, antes de poder cruzarla, llegó la chica de la prácticas, me saludó, ella saluda como cristiana aunque no lo sea, bueno, sólo a mí, y eso la hace sospechosa.

Ruby también iba saliendo.

La chica de las prácticas se apresuró a hablar.

-oye Ruby -¡Oh, no!.

-¿si?.

-trabajaste en tecnogeneración, ¿Verdad?.

-así es -dijo sin voltear a verme.

-es una empresa muy linda.

-lo es, espero que al final de tus prácticas te den trabajo -agregó.

-¡Yo también! -saltó con emoción y me miró de soslayo.

-si... -cuál es su nombre, cuál es su nombre -ella es muy buena en lo que hace, es divertida y muy dedicada -terminé de decir.

¡No puedo creer que hayas dicho eso!

Si te consuela, yo tampoco.

Ni siquiera te acuerdas de su nombre.

No me interesa saber su nombre.

Oh, Dios ¡por qué soy un impulsivo!, ayúdame a controlarme.

Noté que sigues enamorado.

Ya no.

Si, lo estás.

¡Que no!

Y entonces, ¿por qué pretendías darle celos?.

No lo sé.

Ruby ya no está en mi vida, ni en mis pensamientos, mucho menos en mi corazón, es mi última palabra.

Luego de es pequeña, pero ardua batalla mental, Ruby se fué, sin darme la oportunidad de verle el rostro o más bien, su expresión.


¡𝕊𝕠𝕪 𝕖𝕤𝕡𝕠𝕤𝕒 𝕕𝕖 𝕞𝕚 𝕛𝕖𝕗𝕖! © ✵Amores inesperados #2✵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora