15™

37 3 0
                                    

Si alguien en el pasado me hubiera dicho que estaría dirigiendo un grupo de miles de personas peligrosas, sin pensarlo dos veces me hubiera reído en su cara.

Estoy perdida en mi pensamientos, esto se siente tan irreal, hace media hora desperté y recordé muchas cosas de mi, en mi mente tengo tantos recuerdos que se me hace difícil asimilar que yo hice todas esas cosas con menos de quince años, fue tan impactante que solo camine al balcón y me senté allí en silencio  pensando en que esto no se lo puedo contar a Vlad, me estaría exponiendo o talvez no pero no creo que sea correcto contárselo, me quedaré callada hasta que llegue un momento donde sea oportuno decirselo.

Tantas personas siendo tan hipócritas a mi alrededor, haciendose los preocupados por mí y antes sin ningún sentimiento o pena, me apuñalaron por la espalda. Me duele pensar que desde el principio confíe ciegamente en todos, pero algo de lo que estoy segura es que debo mantenerme como si nada de lo que se estuviera en mi cabeza, aún faltan cosas por recordar.

Quién diría que una niña de tan solo doce años tendría tanto poder en el mundo de la mafia y no tanto eso si no que manejará tan bien a personas con mayor edad que ella.

Tengo que viajar a Malfa una comuna de Italia, allí me esperan ellos, han pasado muchos años y la verdad no sé si todavía se acuerden de aquel pacto de sangre que hicieron conmigo, pero tengo que arriesgarme y ir a una breve visita que me servirá de mucho.

«Se que aún no estoy preparada, pero ya me cansé de solo odservar, ya es tiempo de que comience a mover mis fichas».

Me levanto y voy al baño, por una ducha más que resfrescante, mañana es el momento de partir a Rusia y ponerle control a todas esa personas. Me siento nerviosa pero no tanto ya que al recordar, lo único que más hace presencia en mi es la impotencia y la rabia.

Cuando salgo de la habitación ya cambiada con unas botas negras hasta medio muslo, una camisa blanca estilo vestido con un corcel negro y una cartera del mismo color bajo las escaleras hasta encontrarme con Afshin, con solo una mirada me sigue hasta fuera de la casa.

—Busca un auto, vamos a la ciudad elige un compañero y date prisa— murmuró y sin demora se va por el auto.

—¿Señorita Makris va a salir?— escucho que me pregunta Fran detrás de mi, habla con el debido protocolo por las demás personas que hay a nuestro alrededor. Me limito a decir un "si" en seco y le hecho una mirada que le deja en claro que no estoy de humor.

Me subo en la camioneta cuando se detiene delante de mi y unos de los guardias a mi alrededor me abre la puerta, en cuanto estoy dentro doy la dirección a dónde iré y Afshin arranca.

Miro pasar por la ventana los árboles con solos unas pocas ojas ya que estamos en otoño pero a pesar de que no tienen un manto que los cubran se ven fuertes y en paz con calma, una calma envidiable y más por qué sabes que solo es cuestión de que el reloj comience su cuenta regresiva para que explote la bomba que llevas escondiendo cinco años.

Me quedo mirando el hermoso paisaje hasta que pasan unas horas los suficientes largas para darme sueño hasta que entramos a la cuida de Benín, los montones de personas en las calles se notan en cuento llegas a la primera casa, personas delgadas muriendo por falta de comida en la calle pidiendo limosna y miles de niños corriendo sin ninguna preocupación de ser atropellados es lo que me presenta la cuida de Benín.

Le ordenó a Afshin que se detenga, de la misma manera le pido que no me sigan y se queden en el auto, sin demora me bajo, captó la mirada de muchos ya que estoy fuera de lugar, también por mi máscara. Entró ala tienda de ropa deportiva y al llegar al mostrador le entrego un pequeño papel a la cajera, al verlo asiente y me guía hasta una segunda habitación camuflajeada con la tienda. Me guía por pasillos cortos hasta un despacho donde veo a quien busco.

¿Como Sucedió? Libro:1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora