3. "Las malas noticias vienen en grupos"

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—Tu papá tiene una herida en el cuello, pero pequeñita, ¿ok?— le dijo a Sarada, mientras la guiaba de la mano hasta la habitación siete —Aún así, hay que tener cuidado. No puedes tocar la venda ni hablar alto— indicó.

—Yo lo voy a cuidar, siempre lo hago en casa— respondió ella, apretando más el perrito de peluche contra su pecho. Naruto sonrió y despeinó un poco su cabello negro, en gesto cariñoso.

Justo al llegar a la puerta, lo interceptó su enfermera, la que no habló hasta que el doctor le prestó atención, pues se había quedado mirando como Sarada abrazaba a su papá, y este, con cuidado, se inclinaba hacia un lado y dejaba un beso en su frente antes de volverla a abrazar.

—Doctor Uzumaki...— llamó Tenten y Naruto sacudió la cabeza, entonces percantádose de que le tendía una carpeta —Son los resultados de la resonancia.

—Oh, gracias. Los estaba esperando.

—¿Volverá a su casa?

—Quería ver a la directora Senju, ¿sabes si está en su oficina?— preguntó, algo distraído con las páginas.

—La ví hace un rato en la cafetería.

—Está bien— respondió y sonriente se despidió de ella antes de entrar a la habitación.

—El doctor bueno, me dijo que estabas mejorando— decía Sarada mientras Naruto buscaba una silla para sentarse.

—"Doctor bueno"— murmuró muy bajo para sí mismo, con mucha satisfacción y abriendo otra vez la carpeta sobre sus rodillas.

—¿Cuándo nos vamos?— preguntó.

—Creo que tendremos que quedarnos unos días— contestó Sasuke.

—Pero debo ir a la escuela ¿No te puedes curar en casa?

—El "doctor bueno" necesita que tu papá se quede un poco más aquí, para poder cuidarlo como se debe— dijo Naruto y Sarada hizo un puchero —Respecto a eso, señor Uchiha; le expliqué a la trabajadora social su situación, y aunque la niña se puede quedar, me dijo que necesita algo de ropa. Si me da permiso, puedo llevarla yo mismo para que la busque.

Sasuke lo miró y entonces pareció pensativo por un momento antes de asentir.

—Las llaves están en mis cosas— respondió, señalando el pequeño armario de la habitación.

Naruto asintió y siguió leyendo, escuchando de trasfondo la voz de la niña, quien ahora no paraba de hablar sobre todo lo que había hecho mientras su padre no estaba. Sin embargo, tras pasar a la siguiente página, el doctor frunció tanto el ceño, que llamó la atención de su paciente. Con un gesto brusco pasó otra hoja y luego a la de atrás, antes de levantar la mirada y encontrarse con los ojos ansiosos y oscuros de Sasuke.

—¿Ocurre algo, doctor?— preguntó con cuidado.

—Mmh... No, es que... debo pedir una segunda opinión sobre los resultados. Subiré un momento para ver a mi tutora— indicó —Cuando regrese iremos por tu ropa, Sarada— se forzó a sonreír y ella lo despidió con su manita.

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—Que oportuno eres— dijo divertida la directora, con un poco de sarcasmo —Ya estaba por irme— suspiró, cayendo sobre su asiento destrás del escritorio, y arrojando su bolso a la mesa.

—Tengo un caso del que quería hablarle. Un paciente masculino de veintiséis, con un meningioma— informó Naruto, ocupando también una silla, y pasándole la historia clínica.

—Me da mal sabor de boca que me hables de una patología neurológica. Todavía estoy molesta de que hayas pausado tu especialidad casi al final, y preferido irte para urgencias— murmuró, mientras observaba los papeles.

Mi héroe de Blanco (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora