#2. Armstrong II

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La conversación era tan fluida que daba paso a cualquier tipo de chiste o comentario gracioso acerca del tema, lo que hacía que las risas no faltaran. La hermosa risa de Freen y la manera en que entrecierra sus ojos cuándo carcajea, tenía al mayor de los Armstrong más que encantado, por lo que no perdía oportunidad de hacerla reír de esa forma tan hermosa.

-¿Sabes una cosa, Richie?.- preguntó la castaña obteniendo toda la atención de su acompañante, que la veía atentamente.- nunca he sido demasiado amante de los video juegos, pero si este del que me hablas es tan bueno como tú dices, entonces podría dejar que me enseñes.

-¿De verdad?.- los ojos del joven se iluminaron y una sonrisa alegre se instaló en sus labios al oír las palabras de la castaña.- por supuesto que te enseñaré, sería todo un placer para mí.

-Muy bien, niño rata, enciende tu consola.- rodó los ojos sin dejar de sonreír por la emoción tan pegajosa del castaño, quién enseguida corrió a la repisa dónde tenía el televisor y las diferentes consolas de video juegos.- pero no jugaré absolutamente nada si mi copa no se rellena de vino.

-Por supuesto que si, sólo...- encendió una de las consolas, seguido de la tv.- dame un segundo, para que encienda a mi bebé.

Freen no pudo evitar negar con la cabeza mientras se reía porque el chico cuidaba sus consolas más que a nada en el mundo, pero aún así, eso le parecía muy adorable de su parte. Se quedó observando atentamente como Richie configuraba el aparato y dos mandos, su rostro reflejaba completa concentración y la forma en que su mandíbula se apretaba de momento, causaba cosquillas en el estómago de Freen. Admiró con detalle cada uno de los tatuajes en la blanca piel de sus brazos, lo que lo hacían lucir muy atractivo. Ella se relamió los labios.

-Muy bien.- el castaño se acercó a la mesa, colocando los mandos en esta.- déjame servirte otro poco de vino y te explico como jugar.

-Vale.- la mujer asintió y acto seguido sacó su celular del bolsillo de su pantalón para enviarle un mensaje de texto a su mejor amiga.

Freen: "Creo que no le gusto, es inútil que siga intentando".

Nam: "¿De quién hablas?".

Freen: "De Richie, ¿no es obvio?. Siento que soy demasiado insistente con él y él sólo quiere una amistad. Creo que no soy lo suficientemente atractiva para él".

Nam: "¡Freen, por Dios, eres guapísima! Además, estamos hablando de Richie Armstrong... es un niño rata. No esperes que sea un galán experto en mujeres".

Freen: "Debo irme, te hablo al rato".

El chico volvió con las dos copas de vino y una bandeja con algunos snacks que colocó en la mesa, acto seguido tomó los mandos entregándole uno a su acompañante. Mientras que Freen se esforzaba en memorizar todo lo que Richie le estaba enseñando sobre cómo jugar, el castaño se esforzaba en evitar mirar los labios de la mujer frente a él, labios que le parecían los más hermosos que había visto en el mundo.

Freen era la mujer más bella que había visto. Desde el primer momento en que la vió había quedado totalmente flechado por ella y por temor a arruinar su cercanía, nunca había intentado nada. Más allá de su belleza física, la cuál es deslumbrante, su personalidad la hacía una mujer tan encantadora, que Richie suspiraba de sólo pensar en que alguien como ella podría fijarse en él. Es por ello que resignado a conservar la amistad que la mujer le había confiado, mantenía sus sentimientos al margen. Después de todo, no quería malinterpretar lo dulce que es Freen y confundirlo con coqueteo, él no se considera lo suficientemente merecedor de una mujer como Freen Sarocha.

-Déjame ver si entendí.- habló la castaña con sus dos manos en el mando.- se supone que dependiendo de mis decisiones, la historia de mi personaje se irá escribiendo. ¿Cierto?.

Call of Love [FreenBecky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora