3-Perdoname si te hice pensar que me quedaría

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Han pasado semanas desde que vio a Adam. Y Lawrence no ha podido estar tranquilo desde entonces. Hay un extraño sentimiento de abstinencia que se asienta en el aire a su alrededor después de la última vez. Le había gustado la compañía de Adam. Es como si se le hubiera quitado un pequeño peso de encima.

Sacude los pensamientos del otro hombre tan rápido como se acumulan. Tiene trabajo que hacer.

Aún no comprende del todo porque Adam dejó una marca tan grande en él, solo lo vio por unos minutos e intercambiaron unas cuantas palabras, su rara obsesión lo estaba atrasando en cuanto a cosas que tenía por hacer, observaba las imágenes en su computadora pensando en si debía comunicarse con Logan para obtener los detalles de la información del chico. Dudaba sobre si debería ponerse en contacto con él para al menos volver a oír su voz aunque no sabía que tan raro le parecería a su secretario. El doctor Gordon era meticuloso en su trabajo y deseaba que todo estuviera perfecto.

Por un lado, la timidez que a menudo caracterizaba su personalidad lo hacía reacio a tomar la iniciativa. Temía parecer intrusivo o molesto. Además, estaba convencido de que Logan estaba ocupado con otras tareas más importantes y no quería agregarle más trabajo. Pero por otro lado, la profesionalidad de Lawrence (o quizás solo una excusa para hacerlo sentir mejor) le decía que era su responsabilidad garantizar que todo saliera bien en su clase y que las fotografías que tomó Adam representarían su trabajo en el anuario. La calidad de las fotos era esencial para él, y no quería dejar nada al azar. O quería convencerse de eso.

Finalmente, después de un rato de duda, decidió que debía actuar. Tomó el teléfono y marcó el número de Nelson.

—Buenos días.

—Buenos días doctor Gordon ¿qué necesita?

—Me preguntaba si tenías el número del chico que hizo las fotografías del anuario, o si fueras tan amable de comunicarte con él y decirle que me llame.

El rubio apretó fuertemente los ojos deseando que él no hiciera preguntas o que no dejara ver su curiosidad sobre lo raro de su situación. Hubo un silencio en el que solo escuchó el sonido de un teclado.

—Por supuesto, doctor.

La conversación fue breve y cordial, y él le dejó saber que haría lo posible por encontrar algo de su información. La experiencia le recordó que, en ocasiones, tomar la iniciativa puede ser fundamental para lograr los resultados deseados, y que la comunicación abierta y efectiva es esencial en cualquier entorno profesional, pero con esto sabía que no tenía nada que ver con trabajo, y con los nervios revolviendo su estómago se sentó a esperar pacientemente.

La final de la tarde la verdad no tenía muchas esperanzas de que dieran con el chico ya sea porque estaba ocupado o porque no le interesa comunicarse con el rubio, en todo caso entendería, pero como si se tratara de una intervención divina, el teléfono de Lawrence suena en el momento en que coge su bolígrafo.

—Hola, habla el doctor Gordon.

—Pensé que habías dicho que te llamara Larry.

Oye una risa detrás de la línea y siente que puede respirar otra vez. Los músculos de su estómago empezaron a moverse otra vez creando un nido de mariposas.

—Adam.

—El mismo, ¿necesitabas algo, Doc?

—No, solo... me alegra saber de ti.

Lawrence casi olvida que fue él quien mandó el mensaje de su llamada, se sintió estúpido pero a la vez muy feliz.

—Bueno, he estado bien, supongo. Tuve una pequeña avería hace un par de días... Y pues... solo que ha sido un día largo.

Tears Don't Fall [Chainshipping]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora