Siempre me había preguntado por qué nunca me enteraba de retos de escritura, y casi lloro cuando descubrí Es de Fanfics y que ellos llevan a cabo el Kinktober y el flufftober 🤧
En fin. Sé que Choki no escribe hace siglos... pero creo que esto es un...
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La cocina nunca había sido de mis cosas favoritas, y si soy sincera... lo odio.
¡Pero a Rio le encanta!
No solíamos hacer muchas cosas juntos, por lo regular era cada quien sus cosas y nos complementábamos, pero hoy lo había invitado a mi casa para cenar, y quería intentarlo.
—______-san— me dedicó una reverencia y entró dejando sus cosas para proceder a darme un suave beso en la frente —Esta mañana salí a recoger ingredientes frescos para nuestra cena.— me informó mostrándome las bolsas.
Me asustaba, no voy a negarlo.
—Eso es grandioso, Rio— le hice una seña para que se acercara y así poder besar su mejilla —Pasa.— y así se adentró hasta la cocina.
Comenzó a sacar lo que había en aquellas bolsas y repartirlas por toda la mesa. Yo sólo me dedicaba a mirarlo con una sonrisa. Quería irme... pero de verdad quería hacer esto especial.
—Y... ¿puedo ayudarte?
Dios, daría lo que fuera por haber capturado tan linda expresión; él, emocionado y con un brillito en los ojos como si se tratara de un niñito al que le compraron el juguete que quería.
—¿De verdad? ¿Quieres cocinar conmigo?— preguntó con notable emoción tomando mis manos. Solté una pequeña risa asintiendo. Corrió a su mochila y buscó entre ellas un trapo, al parecer un mandil —Yo... no sabía cuando esto pasaría, pero... es para ti— lo desdobló y me lo puso, haciéndome dar la vuelta para amarrarlo en mi espalda.
—Rio... es muy lindo, gracias— lo abracé.
—Yo mismo lo bordé.
Rio no podía ser más lindo, y yo no podía negarme más a cocinar junto a él.
—Y... ¿Cómo te ayudo? No suelo hacer esto— dije soltando una risa nerviosa.
—Hum...— parecía buscar algo entre todo su collage de ingredientes —¡ah! ¿Qué tal si me ayudas a hacer un puré de papa? Pon a cocer las papas y puedes ir mezclando un poco de crema, leche y queso para agregarlo y que quede mejor— dijo dándome uno a uno los ingredientes que mencionaba. Asentí haciéndole un saludo militar y tomé mis cosas.
Las papas ya estaban en la olla, mi mantequilla y crema también junto al queso y lo otro.
—¿_______?— preguntó Rio mirándome menear lo que había en mi olla —_____, se está quemando.— se apresuró a auxiliarme.
Claro entré en pánico y no podía dejar de disculparme.
Primer error.
—Rio... perdón... creí que estaba en la temperatura correcta y...— rio abrazándome.
—Tranquila. Es... es un poco complicado, hasta a mi me ha pasado.
Era muy lindo al tratar de justificar mi error.
—Perdón...
—Descuida. ¿Qué tal si mejor me ayudas... a sellar la carne? Sólo que se dore antes de meterla al horno, ¿si?— asentí.
Claro que podía hacer eso. Tenia pincitas y todo como para que algo saliera mal...
—¡AH!— grité de repente. Él claro corrió a mi auxilio. Fue en busca de un poco de pomada y dejó que actuara en mis recientes quemadas.
—Regla importante... no dejar el utensilio dentro del equipo. Se calienta y a veces no nos damos cuenta— me vendó y besó mi mano —Mejor algo frio... ¿La verdura para la ensalada?— asentí con una sonrisa de lado, sólo esperaba no arruinarlo de nuevo.
—¡________!
Había sangre... mucha sangre, y yo sólo podía llorar. Apagó todo y regresó por el botiquín tratando de parar la hemorragia.
—Hey... tranquila. No llores— dijo limpiando mi mejilla mientras continuaba haciendo su curación en mis dedos.
—Quería ayudarte... y una vez más dejaré que hagas todo porque yo simplemente no sé estar en una cocina— me quejé sorbiendo mi nariz soltando pequeños sollozos. Rio soltó una risa terminando con mi curación y me abrazó.
—Si puedes. Te lo voy a demostrar.— volvió a poner todo en acción. Horno, hornillas e incluso el microondas. Tomó mis manos y me iba guiando en lo que debería hacer. Reía levemente cuando hacia comentarios al respecto de estar nerviosa, pero no podía evitar estarlo teniéndolo tan pegado a mi y hablándome al oído a cada movimiento que hacia.
—¡Buala!— dijo sacando lo del horno y se quitó los guantes para poder servir mientras yo me sentaba —¿Ves lo que lograste hacer?
—Fue gracias a ti— miré mis heridas y los trastes en el fregadero —Yo sólo... intenté no morir— reí agradeciendo la comida y dando el primer bocado —Mm... quedó delicioso...
—Bueno, tiene tu sazón— rio —Deberíamos cenar así más a menudo... sin accidentes, claro— soltó una risita burlona —Me gusta ser tu ayudante en la cocina— Eso claro se ganó un beso.
Rio era sumamente lindo...
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Rio es una masita tierna que disfruta cocinar junto a su rayis, y si no le gusta, le ayuda o lo hace por ella. ¿Si o no? jsjsjs
