Sin etiquetas...

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Atención ⚠️⛔️ Este capítulo contiene escenas eróticas con contenido sexual. Leer bajo su propia responsabilidad.

Los personajes no me pertenecen son creación del gran Akira Toriyama. La trama e historia si son idea original mía.

Hay tanto que quiero contarte, hay tanto que quiero saber de ti. Ya podemos empezar poco a poco, cuéntame: ¿Qué te trae por aquí?

No te asustes de decirme la verdad, eso nunca puede estar así tan mal. Yo también tengo secretos para darte y que sepas que ya no me sirven más hay tantos caminos por andar

Dime si, tú quisieras andar conmigo... Cuéntame si quisieras andar conmigo...— Andar conmigo, Julieta Venegas

Vegeta se hallaba de muy buen humor,  después de varios días de no estarlo. Tenía pocas semanas que había regresado del espacio exterior, de su infructuosa búsqueda de Kakaroto como el llamaba a Gokú por el espacio.

Se hallaba de buenas pues el entrenamiento al que se estaba sometiendo con ayuda de Bulma y su padre, estaba resultado bastante fructífero. Con ese buen talante se encontraba, y se dirigió a su cuarto para darse un merecido baño después de su arduo entrenamiento, cuando estaba apunto de tomar una buena ducha se percató que la insolente muchacha terrícola había tenido las agallas de molestarlo en su propia habitación...

—Ah sí que ya acabaste de entrenar... Al menos deberías también encargarte de lavar tu ropa Vegeta...— Decía Bulma, mientras se recargaba en la puerta del baño de la habitación del saiyan.

La mujer terrícola  exasperaba a Vegeta, nunca hacía lo que le pedía, era grosera, altanera, y jamás le mostraba miedo.

Esa actitud lo sacaba de quicio y le generaba intriga a la vez. Muchas veces habían peleado fuertemente, a ella le gustaba empujarlo al borde del abismo. Vegeta se había hallado muchas veces al límite, a punto de aplastar esa apetecible garganta.

Cuando ella lo exasperaba demás, lo hacía preguntarse cómo se sentiría cerrar su mano sobre ese fino cuello, sentirla estremecerse debajo de su tacto, de sentir su respiración agitarse mientras dejaba de recibir el oxígeno que necesita para vivir, de mirar sus ojos desorbitarse al sentir la falta de respiración, le hacía querer ver el terror en ellos. La parte en él que aún clamaba sangre deseaba verlo, deseaba intentarlo.

Pero había otra parte de él que se preguntaba que pasaría con él después de que apagara su vida, pues su estancia en la tierra se volvería demasiado aburrida, sin ningún reto, sin ningún escándalo, ni nadie que le molestara, pero tampoco sin nadie que le hiciera segunda en sus locuras.

El científico padre de la mujer gritona, e irreverente, claro que lo apoyaba pero era más por su naturaleza gentil y que como científico que era le interesaba hacer nuevas creaciones pero nada más.

En cambio ella, desde que el príncipe saiyajin había aceptado la invitación a vivir en su casa, se había percatado que su emoción e interés por sus peleas y el apoyo que ella le había dado era genuino.

Realmente ese interés y emoción por apoyarlo se sentía completamente diferente, incluso cuando él se empezaba a desesperar en su entrenamiento, ella llegaba con más actualizaciones y nuevos robots que solo alimentaban el hambre de superarse de Vegeta.

Y era por eso que aunque una parte de él quería ver el miedo por fin emerger en la cara de esa mujer altanera, el resto de él se rebelaba.

Pero eso no quería decir que no quisiera medio matarla en momentos como estos, cuando altiva entraba en sus dominios, y lo retaba de esa forma.

Vio a Bulma recargada en la puerta de entrada de su cuarto de baño, acababa de salir de bañarse y solo cubrían sus caderas una toalla, eso era todo lo que lo separaba de la desnudez completa.

Mil instantes junto a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora