Capítulo 6

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Tres días pasaron y Ariah no ha aparecido. "Debe de estar ocupada", pensé, ya que ha habido veces en las que no nos vimos por más de un par de días. Pero más y más días fueron pasando. Luego una semana.

Comencé a preocuparme mucho.

¿Le habrá pasado algo?

Dos semanas.

Camino de un lado a otro como león enjaulado. Bueno, no se aleja de la realidad si quitamos la parte del animal. Diosa. Estoy volviéndome loco.

Tercera semana. La extraño. No es lo mismo sin sus visitas y compañía. Extraño ver sus dibujos, su sonrisa, sus ojos, su voz.

La extraño a ella.

No comprendo que sucedió y necesito saber, la última vez todo estaba como siempre e incluso me había prometido dibujar la flor favorita de mi madre.

Todo estaba bien. ¿Qué demonios sucedió?

Como si el universo me escuchara la puerta frente a mi se abre. Pero, para mi gran decepción, es la hija de ese viejo.

Es raro, ya que ella no había mostrado su cara aquí antes, incluso creí que solo él sabía de mi "estancia" aquí.

- Khastell - me saluda con una sonrisa que me pone realmente incómodo - Ha pasado tiempo.

- No el suficiente - respondo tajante - y no recuerdo haberte dado el permiso de llamarme por mi nombre. Recuerda que estamos en niveles diferentes. - su cara se torna un poco enojada pero la vuelve a cambiar por esa sonrisa perturbadora.

- No es forma de hablarle a tu prometida. - ¡¿Qué diablos?!

- ¡Yo NO tengo ninguna prometida! - la sonrisa si le desapareció por completo esta vez - Tu jamás serás mi prometida. Jamás. - el tono rojizo en su cara junto al temblor y puños apretados evidencian su rabia. ¿Es que acaso nunca le han dicho que no?

- ¿Es por ella? - pregunta por lo bajo, eso llama mi atención y la observo. ¿Ella? Quiere decir...

- ¿De qué hablas? - no puedo evitar preguntar con enojo. Si llegó siquiera a tocarle uno solo de sus cabellos...

- Ariah - me levanto de golpe y los guardias se posicionan a sus lados.

- ¡¿Qué le hiciste?! - le grito - ¡Habla!

- ¡¿Por qué te preocupa tanto?! ¡¿Acaso la amas?! A una bastarda basura como ella...

- ¡No te atrevas a hablar así de ella!

Creo que su mandíbula podría desencajarse en cualquier momento por la presión que ejerce, pero de repente se relaja y agacha la cabeza, para luego de un rato alzarla con una sonrisa en el rostro nuevamente. ¿Qué le pasa?

- Tu la defiendes tanto y ella eligió abandonarte tan fácilmente.

- ¿De qué hablas? - suspiro y volteo hacia otro lado. ¿Qué pretende?

- Se fue. - la miro - Le dije que si se alejaba de ti le daría mucho dinero y podría irse sin preocupaciones, y ella aceptó. No significabas nada para ella, solo trataba de acercarse a ti por beneficio.

- ¿Y tú crees que yo te creería? - lo que ella no sabe es que Ariah no sabe de mi identidad por completo. Para ella solo soy Khastell, no el príncipe heredero de otro reino. Además ella me hizo una promesa. No es de las que rompen sus promesas.

- ¿Por qué otra razón no ha venido en tanto tiempo?

Al ver que no respondo cree haber ganado pero solo trato de calmarme para no insultarla. Me enseñaron a respetar a las mujeres pero el hecho de que hable así de ella, en verdad me desquicia.

El Príncipe Oscuro Y La Princesa BastardaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora