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Era miércoles, y Kotaro seguía sin saber cómo hablar con su amigo. El domingo cuando su hermano llegó por la tarde, solo mencionó que Izuku estaba bien, pero no hablo con nadie más, solo se encerró en su habitación terminando de planificar unas clases para la semana.

Yumiko lo oía suspirar por quinta vez en tres minutos. — ¿Por qué tienes tanto miedo de hablar con Izuku? No dejarán de ser amigos simplemente porque sensei se lo este ligando.

— Shhh! — la calló — No digas eso, nos pueden oír. Los meteremos en problemas.

— ¿Quién se meterá en problemas?

— ¡Zuzu! — Dijo con emoción, ocultando el miedo que sintió al escucharlo tras su espalda. Lo pescó de la muñeca asiendo que este se siente a su lado, Kota solo sonreía como tonto sin saber que decir. — ¿Quieres un chicle?

— ¿Qué tiene? — preguntó a Yumiko, ignorando a su amigo que actuaba medio menso. En realidad sabía que quería hablar con él, desde el lunes andaba raro, pero había estado esperando a que se atreviera, verlo dubitativo era chistoso, desde el domingo había estado listo para hablar con Kotaro.

— Quiere preguntarte algo sobre Sensei pero no sé atreve. — La chica ignoro de manera olímpica la mirada de su novio, quien le reprochaba.

El pecoso fingió no saber. — ¿Qué sensei? — preguntó, como si no estuviesen hablando de Katsuki. Pero de pronto, dejando los juegos de lado recordó que había quedado en ver al cenizo. — Oh, se me había olvidado, nos vemos en clases.

— Esper... se fue — Quedó con la mano estirada al intentar pescar a Izuku y evitar que se vaya, pero el pecoso era escurridizo.

— Como tú oportunidad para hablar con él — se rió en su cara. — Deberías seguirlo, estando en la escuela no creo que tú hermano haga algún movimiento.

— ¿Vienes conmigo? — Se limpio el polvo de la ropa al levantarse, dando unos pasos esperando la respuesta de su novia.

Negó. — Iré con las chicas. Además, no es algo que me incumba. — se levantó de igual manera. — Buena suerte. — le dijo, después de darle un beso en la mejilla.


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— ¿Estás seguro que estás bien con ayudarme? Sabes que no es necesario, pequeño.

Izuku se encontraba súper concentrado revisando unas pruebas de un grado menor, solo asintió hacia el mayor. — Es necesario. — dijo unos segundos después, regalandole una linda sonrisa. — Así tienes tiempo en la tarde.

Sí, contal de que el mayor tuviera tiempo para descansar o pasar el rato con él, era capaz de revisar más de ochenta pruebas. Siguieron en un silencio cómodo, comiendo un bocado de su comida de vez en cuando, ya que estaban en hora de almuerzo. Cómo era la hora de receso más largo, aprovechaban de revisar pruebas. Los demás profesores no solían usar esa antigua sala, por ende estaban siempre solos. Sin miedo a que alguien los encuentre.

— Con que aquí estabas metido los últimos días. — La paz se había acabado. Kotaro los veía con el ceño fruncido y de brazos cruzados. Dió unos pasos entrando y cerrando la puerta tras su espalda. — Eres cruel al dejar de comer con nosotros.

— Solo lo ayudó a revisar unas pruebas. — Respondió el peliverde, sin dignarse siquiera a ver a su amigo, seguía revisando el papel entre sus manos, debían acabar pronto. Katsuki veía entre su chico y su hermano, había una atmósfera rara.

— ¿Pasó algo entre ustedes dos? — Katsuki se rasco la nuca, esperando una respuesta.

Kota negó, aunque el mayor pensaba lo contrario.

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