Capítulo VIII

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El sol de la mañana entraba por la ventana del dormitorio de Max, quien se puso un pantalón de lino y una camisa y se acercó al jardín.
Estaba cansado, no era de sorprenderse, llevaba dos noches en la que no dormía bien.

Se cepillo el pelo y fue a mirarse al espejo, tenía ojeras y la piel pálida. había pasado horas en vela repasando en su mente lo que debería haberle dicho a Sergio y reviviendo la situación, hasta que sintió nauseas.

Suspiro y se acercó al cuarto de Maksim. La niña no estaba en su cuna, Max miró la colcha bordeada de puntillas y sintió deseos de llorar.

La noche anterior había oído a SErgio tratando de hacer dormir a Maksim y había tenido que reprimir el deseo para no unirse a ellos.
Cuando al fin todo quedo en silencio, se arriesgo a asomarse de puntillas al cuarto de la niña y vio a Sergio sentado en un sillón al lado de la ventana.

Al principio creyó que estaba despierto, pero al acercarse más comprobo que dormiía con la cabeza apoyada en un cojín y los brazos rodeando a la bebé.

Max contemplo su rostro y sintió deseos de acariciarlo y  decirle cuanto lo amaba, pero regresó a su cuarto y a apesar del calor, solo sentía frío y soledad.

Bajo las escaleras con la misma sensación. No sabía lo que le diría a Sergio esa mañana, como afrontaría la noche anterior, tenía miedo de verlo.

Oyó su voz desde el pasillo que llevaba a la cocina, al principio creyó que hablaba con Maksim, pero luego oyó mencionar el nombre de Charles.

Se detuvo con una mano en el picaporte, la puerta estaba ligeramente abierta y veía a Sergio de espaldas a él. Hablaba por tele´fono mientras intentaba darle de comer a Maksim con la otra.

-Bueno ¿Que tal te encuentras?-Decía con voz cálida y preocupada.
-Claro que me preocupo por ti, Maksim tambien te echa mucho d emenos-Hubo un silencio y luego soltó una carcajada-Vale, le dare un beso de parte de su madre y le dire que volveras pronto a casa.

A Max se le encogió el corazón, ya tenía la respuesta que buscaba, Sergio amaba a Charles, aunque no quisiera casarse con él.

En cierto modo se sintió aliviado. Había obrado bien al detener lo que iba a ocurrir la noche anterior. Pero tambien se sentia muy dolido ¿Cómo podía haberlo besado con tanta pasión cuando amaba a Charles?

Por un momento horrible, recordo a su ex prometido, Lewis le había dicho que lo amaba y le prometió que lo querría siempre. El dolor al descubrir que tenía una aventura con otro hombre seguía muy vivo en su interior. Hacía mucho tiempo que se había olvidado de Lewis, pero la lección quemaba todavía.

No sabía por que había bajado sus defensas ante Sergio Pérez. Hacía unos días que lo conocía y se había enamorado de él casi en el acto.
Eso no era propio de él y resultaba de una magnitud alarmante. no le había prometido nada, ni le había hecho declaraciones de amor, y él se había entregado libremente.

Hizo un movimiento y Sergio se volvio y lo vio en la puerta.
-Tengo que dejarte Char ¿Nos vemos el fin de semana? Espero que haya terminado la huelga ya. Vale, yo tambien-Rió de algo que le había dicho Charles y luego colgó.

-Buenos días Max-Musito con calor, sin rastro de frialdad.
-Buenos días-Entro a la estancia evitando su mirada-Hola corazón-Le dijo a Maksim.

La niña le sonrió, Max notó entonces que tenía un hoyuelo en una de sus mejillas. Sin saber por que, eso le produjo tal tristeza y ternura que tuvo que volverse. Se sirvió una taza de café con lentitud, para darse tiempo a controlar sus emociones.

-Pareces cansado-Comentó Sergio cuando se sentó a la mesa.
Max lo miró, por contraste, Sergio parecía increiblemente descansado.
-Lo estoy un poco.-Admitió de mala gana.
-No me sorprende, he decidido que hoy debemos tomarnos el día libre y salir a relajarnos.
Max fruncio el ceño.

Hija del amor.  ❉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora