El ki...

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Los personajes no me pertenecen son creación del gran Akira Toriyama. La trama e historia si son idea original mía.

La indiferencia del saiyan hacia ella en sus comienzos no era algo que perturbara a Bulma, ella sabía que a puerta cerrada él era distinto.

Había recibido miles de reproches de Yamcha por el hecho de que ella finalmente se cansara de él y sus débiles excusas y hubiera seguido su vida sin el lobo del desierto incluida en ella.

— Entiendo que quieras tu libertad y incluso acepto que quieras ver a otra persona Bulma, pero aléjate de ese tipo, es un psicópata, ¿Acaso te olvidaste que por su culpa me morí?— Molesto le reprochaba el guerrero Z.

— No fue su culpa directamente Yamcha, además ¡Deberías haber entrenado más para que un simple saibanman no te matara!—

La peliazul miró la cara de dolor que su ex novio le había dado, sabía que lo había herido. Trató de respirar profundamente y recordarse tener paciencia con Yamcha.

A pesar de haber terminado no lo habían hecho en malos términos y a él a veces le costaba aún aceptar que ya no estaban más juntos.

— Escucha Yamcha, Vegeta jamás creyó que ese saibanman te mataría, él me contó que solía pelear contra ellos desde niño, jamás pensó que una de esas cosas fuera a ser rival para ti...—

Pero el lobo del desierto no entendía porque tanto interés de Bulma en ese genocida.

— ¿Y desde cuando ese sujeto te cuenta esas cosas?— Preguntó en tono de reproche, sin embargo el guerrero se dio cuenta que su reclamo no le había caído bien a la peliazul, al ver su reacción molesta, así que moderó su tono antes de seguir.

— Escucha Bulma, no soy quién para decirte a quien frecuentar y a quien no, pero asegúrate de no dejarlo acercarse demasiado a ti, no me gustaría que él te hiriera...

Esa había sido la última charla— discusión con el lobo del desierto, después de eso no se habían visto en varios meses, ambos se percataron que aún no era tiempo de seguir en contacto, necesitaban dejar las heridas sanar, sobre todo por parte de él.

La peliazul no había querido contarle a nadie ni siquiera a su ex novio o a sus padres, la incipiente relación que se estaba formando entre ella y Vegeta, aunque su ex novio no era tonto y se percató de las miradas que ella le daba o la forma en que cuando él iba de visita, el saiyan se acercaba a arruinarles la tarde con su presencia.

Ciertamente el saiyajin no era el mejor ejemplo de alguien dedicado o atento, no al menos cuando había mucha gente cerca, pero ¡Cómo cambiaban las cosas cuando estaban solos ellos dos!

Cuándo estaban a solas era tan diferente...

Como cuándo ella quiso saber que era el ki, y le pidió que la dejara mirarlo:

— Oye Vegeta, ¿Exactamente cómo se ve el ki de cerca? ¿Crees que un día puedas enseñarme el tuyo y como lo controlas?— Había  preguntado de pronto la peliazul mientras entraba a la cocina donde el Saiyan estaba cenando.

Mil instantes junto a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora