JESSE ABERNATHY
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—Sigo sin entender por qué no se lo dices.
Le dedico a mi amigo Will una mirada de fastidio antes de tomar otro trago de mi cerveza.
—Porque va a rechazarme.
—¡No lo sabes!
Si, si lo sé.
—¿Has visto la forma en que mira a ese imbécil? —golpeo la madera de la barra—. ¡Sus ojos brillan como malditas luces cada vez que lo ve!
Will entrecierra los ojos porque sabe de qué mierdas hablo. El jodido detective Grey y lo que sea que tenga con mi Annie.
Ese imbécil.
—Solo digo que deberías ser honesto, Jesse. Ella merece saber lo que sientes, y sobre todo tú mereces que ella lo sepa.
Resoplo porque esto es más complicado de lo que Will piensa. Ana prácticamente me ignora cada vez que ese fulano aparece, como si no pudiera estar lejos de él por mucho tiempo.
—Soy honesto, Willie. Annie lo prefiere a él.
Ha estado pasando las últimas tardes con él después de la academia. Según dijo, la ayudará a mejorar su puntería en el campo de tiro y eso me molesta porque conoce mi experiencia, debió pedírmelo a mí.
Soy un maldito francotirador de primer nivel, no un puto policía con una placa brillante.
Me termino la cerveza de un solo trago y le hago una seña al barman para que me dé otra. Y una sin alcohol para Will, que decidió acompañarme en esta deprimente tarde.
—Me gustas... —lo escucho decir y me giro para mirarlo.
Mis cejas se fruncen cuando el rostro de Will se pone completamente rojo.
—¿Crees que decirle eso funcione, hermano? Lo dudo mucho.
Por el rabillo del ojo lo veo terminar la botella anterior, luego toma la botella recién abierta y toma otro largo sorbo.
—Pero puedes comenzar por ahí y medir su reacción, Jess. Si ella siente al menos un poco lo que tú, tendrá curiosidad.
—¿Lo crees?
—Si.
Para ser honesto, me ha parecido una batalla perdida desde que ella lo eligió ese primer día. No me ha contado su situación con él, y he sido cobarde al no preguntar.
—Tienes razón, debería ir ahí y se enfrentarla de una jodida vez, así sabré qué esperar. Mierda, jamás tuve problemas de chicas.
Will se ríe.
—Ahora estás siendo un culo arrogante, no le digas eso a Annie si deseas salir ileso.
Pensar de nuevo en ella me hace sonreír porque es la persona más divertida que conozco. Una pequeña cosita hermosa con carácter que papá amaría tener en la familia. No tanto al senador Steele.
—¿La invitarás a la gala?
¿Qué?
—¿De qué hablas?
Willie frunce las cejas y arruga la nariz con desagrado, luego sonríe porque el idiota sabe algo que yo no.
—La gala anual del departamento de policía, Señor Abernathy. Pensé que sabías.
¿La gala que estresa a papá cada año? ¿A la que nunca voy?
—La gala... —balbuceo—. ¿Crees que Ana quiera ir?
Ni amigo asiente rápidamente.
—¡Por supuesto! Es una oportunidad para convivir con los futuros jefes.
Hmm.
No estoy seguro de su debería ir, pero sé que a papá le encantará tenerme cerca para apoyarlo, y si Ana va conmigo, la velada sería muy interesante.
—Bien, voy a decirle esa mierda de la convivencia y esperar a que funcione. —echo un vistazo a mi reloj y veo que son casi las 8 de la noche. Annie debería estar en casa—. Lo haré ahora mismo. Deséame suerte, Willie.
Dejo unos billetes en la barra antes de salir corriendo hacia mi auto. Sé que si llamo a Ana y le pregunto si podemos hablar, sospechará que algo ocurre y podría arruinar las cosas. Prefiero el elemento sorpresa.
En cuestión de minutos estoy parado afuera de su puerta, tocando el timbre para que la ama de llaves me sonría como cada vez que me ve.
—Joven Jesse —me saluda antes de que pueda saludar yo—. La señorita Steele está en su habitación.
—¿Podrías llamarla por mí? —pido, así evito entra y toparme con su madre que me hace sentir incómodo.
—Claro.
Mientras la chica la llama, repaso en mi mente las palabras de Will una y otra vez. O al menos lo hago hasta que Ana atraviesa la puerta principal.
—¿Jess?
Sus cejas están fruncidas y ni siquiera he dicho una puta palabra. Carajo, esto es más difícil de lo que pensé.
—Hey —balbuceo—. ¿Estabas ocupada?
Hablando con ese idiota, quiero preguntar, pero me contengo. No la hagas enojar, Jess. Solo habla, dilo sin rodeos, venga...
—No, ¿Qué pasó? ¿Está todo bien?
—Si —carraspeo un poco—. Estaba hablando con mi padre sobre la gala que será en tres días por el aniversario del departamento de policía.
Ella parece no entender lo que digo, porque me mira fijamente con esos enormes ojos azules.
—¿Quieren que ayudemos a vigilar? Creí que la academia de policía no estaba capacitada para algo así.
—No, no... Ellos no... Dijeron eso —otro jodido balbuceo—. Yo digo que deberíamos ir para conocer a nuestros futuros jefes y causar una impresión.
Solo entonces sus cejas se arquean con sorpresa.
—¿Podemos estar ahí?
—Si —sonrío señalándome—. Todos los policías de la estación están invitados y uno de ellos puede invitarnos...
Casi puedo ver el chillido de felicidad antes de verlo, luego Annie se lanza a mis brazos y se cuelga de mi cuello.
—¡Eso es genial! ¡Gracias Jesse por decírmelo! —se aparta con sus bonitos ojos brillantes—. Le diré a Christian que tenemos una cita.
Me toma al menos tres segundos captar todo el puto asunto.
¿Qué?
—¿Christian? —repito la única palabra en todo su discurso que no encaja con mis planes. ¿El jodido Grey?
—Si, mi novio.
Agh, mierda, ¡Lo sabía!
No me queda más remedio que controlar mi expresión y asentir, mientras ella se aparta aun sonriendo.
—Claro, si, dile. —incluso tengo qué controlar un resoplido de frustración—. Quería que supieras para que tuvieras tiempo de alistarte. Sé cómo son las chicas con ese asunto de las fiestas.
Mi hermana habría brincado por todos lados al menos una semana por la posibilidad de un vestido nuevo.
—Gracias Jess.
—De nada, Annie. —golpeo su hombro con mi puño en una despedida incómoda—. Te veo mañana en la academia.
No espero su respuesta, salgo de ahí lo más rápido que puedo. ¿Qué carajos le ve a ese imbécil?
Supongo que es momento de hablar con el Senador Steele sobre su pequeña hija.