La caída del imperio - Por una sonrisa...

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Los personajes no me pertenecen son creación del gran Akira Toriyama. La trama e historia si son idea original mía.

En un universo alternativo...

La vida no había sido fácil después de la invasión a su planeta, antes de eso ella había sido una niña prodigio, una prometedora heredera de una corporación importante en su planeta, la Tierra.

Pero de eso ya nada quedaba más que cenizas y sobre la ruina de sus ciudades se levantó la prisión espacial de ese sector de la galaxia; mataron a su madre y a su hermana  y a la mayoría de sus amigos. Sólo su padre y ella fueron reclutados en el ejército de Freezer.

Su padre, el Dr. Briefs no pudo soportar perder a su esposa y al poco tiempo a pesar de intentar sobrevivir por el bien  de su hija Bulma, murió debido a una enfermedad no conocida por ellos, pues sus defensas estaban bajas debido a la tristeza que el científico guardaba en su corazón, dejando a la peliazul sola.

Bulma fue asignada como la científica principal que se encargaba del mantenimiento de las naves que usaban los saiyajines.

Ella intentaba mantenerse siempre fuera de la vista de los demás. Pero había alguien que la había notado. Con su pelo azul y su sonrisa escandalosa era demasiado extravangante y bonita para no ser notada.

El saiyajin la miró desde el inicio pero nunca hizo un solo movimiento para reconocerlo; Ella también lo notó y se percató que él jamás se acercaría por su propia voluntad, era demasiado serio, demasiado hosco. Parecía demasiado peligroso.

Bulma se mordió el labio. Sabía que nada sucedería nunca entre ellos, a menos que creara un evento que le permitiese contactarlo, pues él jamás se acercaría.

Aprovechó que ese día no había nadie más que él en el gimnasio y se acercó para pedirle que la ayudara, fue un encuentro inocente.

— Hola, ¿Eres el príncipe Vegeta verdad? — Saludó amigable.

El saiyan estaba en ese momento haciendo abdominales colgado de cabeza en una barra, sin prestarle atención continuó en lo suyo.

La Peliazul no se desanimó y siguió hablando —¿Puedes ayudarme a mover algunas cosas para que arregle tu nave espacial? Es que son muy pesadas y si se lo pido a alguien más como Zarbon solo recibiré propuestas lascivas e indecentes — Decía con gesto indignado.

No sabía si su jugada funcionaría, él siempre era serio, y andaba de malas. Era bien sabido su mal carácter y como había enviado al hospital a más de uno que se habían cruzado en ese camino simplemente porque estaba de malas. Incluso ella sabía que era tan peligroso que era de los pocos que a pesar de saber que  Dodoria y Zarbon eran más fuertes que él no les temía y los retaba en forma seguida, aún cuando terminara apaleado.

Siempre lucía serio así que no se esperó el tono juguetón y mordaz con el que le contestó

— ¿Y que te hace pensar que yo no te pediré algo similar, terrícola fastidiosa?— la media sonrisa en su cara pretendía espantar a la hembra.

Pero ella volteó a verlo, entre cerrando los ojos mientras hacía una evaluación de Vegeta y alzaba una ceja — Porque eres el "Príncipe" de los saiyajines y alguien de la realeza no se rebajaría a tales cosas ¿O me equivoco?— Decía mientras tras la descarada respuesta ponía sus manos en forma de jarrón sobre sus caderas y esperan una respuesta del saiyan.

—Además a diferencia de ellos eres bastante atractivo— insolente recorrió con la mirada el cuerpo del saiyan.

— No me molestaría una propuesta indecorosa que provenga de ti, Príncipe Vegeta— Decía descarada mientras le guiñaba el ojo, haciéndolo sonrojar de inmediato.

Mil instantes junto a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora