ANAHÍ
Las primeras semanas fueron maravillosamente agotadoras. Tuve que memorizar muchos nombres, muchas alergias e intolerancias y muchos gustos, pero estaba encantada con el proceso porque estábamos consiguiendo encontrar la dieta perfecta para cada jugador. Los primeros habían sido muy fáciles, Chris y Poncho vivían conmigo y llevaba controlando sus gustos y sus dietas bastante tiempo, así crear algo que les gustase y que además les ayudase en el campo había sido pan comido. Además de preparar las dietas para el equipo tendría que viajar con ellos para controlar lo que comen y las alternativas disponibles si alguno de los alimentos que necesitamos no estuviese, así que tenía que ponerme las pilas en cuanto a las propiedades de cada alimento y los sustitutos que pudiesen existir.
Jamás había estudiado nutrición, pero era una cosa que me encantaba y algo que, desde muy pequeña, había llamado mi atención. Supongo que, al comer siempre lo mismo los días de partido de Chris, empecé a interesarme por todas las alternativas igual de buenas y nutritivas que pudiese encontrar para intentar cambiar el menú alguna vez en casa. Aunque nuestra madre jamás dio su brazo a torcer y siempre teníamos el mismo menú: sándwich completo con pavo y queso fresco, y arroz de guarnición.
— ¿Vienes?
— Joder, Christian —exclamé, llevándome la mano al pecho.
— Lo siento —levantó las manos, como si fuese inocente—. Pensé que me habías escuchado hablar con Poncho mientras venía hacia tu habitación.
— Ni siquiera he escuchado como llamabas a la puerta.
— Ah, eso es porque no he llamado —lo miré fijamente mientras él sonreía de lado, idiota...—. Poncho y yo vamos a una fiesta con algunos del equipo, no solo jugadores. Por si te apetecía venir.
— Mmmm... Claro, ¿por qué no? —respondí, encogiéndome de hombros.
No es que me apeteciese mucho pero, ¿por qué iba a quedarme aburrida y sola en casa cuando podía salir de fiesta con el bombón de Alfonso? Habíamos vuelto a acostarnos un par de veces más y cada una de ellas había sido increíble pero, le echaba de menos. Era difícil pasar tiempo juntos teniendo en cuenta que estábamos la mayor parte del tiempo con mi hermano, así que era todo un logro haber podido disfrutar de él más de una vez. Aunque también estaba Bianca, que facilitaba nuestros encuentros, aunque no mucho. No sé por qué era una mujer que se hacía la difícil más de lo necesario así que, la mayor parte del tiempo, Chris nos ponía la cabeza como un bombo con ella.
— ¿Irá Bianca? —le pregunté, con la esperanza de que la respuesta fuese positiva y mi hermano nos dejase un poco en paz.
— No estoy seguro todavía —me contestó, haciendo una mueca—. Le he mandado un mensaje pero todavía no me ha contestado.
— Se hace la dura eh —sonreí de lado—. Me encanta verte sufrir.
— Yo no estoy sufriendo. Puedo tener a la que quiera cuando quiera, con solo hacer así —chasqueó los dedos—. Soy irresistible.
— Un asqueroso, eso es lo que eres.
Sabía que no pensaba que las mujeres fuesen objetos, y que las trataba como reinas cuando estaban a su lado, pero me encantaba meterme con él cada vez que podía.
— Cámbiate, nos vamos en una hora —terminó diciendo, sacándome la lengua y sonriendo ampliamente.
ALFONSO
Creo que estoy a punto de sufrir un infarto. Anahí ha decidido torturarme con lo que imagino debe ser un mini vestido de cuero negro, sin tirantes y tan corto como es posible. Las cremalleras y cordones que lo adornan hacen que parezca imposible de quitar o fascinantemente revelador si todos se pudiesen abrir.
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Irresistible
FanficAnahí decide huir de su pasado cuando abre los ojos con su tóxica relación y llega rápidamente hasta la casa de su hermano, Christian, para revolucionar no solo a este, sino también a su nuevo compañero de piso, Alfonso Herrera. Las cosas se empiez...