14. "Opciones sobre la mesa"

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Había insistido en ir con él, pero Naruto se justificó en que debía descansar; así que se marchó solo a buscar a Sarada, sin apenas mirarle a los ojos. El ambiente se puso muy tenso después de ese beso en el baño, y todavía más cuando el doctor trajo a la niña y luego se volvió a marchar en el auto, sin decir nada.

Sasuke había cargado con enormes pesos a lo largo de su corta vida, y podía decir claramente, que rechazar de esa manera a alguien que le gustaba tanto, era una de las mayores pruebas que había tenido que soportar. Y no es como si no lo volviera a ver; vivían en la misma casa, dormían a tan solo metros uno del otro, comían en la misma mesa. Con qué cara podría observarlo o tratarlo como antes, cuando ambos habían cruzado una línea que no debieron ni tocar. Ya con dejar a Sarada era suficiente...

—No lo hago por mí— murmuró muy bajo en el sofá, y luego pasó la mano por su cabeza por décima vez en media hora, como buscando algo que lo anclara a la realidad, y le recordara que no podía soñar a esas alturas.

—¿Papá, estás triste?— preguntó ella, levantándose de su lugar en la alfombra y yendo a sentarse en su regazo. Sasuke negó y la dejó igualmente tocar su cabeza —No te preocupes, el cabello vuelve a crecer— consoló inocentemente.

—Lo sé— respondió con una leve sonrisa y apretando suave su naricita entre el pulgar y el índice, sacándole una risita juguetona —¿Cómo la pasaste en casa de los señores Uzumaki?

—¡Muy bien!— exclamó animada —La señora Kushina fué muy buena, y el papá de Naruto me preparó el desayuno más rico ¡Panqueques de miel y fresas con crema!— dijo con un mohín —Vimos un montón de fotografías y luego hablamos de muchas cosas antes dormir.

—¿Sobre qué?— preguntó atento Sasuke, apoyando el codo en el apoyabrazos del sofá y el rostro en su mano.

—Pues, sobre mi escuela, y también me invitaron a pasar unos días en su casa en la playa ¿Puedo ir?

—No veo porqué no— se encogió de hombros.

—¡Sí!— exclamó muy alegre —Y dormí en el cuarto de Naruto cuando era niño— dijo en modo de información secreta y Sasuke levantó una ceja, muy curioso.

—¿Y cómo es?

—Tiene muchos objetos, trofeos y pósters de bandas de rock. También un montón de figuras de acción puestas en repisas, y sus sábanas eran de Harry Potter— rió, diciendo lo último en forma de susurro —Aunque la señora Kushina las cambió y puso unas limpias que olían muy rico.

—¿Dormiste bien?

—Muy bien, pero te extrañé mucho— añadió, abrazándolo de repente —Yo sé que te sentías mal ayer— balbuceó sentida sobre su ropa.

—Pero ya estoy bien. Naruto me dió un medicamento que me ayudó a dormir. Recuerda lo que te expliqué...

—"Papá es fuerte, papá puede con todo"— repitió ella, pero su ánimo había descendido considerablemente —A veces no está mal pedir ayuda, dijo mi maestra. Estar solo es muy triste...— se calló por unos segundos y Sasuke pudo notar como le temblaba la barbilla, haciendo su voz un poco más fina y estrangulada —No me dejes sola.

—¡No...!— exclamó Sasuke con rapidez —Siempre estaré contigo, Sarada, siempre velaré por tí. Donde quiera que papá vaya, Sarada siempre será mi pequeña niña, mi más grande tesoro... Y te prometo que estarás bien y serás muy feliz. Así como esa primera vez que te ví sonreír en mis brazos, quiero que lo hagas siempre, porque mi hija merece todo lo bueno de este mundo... mi hija merece panqueques y fresas, cuentos antes de dormir e infinitos abrazos y besos...— aseguró y la abrazó fuerte, ocultando sus lágrimas

Mi héroe de Blanco (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora