Otro día más, la misma rutina, sabiendo que mañana será igual.
El oncólogo se encontraba en su oficina, preparándose para dar otra clase especial a un grupo de estudiantes diferentes, debido a la anterior recibió muchos correos de chicas que hacían especialidades o del área de la enfermería invitándole a comer o simplemente seguir tomando clases extras con él, obviamente no iba a contestar a ninguno. Había estado revisando sus notas y asegurándose de que su presentación estuviera en orden. La charla se centraría en los avances recientes en los tratamiento y las estafas de curas milagrosas en Oslo y México.
Mientras organizaba sus materiales, recibió una llamada inesperada. Era su secretario, Logan Nelson, quien estaba al lado pero prefería usar el teléfono de su oficina.
—¿Sí?
—Buenos días doctor Gordon, solo era para recordarle sobre lo del departamento de medicina de la universidad, recuerde que contrataron a un fotógrafo, vendrá esta tarde para tomar fotos para el anuario de la facultad.
Era un recordatorio que había olvidado, pero no podía posponer la sesión de fotos. Lawrence suspiró con resignación y agradeció al chico por la notificación. Sabía que debía hacerlo, aunque preferiría centrarse en la enseñanza de hoy sin distracciones. Decidió que aprovecharía la ocasión para tomarse un tiempo y revisar su apariencia antes de la sesión. Se dirigió al baño de la clínica, donde se lavó el rostro y ajustó su bata blanca para asegurarse de que se viera impecable.
Cuando regresó a su oficina decidió que, en lugar de apresurarse, se tomaría un par de minutos adicionales para revisar su presentación una vez más y cuando menos se lo esperó llegó la hora, se dirigió a una sala vacía que habían apartado especialmente para ellos y tomando una botella de agua de paso, abrió la puerta de la habitación encontrándose a los chicos nuevos, quienes habían llegado temprano para la clase. Saludaron con entusiasmo al oncólogo y se sentaron en sus lugares. El médico les explicó brevemente la situación con el fotógrafo y pidió disculpas por cualquier interrupción que esto pudiera causar.
La clase transcurrió sin problemas, y los estudiantes estaban ansiosos por aprender de su experimentado profesor. Durante la presentación, un joven entró y se puso a trabajar de manera discreta, y Lawrence quedó sin habla durante unos segundos. La cara del chico es bastante cuadrada, el pelo que la enmarca es de color chocolate oscuro, e incluso desde allí atrás, el doctor puede ver los anillos de color púrpura oscuro que abrazan ojeras. Lawrence no recuerda haber visto al hombre antes.
Intenta ignorarlo, tosiendo para aclarar su voz mientras el delgado chico va tomando fotos tanto de la interacción del oncólogo con los estudiantes como de los momentos en los que explicaba conceptos médicos clave. Al final de la clase, Lawrence se tomó un breve receso antes de regresar al baño para asegurarse de que su apariencia siguiera pulcra, no estaba seguro por qué volvió a hacerlo, de repente se sentía nervioso, no recuerda tener pánico a las cámaras. Cuando se siente satisfecho con la forma en que había manejado la situación, y aunque las fotos no eran su prioridad, quería que reflejaran su profesionalismo.
Cuando regresó el fotógrafo le indicó en silencio con un dedo que se colocara en diferentes posiciones y expresiones para capturar una variedad de imágenes. El oncólogo sintiéndose un poco abrumado siguió las indicaciones, tratando de mantener una expresión seria pero amigable, que transmitiera su dedicación a la medicina y no sus repentinos nervios. La sesión de fotos duró unos veinte minutos, y a pesar de la interrupción inesperada, el doctor estaba agradecido de que la clase se hubiera desarrollado sin contratiempos. Con una sonrisa genuina, regresó a su trabajo entristeciendose un poco cuando el chico se fue de la sala.
Horas después, Lawrence se encontraba disfrutando de un breve receso en el hospital, necesitando un respiro después de una larga jornada. Decidió subir al balcón de una de las salas médicas para disfrutar del aire fresco y despejar su mente pues ha estado distraído toda la tarde. Mientras miraba detrás del ventanal, notó la figura de un joven de aspecto desaliñado que estaba de pie en el otro extremo del balcón. El chico parecía estar fumando, y una fina columna de humo se elevaba desde su cigarrillo. Cuando se tomó el atrevimiento de acercarse lo suficiente la expresión en el rostro del castaño era enigmática, y su mirada se perdía en la distancia. El doctor, aunque sorprendido por la presencia del joven aún en área médica, decidió aproximarse más con precaución.
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Tears Don't Fall [Chainshipping]
FanfictionLa vida del doctor Lawrence Gordon se ha consumido completamente por la rutina, a pesar de tener una maravillosa esposa, una hija cariñosa y ser uno de los mejores oncólogos del estado, ni siquiera su trabajo parece brindarle alegría alguna en su vi...