9-. Mar de Zafiro

56 3 10
                                    

Portobello, one day before Rigs returns......

Pascal—. Portobello es un gran lugar, me gustaría vivir aquí.

Rose—. A mí me gusta, pero no sé si pueda decir lo mismo, mi hogar está en la Aldea Torotoki... Los extraño.

Pascal—. No te preocupes, sé que tarde o temprano volverás.

Rose—. Eso espero. —Dijo con una cálida sonrisa.

Pascal—. Todo terminará bien, ya lo verás.

Rose—. Si, también confío en eso... —Se quedó viendo al cielo unos momentos, para después levantar sus orejas —. Oh vaya, eh, oye Pascal, ¿tu sabes los gustos de Rigs? Me encantaría darle un regalo cuando vuelva.

Pascal—. ¿Te sigue gustando?

Rose—. ¿Rigs? Claro, es muy gentil conmigo y me gustaría regalarle algo.

Pascal—. Sigo pensando que es mala idea.

Rose—. Pascal no seas así, yo le quiero dar una oportunidad.

Pascal—. Rose, aunque sea una, no lo vale.

Rose—. Por favor. —Suplicó haciendo un gesto tierno.

Pascal—. Ugh, bien, no me gusta cuando usas tu carita para convencerme de hacer cosas

Rose—. Ay gracias, eres un gran amigo —Abrazó a su compañero para terminar de persuadir al mayor, era uno de sus más grandes dones.

Pascal sólo emitió sonidos de angustia. Después de separarse del abrazo el mayor la llevó a una tienda de regalos de segunda mano que él había visto mientras recorrían la zona.

Al llegar al local, la menor entró apresuradamente y la recorrió rápidamente con los ojos para después darse la vuelta y mirar a Pascal.

Rose—. Y bien, ¿qué le gusta?

Pascal—. ¿Qué tal si le compras un juguete antiestres o un llavero de tiburón?

Rose—. Vaya de verdad no sabes sus gustos.

Pascal—. No, él no me habla mucho así que sólo me limito a observarlo.

Rose—. Si hablaras más y dejaras de ser tímido te respetaría.

Pascal—. ¿Me vas a criticar o vas a comprar el regalo?

Rose—. Oh, cierto.

La menor le dió la espalda y entró nuevamente al establecimiento dejando al contrario con una sonrisa al observar la emoción en su compañera.

Cosas así le agradan, convivir y tener situaciones cómicas de vez en cuando hacen de este trabajo soportable y agradable.

Al cabo de un rato la chica salió con una gran caja envuelta en papel periódico y agradeciendo a la cajera por el servicio con la sonrisa de siempre, Pascal estaba sentado en una banca cercana y al verla se levantó.

Rose—. Ya lo tengo. —Mencionó sonriente.

Pascal—. Que bien, vámonos.

Rose—. Creí que tendrías curiosidad por saber que le compré.

Pascal—. No, yo pienso que eso es privado.

The Amazing World of P.A.W.S!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora