14

442 39 4
                                    

ANAHÍ

Esto iba a ser más difícil de lo que pensaba. Al final Alfonso se había dado cuenta de que algo pasaba, ¿cómo no iba a hacerlo si cada vez que lo miraba se me iluminaban los ojos?

Hace un rato le había notado mirándome mientras esperábamos para montar en el avión. Y luego no dejaba de pasearse por delante de mi para ver si mi acompañante se levantaba y podía sentarse él. Por suerte yo estaba en la ventanilla y la persona que estaba a mi lado estaba dormida como un tronco, así que Alfonso se tenía que conformar con mirarme cada vez que pasaba. Los del equipo viajaban en primera, pero yo había dicho que a mi no me importaba viajar en turista y aunque Alfonso había insistido en que pidiese también un asiento en esa zona, ahora me alegraba de no haberlo hecho porque entonces si, habría sido muy difícil librarme de él durante esas horas.

— Señor, tiene que volver a primera, por favor —escuché que le decía la azafata a Alfonso.

— Oh, si. Lo siento. Tan solo...

Abrí el oído un poco más, intentando descifrar lo que decía, pero la azafata ya le estaba empujando sutilmente para que avanzase hasta su asiento y el ruido del propio avión me impidió seguir escuchando.

Aunque minutos después lo descubrí, cuando la misma azafata apareció de nuevo con su gran sonrisa y despertó a mi acompañante sin miramientos.

— Disculpe, ¿podría dejar salir a la señorita que lo acompaña? —entonces se giró hacia mi y siguió—Ha surgido un pequeño cambio y necesito que me acompañe.

— ¿Yo?

— Eso es. Con su equipaje, por favor.

¿Qué había hecho? Me levanté de mi asiento cuando el chico salió al pasillo y con ayuda de la azafata bajé mi maleta y la seguí por el pasillo por el que minutos antes había pasado Alfonso. Cuando corrió la cortinilla y lo vi, me quedé de piedra.

— Por aquí, por favor.

— ¿Qué has hecho? —susurré cuando pasé por su lado, viendo como sonreía como un tonto.

— Nada —se encogió de hombros—. Simplemente te vi un poco apretada entre la pared y ese señor que roncaba como si fuese una motosierra y decidí que te merecías un poco de comodidad.

— Serás...

ALFONSO

Estaba decidido a hacer entrar en razón a Anahí, así que, como tenía la información de su billete gracias a Chris, entre los dos subimos la categoría de su billete para ocupar el asiento vacío que justamente estaba a mi lado.

Anoche había hablado con Chris del tema, porque no podía dormir y porque necesitaba un buen aliado a mi lado. Había pensado exactamente lo mismo que yo, que algo tenía que haber pasado para que actuase como lo estaba haciendo. Así que los dos estábamos decididos a averiguarlo.

— ¿En serio? —me miró al ver como me sentaba en el asiento contiguo al suyo.

— Todavía quedan un par de horas, ¿no te apetece estar cómoda?

— Sé que no lo has hecho solo por eso.

— Eres muy inteligente, cariño —le sonreí, inclinándome hacia su lado.

No tenía un plan fijo, pero quería conseguir que entrase en razón en el poco tiempo que teníamos.

— ¿Podemos hablar?

— Creo que no tenemos nada de que hablar, Alfonso. El tema es claro, he vuelto con Dylan.

— No está claro para nada, Annie. Además, si tanto querías volver con él ¿por qué no se lo has contado a tu hermano todavía? Se supone que estás feliz de volver con ese... ser, ¿no?

IrresistibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora