Siempre me había preguntado por qué nunca me enteraba de retos de escritura, y casi lloro cuando descubrí Es de Fanfics y que ellos llevan a cabo el Kinktober y el flufftober 🤧
En fin. Sé que Choki no escribe hace siglos... pero creo que esto es un...
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El otoño estaba llegando a Nagoya, y con él, fuertes lluvias que se encargaban de mantener frío el ambiente en cada parte de la división.
Podría aparentar otra cosa, pero en realidad, no me gustaba la lluvia, al menos no las fuertes tormentas, me impedían ir a visitar a Hitoya-San y Kuko-San, además, algunas veces me dejaban sin luz y eso me aterraba mucho desde que una de mis ventanas se rompió en medio de la oscuridad gracias a una tormenta.
Sin embargo, no todo el tiempo había sido así, aún tenía vagos recuerdos de mi niñez en los que mi abuela aprovechaba las lluvias para consentirme un poco luego de recogerme de la escuela. Preparaba chocolate caliente y me dejaba elegir el programa mientras ella tejía para su trabajo, me ayudaba pacientemente con mi tarea y me daba un premio cada vez que lo hacía bien. Cuando terminaba de tejer y yo de escribir, hacíamos un fuerte de almohadas juntos y ella pretendía ser una damisela en apuros, entonces aparecía yo a rescatarla del malvado rey helado que provocaba el frío en Nagoya.
Recordar esos pequeños momentos me hacía feliz sin importar el clima o la época del año en la que estuviera y eran ese tipo de cosas las que me hacían sentir su calor cerca aunque estuviera en medio de un frío indescriptible.
Hoy era un día lluvioso, no me sorprendería si en el resto de divisiones llovía también, no era como si el partido de las palabras pudiera manipular el clima a su gusto, de cualquier modo, la lluvia no era tan fuerte como para asustarme, de hecho apenas y se escuchaban los chapoteos de la gente corriendo afuera en busca de encontrar un lugar para resguardarse mientras el agua pasaba.
Siendo sincero, la idea de dejar pasar a todos los que estuvieran cerca era tentadora, no me hubiera gustado estar en el lugar de quienes me rodeaban en medio de un día lleno de nubes grises y un clima poco cálido.
-Me pregunto si será buena idea llamar a los chicos para saber si están bien...- cuestioné para mí mismo, observando por la ventana como la fuerza con la que el agua caía aumentaba con cada segundo que pasaba.
Escuché sonar a lo lejos una canción de Black Stones anunciando la llamada de alguien cercano, pues únicamente tenía ese timbre para tres personas especiales.
-Hola, habla Aimono.
-Jyushi~ ¡Es un alivio que respondes!- escuché al otro lado de la línea, sonreí levemente al oír su voz.
-______-San... ¿A qué se debe tu llamada?- escuché su respiración entrecortada sin darme respuesta, eso me alertó al instante. -¿Todo está bien? ¿Dónde estás? ¿Volviste a pelear con Ichiro-San?- siguió sin responder.
-¿Estás en tu casa?- solté un sonido de afirmación. -Entonces sal y no me cuelgues.- escuché una risita burlona de su parte, seguida de unos pasos apresurados y una respiración agitada.
Ciertamente me cuestione mucho si salir o no, aunque todavía no fuera una enorme tormenta, la lluvia me seguía aterrando, pero tampoco podía fallarle a ______-San.