La Rivera Francesa brillaba bajo el sol. Max yacía en una tumbona al lado de la piscina del hotel y trataba de hacer acopio de energías para trasladarse a la sombra.
Pensó, soñador, que aquello era un paraíso. Ir de vacaciones solo no era tan malo como había temido; le daba ocasión de recargar las pilas. Londres y su empleo en el periódico lo habían estresado mucho.
Apenas acababa de pensar en Londres cuando se acerco un camarero para anunciarle que lo llamaban por teléfono.
-¿A mí? ¿Está seguro?
Apoyó sus largas piernas en el suelo y los dos hombres que habían en la barra del bar lo miraron con admiración.-Muy seguro Signior Verstappen-Repusó el camarero.
-De acuerdo, gracias-Se apartó el pelo de la cara con impaciencia y tomó el teléfono inalámbrico que le tendía el hombre.-Max, soy Mick. Tengo noticias-Anunció una voz animosa al aparato.
Era su editor, Mick Schumacher. Un joven de 26 años y tan duro como el acero.. Y no le gustaba la alegría en su voz.
-Sólo te perdonaré esta llamada si se ha quemado la redacción o si el Primer Ministro se ha fugado con una monja-Repusó Max. No quería que le recordaran el trabajo era injusto. Todo el mundo tenía derecho a unas vacaciones.
-Vamos Max, se que estas mortalmente aburrido y deseando volver al trabajo. Te conozco, eres un periodista muy bueno y no puedes ser feliz si no estás persiguiendo una historia.
-Sigue soñando-Murmuró él.Mick prosiguió como si no lo hubiera escuchado.
-Tengo una exclusiva de primera y está justo a tú lado.
El joven se mordio el labio inferior, pero no pudo reprimir una pregunta.
-¿De qué se trata?
-Sergio Pérez está en una villa muy cerca de tu hotel.
-¿Y? ¿A qué viene eso? Es un escritor famoso; supongo que pasara mucho tiempo en su casa de Francia.
-La hija de Charles Leclerc ha sido enviada a su casa. Lo han llevado bastante en secreto, los demás periódicos no saben nada aún.
-¿Es fiable esa información?-Preguntó Max.
-Mucho. La pequeña Maksim ha llegado esta mañana a la casa de Sergio.Max sintió una punzada de interés. Charles Leclerc había salido mucho en los periódicos últimamente, después de sufrir un accidente de coche muy grave. Era un actor muy famoso, de tez clara y cabello castaño, que había atraído a menudo la atención de la prensa, pero nunca tanto como cuando dio a luz a una hija ilegítima nueve meses atrás y se negó a revelar quien era el padre.
Los medios de comunicación habían especulado mucho sobre el tema. Una revista fotografió a el actor del brazo de Pierre Gasly, un político casado, y el escándalo estuvo a punto de acabar con su carrera. Otro nombre relacionado con el fue el de Sergio Pérez.
Sergio era un enigma. Nadie sabia mucho sobre aquel hombre de treinta y tres años, aparte de que conseguia que todos sus libros se convirtieran en un best seller. Sólo habían logrado fotografiarló algunas veces cuando salía de un restaurante u hotel.
No concedía entrevistas ni permitía la presencia de periositas cerca. Cuidaba mucho su vida privada, en la cubierta de sus libros, no parecían datos sobre él ni fotografías, a pesar de que era tan atractivo como un Adonis. Cuanto más se negaba a dar entrevistas más se interesaba el público sobre él.
¿Sería el padre de la hija de Charles Leclerc?
-Bueno ¿Te interesa?-Pregunto Mick
-Es jugoso-Murmuró-Pero no está en mi línea, sabes que me gustan más las noticias mas serias. El escandalo y los cotilleos son más de Lando Norris.
-Landito esta en Nueva York. Tú estas a su lado-Contesto mick con seriedad- Y de todos modos, los controladores aéreos franceses se pusieron en huelga anoche; no puedo enviar a nadie. Tendras que actuar tú, acercate a su casa y entrevístalo antes de que los demás periódicos se enteren.
-Eh, dame un respiro-Gruñó Max-Estás hablando de un hombre que considera que firmar libros es un ataque a su intimidad ¿Cómo voy a conseguir una entrevista?
-Utiliza tu iniciativa, eso se te da bien. Ah y no olvides sacar fotos; dependo de ti-Su voz adoptó un tono más siniestro-Tu trabajo depende de ello.
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Hija del amor. ❉
RomanceMax tenía que admitir que su interes por averiguar si era el padre de la niña no era sólo profesional.