Acarició su mano con la misma suavidad con la que se acarician los pétalos de una débil rosa, y mientras su cerebro intentaba encontrar alguna palabra que sirviera de aliento, se preguntó si era posible que ella lo escuchara, y se preguntó si alguna vez el sonido de su voz sería escuchado en esa sala.
Relamió sus labios resecos y aclaró su voz, esperando que ésta aún sirviera, incluso cuando el nudo en su garganta parecía estar tapando cualquier tipo de funcionalidad posible.
— Sam, yo... —bufó, sintiéndose estúpido y culpable. Era estúpido y culpable, así se sentía—. Realmente no sé si estás escuchando, y si lo estás haciendo, no sé si quieres que sea mi voz la que escuches o prefieres que jamás en la vida vuelva a abrir la boca. Sin embargo, voy a ser egoísta y creer que esto te ayudará tanto como me ayudará a mí. — Harry no se atrevió a mirar su rostro. Si la miraba directamente, se paralizaría, una vez más, como había sucedido en el accidente. Por lo que su vista estaba en el ramo de flores que él mismo había enviado a colocar en la sala, perfumando el ambiente y apaciguando el cloro que parecía querer impregnar todo.
— No creo tener una explicación suficientemente coherente para justificar el hecho de que estés peleando por tu vida ahora, así que voy a ahorrarte las palabras y solo voy a rogarle al cielo y a todos los dioses que existan que estés con vida y salgamos juntos de esto, Sam. No importa si te toma dos días o dos años, aunque, por favor, que te tome menos que eso. Me aseguraré de estar aquí, de llamarte, de verte y llenar ese jarrón de flores todos los días hasta que abras tus bonitos ojos y puedas decidir si soy merecedor de tu perdón o no. — Para ese punto, la voz de Harry se había roto y sus ojos estaban llenos de venitas que anunciaban la inminente caída de lágrimas. — Yo ni siquiera puedo recordar tu voz o el color de tus ojos, sin embargo sé que jamás voy a olvidarme de la sensación de pensar que el mundo iba a perderte, Sam, y ni siquiera te conozco. No quiero imaginar cómo estarán tus padres o tus amigos, así que hazlo por ellos. Ni siquiera pienses en mí, solo hazlo por ellos, Sam, vuelve con ellos pronto.
Su voz se desgastó y cuando creyó que había sido lo suficientemente fuerte para mantenerse firme, una lágrima circuló por sus ojos y cayó sobre sus manos.
Dio un beso suave en sus nudillos y se alejó, quitándose las prendas de seguridad e higiene, dejándolas en el tacho descartable antes de salir, encontrándose con ambos padres de Sam, observando el bolso que Harry había recogido del suelo cuando había visto a la muchacha inconsciente ser subida a la ambulancia.
— Gracias por dejarme verla, realmente lo necesitaba —murmuró, y la madre asintió suavemente.
— Está bien, hijo, no te preocupes. A ella le encantaría saber que has estado aquí —Harry quiso besar el rostro de Cristina, sin embargo se mantuvo quieto en la baldosa que sostenía su cuerpo.
— Estoy seguro de que deben estar agotados, deberían ir a la casa, para establecerse, ducharse y descansar. Un auto los llevará y estará a disposición de ustedes en todo momento.
— No hace falta, Styles. Queremos estar con Sam, no vamos a dejarla sola. — La voz del padre de Sam finalmente llegó a sus oídos y Harry deseó que jamás lo hubiera hecho. Podía sentirlo, el sentimiento de culpa rompiendo su pecho una vez más cuando sus ojos se conectaron y el odio en los ojos grises se reflejó de inmediato. No podía culparlo, él era la razón de que su hija estuviera en coma, a un paso del limbo de la muerte.
— No estará sola, me quedaré esta noche y las que sean necesarias, pero necesitan descansar, vienen de un viaje largo y...
— No, Harry, estamos bien. Necesitas irte, ya has hecho suficiente —la última frase fue culminante, el rostro de Harry empalideció y Cristina lo notó de inmediato—. Necesitas descansar. Estoy segura de que ha sido duro para ti quedarte toda la noche. Ve a casa, arregla tus asuntos y vuelves en cuanto estés listo. Esta noche cuidaremos de Sam nosotros, somos sus padres.
Él asintió suavemente y aunque deseó, una vez más, intervenir para poder quedarse, decidió que la familia Connor necesitaba un tiempo alejado de su presencia, la cual le recordaba a cada instante el motivo por el cual era su presencia y no la de su hija la que los acompañaba.
Se despidió y salió del hospital, viendo la luz del día por primera vez desde el accidente y mientras se subía al auto que su asistente le había llevado, luego de haber dejado varado el anterior en la esquina del accidente, se recostó en el asiento y le dijo al chofer que lo llevara a casa, sintiendo el cansancio de todo su cuerpo empujándolo profundamente en la comodidad del lujoso automóvil.
El regreso a casa lo noqueó, denotando el cansancio físico y mental que sentía luego de haber estado durante horas sin dormir, con los nervios de punta y el corazón hecho un puño apretado en su pecho, recordándole que había sido el causante de que otro corazón casi dejara de latir.
Llegó a casa y lo primero que hizo fue meterse en la ducha. Luego, buscó algo en el refrigerador, sin embargo, nada pareció tan apetecible como la idea de caer rendido en la cama y dejar que sus preocupaciones se apagaran por unas horas, al menos hasta que la culpa no le permitiera dormir nuevamente y se viera obligado a repasar los sucesos que ahora habían marcado no solo su vida, sino también la de una joven inocente.
Las horas sin dormir le pasaron factura cuando su rostro tocó la almohada y el sueño llegó como un desmayo inminente, dejando en evidencia la cantidad de horas que había pasado hundido en el estrés y la tensión de la situación.
A la mañana siguiente, con los primeros rayos del sol queriendo colarse entre las finas cortinas que se había olvidado de cerrar, Harry comenzó a despertar, siendo su primer pensamiento el querer correr al lado de la muchacha que ahora ocupaba sus pensamientos.
Se levantó y, con el cuerpo mucho más ligero, se encargó de acercarse a la cocina para esta vez sí tomar un desayuno que pudiera llenarlo de energías para el día largo y agotador que tenía enfrente, sobre todo cuando los mensajes de Jeffrey habían llenado por completo la casilla y ahora sabía que debía verlo en la oficina antes de hacer su siguiente movimiento respecto a Sam y la situación que ahora estaban atravesando.
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The color of her eyes | Harry Styles.
FanfictionHarry se encuentra en un punto de su vida donde cree que nada funciona de la forma en la que debería. Su carrera está siendo controlada y ahora también, su vida privada. Nada resultó para el de la forma en la que soñó y aunque estaba agradecido po...