Mil instantes junto a ti

¿Por qué lo hiciste?

Los personajes no me pertenecen son creación del gran Akira Toriyama. La trama e historia si son idea original mía.

"... ¿Cómo comenzamos?, yo no lo sé.
La historia que no tiene fin, ni cómo llegaste a ser la mujer que toda la vida pedí.
... Contigo hace falta pasión y un toque de poesía
Y sabiduría, pues, yo trabajo con fantasías... — La cosa más bella, Eros Ramazzotti"

Me arreglo frente al espejo mientras miro el traje negro que ha sido confeccionado a la medida por algún diseñador de renombre para mí, en Vegita habría usado mi traje de príncipe, para esta ocasión especial, aún así de alguna manera mi linaje está representado, has ordenado que se borde la insignia de mi raza, de la realeza saiyajin a la altura del pecho de este traje.

— Joven Vegeta ya es hora—

Ese es tu padre.

Cualquiera diría que siendo tu familia una de las más influyentes y poderosas económicamente de este planeta, querrías una boda fastuosa, pero no es así, una boda privada eso fue lo que quisiste, tal vez no lo sepas pero si hubieses querido esa gran celebración y a pesar de que no fuese de mi agrado, te habría apoyado en esa gran fiesta si así lo hubieses querido.

Cuando llegué a este sitio mis pensamientos estaban llenos de juramentos de venganza, y ahí estabas tú, tan inconsciente, tan irreverente, sabías quién era yo y todo lo que había hecho y aún así me invitaste junto a los demás a vivir contigo... ¿Por qué lo hiciste? Esa fue la pregunta que siempre me hice en silencio, y solo ahora que por fin nos hemos unido bajo la tradición terrícola, hasta después de que me diste el sí y nos casamos me sentí capaz de preguntártelo, ya no podrías de esta forma acobardarte y huir.

Debo admitir que para mí te convertiste en mía, mi pareja, mi esposa, desde el primer momento en que estuvimos juntos, si bien no tenía claro a donde nos llevaba eso, sabía que estabas ahora bajo mi protección y responsabilidad. Aún así me sentí inseguro pues esa es una manera de pensar saiyajin, y ahora estamos en tu hogar, la Tierra.

Cuando te hice aquella pregunta que llevaba largo tiempo aguardando por una respuesta, volteaste y me miraste con esos grandes ojos tan azules como el mar terrícola, me diste esa maravillosa sonrisa que siempre te salvó de morir cada vez que me retabas, y simplemente dijiste:

Ese día el dragón decidió darte una segunda oportunidad, tu pasado no te define Vegeta, te definía lo que a partir de ese momento decidieras hacer con tu vida, y a pesar de tus juramentos de muerte y destrucción cada vez que te reté, jamás me mataste...

Esa mirada repleta de lo que ella llama amor, me hace como siempre sentir que mi corazón late demasiado rápido, decidí desviar mi mirada a otro punto mientras sólo contesto:

— Nuestro vuelo nos espera, ya que decidiste que no volara contigo en brazos—

De esta forma desvié el tema, intentando que ella no se percatara del sonrojo que sus palabras ocasionaban.

Tsk aún no se como esta humana tan vulgar logra intimidarme así, debe ser una maldita bruja.

Su sonrisa fue todo lo que escuché.

Esperé paciente a que te despidieras de todos y a que terminaras de decirles mil cosas a Trunks, intento no resoplar impaciente, sé que nunca te separas demasiado tiempo de él, pero... ¡Solo serán unos días! Además quedará al cuidado de tus padres.

Me siento celoso de que tu atención se centre en Trunks, aún es un chiquillo y todavía no muestra su potencial, sé que es tonto sentirse así y no es digno del gran príncipe de los saiyajines pero nadie sabrá de mi rabieta por no tener en estos momentos tu atención. Respiro y guardo la compostura así como tú lo hiciste cada vez que he dedicado todo mi tiempo obsesivamente a entrenar para ser más fuerte.