04. El cáliz de fuego

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Nota: ¿Seguimos? Ahora es cuando la historia se vuelve más interesante.

En memoria de Michael Gambon y Richard Harris, les dedico este episodio. DEP.

***

-¿Es un poco tarde? ¿No crees?- dijo él pidiendo unas buenas explicaciones.

-Eh, Ominis...em...no es tan tarde- respondió ella de forma evasiva y mirando hacia otro lado.

-¿Tú y Garreth? ¿Es algún tipo de broma?- sí, definitivamente estaba molesto- fuiste a Hogsmeade sin permiso, nuestra casa podría haber perdido puntos-.

-Vamos Ominis, no te importan los malditos puntos- Lana estaba harta que él fuera tan juiciosa sobre sus actuaciones.

-Tienes razón, no me interesan los malditos puntos, me importas tú y no me haces caso en nada de lo que te digo- cambió de estar molesto a preocupada, cierta angustia apareció en su rostro.

-Lo necesitaba, la última cosa que quería es decepcionarte y sabía que no lo dejarías pasar pero...- se sintió derrotada al haberle fallado.

-Basta de excusas, esta no eres tú, no la Lana que yo solía conocer y soy plenamente consciente de que te importo...y Anne- pareció dudoso- así que por favor, no abandones el castillo otra vez-.

-Bien- respondió ella de mala gana con un seco, áspero tono y un resoplido que hizo que un mechón de cabello se moviera.

Ominis sintió un sentimiento amargo en su garganta, aquella mirada de ella. Le empezaba a recordar de cuando Sebastian perdió la cabeza y no le gustó para nada. "Ella no", pensó.

-No vas a hacerlo ¿Verdad?- le preguntó de nuevo y sabía la respuesta. Ella no iba a escucharle.

-¿Va todo bien por aquí?- una Anne somnolienta bajando por las escaleras de acceso a las habitación apareció frotándose sus cansados ojos.

-Estamos perfectamente bien ¿A que sí Ominis?- comentó Lana, haciendo un gestó confiado hacia él y rodando sus ojos.

 -Claro, nada ha pasado- ella sabía que lo había fastidiado, apretó sus ojos disgustada.

-¿Estáis seguros? Parecía como si estuvierais discutiendo- Anne no estaba segura de qué estaba sucediendo.

De repente, todo alrededor de Lana comenzó a verse borroso y su vista se volvió negra. Sintió como si se fuera de desmayar. De  un momento a otro, se encontró en los brazos de Ominis, el cuál no paraba de preguntarle cómo estaba. Toda la situación le pareció ajena a ella y un terrible dolor empezó a alcanzar cada hueso de su cuerpo, un calor interior agitó sus entrañas y un agudo pinchazo apretó su corazón. Solo duró unos segundos, pero fueron los segundos más largos de toda su vida. Le hizo recordar de cuando Sebastian le lanzó crucio delante del scriptorium. Después de eso, Anne le ayudó a ir a su habitación para que pudiera dormir y descansar. Tuvo dificultades para convencer a Ominis de que todo estaba bien y se que solo había bebido y bailado demasiado en las Tres Escobas. La peor excusa sin lugar a dudas. Ominis no lo compró en ningún momento, porque el supo de muy buena mano las consecuencias de las maldición cruciatus y lo que ella sintió fue muy similar a esta para no percatarse.

*                            *                            *

Al día siguiente en el desayuno, todo el mundo estaba hablando sobre quién iba a lanzar su nombre en las llamas azules del cáliz de fuego. Mientras Lana comía algunas salchichas con salsa de tomate, pudo escuchar como dos estudiantes de primer año de Gryffindor estaban hablando muy emocionados sobre el Torneo y quién sería el más valiente para lanzar su nombre al cáliz sin prácticamente habilidades mágicas. "Vamos Dumbledore, deberías probarlo, sé que puedes", dijo un chico bastante bajito y con un cabello negro desaliñado y con una nariz puntiagudo. "No, Elphias, acabamos de empezar en Hogwarts, no tiene ningún sentido". Los dos continuaron susurrando, para que nadie pudiera escucharles. Lana podía jurar que ese tal Elphias Doge iba a continuar insistiéndole a Albus Dumbledore un rato más. Era muy imprudente por parte de dos de primer año, el ni siquiera considerar el participar en una competición como aquella.

Hogwarts Legacy y el Torneo de los Tres MagosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora