Capítulo 4:

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Al día siguiente, cuando abandoné la cama, un fuerte dolor en la parte baja de mi abdomen me hizo encogerme sobre mí misma. No podía soportarlo, mis piernas casi no se movían y mi cuerpo estaba lleno de marcas negras y rojas, una pesadez me arrollaba por completo y la respiración me fallaba. Como pude logré llegar al baño, cuando me deshice de mi ropa para tomar un tibio baño, noté que mi ropa interior estaba llena de sangre, el pánico me invadió cuando noté que mis muslos también tenían manchas ya seca. No entendía que había sucedido y no podía pensar en algo coherente, a este punto, el miedo era quien controlaba mi cuerpo. No sabía qué hacer, estaba tan asustada que lo único que se me ocurrió fue bañarme, y salir de manera apresurada de mi apartamento. Me sentía más segura afuera, que dentro de mi residencia; demasiado loco.

Al llegar a la universidad, sentía que necesitaba un andador o que me llevaran arrastrando. En el camino me encontré con Anabell, arrastrándola a una de las mesas, necesitaba sacar todo aquello de mi interior o explotaría en cualquier momento. Quería que alguien también se rompiera la cabeza y aportara algo a aquel rompecabezas. Me estaba volviendo loca, deseaba apoyo. Ekaterina, estudiante de psicología volviéndose loca solo en primer año, noticia del año.

"¿Y si no fue un sueño?, te pasó lo mismo que a la chica de la televisión. Bueno, no todo. No estás embarazada, pero tienes los mismos golpes. Deberías tener cuidado y averiguar un poco más a fondo."—Las palabras de Ana salieron con cierta preocupación y a su vez incitándome a estudiar la situación. No quería darle importancia, pero era demasiado irreal.

Simplemente, me encogí de hombros quedándome en silencio, intentando que por obra del espíritu santos la respuesta llegara a mí y me iluminara un poco en medio de aquel desastre. Ana rodó sus ojos, dejándolos en blanco brevemente. Imité su gesto, pero su pregunta interrumpió todo proceso de mis neuronas funcionando.

"¿Cuál es el significado de tu nombre?"—Esa pregunta me pareció realmente estúpida e innecesaria, pienso, todos los nombres rusos-en su mayoría- tenían un significado, así que su pregunta no era tan estúpida al final. La verdad no tenía idea, ni siquiera me había puesto a pensar en eso.

"Nunca le pregunte a mi madre."—Confesé, mientras juntaba mis labios de manera fuerte. Quizá mi madre tenía algo de ayuda, o quizá era un secreto familiar y yo era una ofrenda para el mal. No pude evitar reír ante esa tonta idea, para regresar mi atención a mi amiga.

"Pues deberías. Te lo dije y vuelvo a repetir, busca toda la información que puedas, si es posible utiliza cámaras y toma la situación un poco más seria". —Las palabras de Ana parecían más un regaño que cualquier otra cosa. Había cruzado sus brazos sobre su pecho y su mirada lo decía todo. Ante eso, simplemente bufé, pero asentí; tenía cierta razón.

Luego de aquella conversación, cada una cogió por su camino, ya que nuestras clases no eran las mismas. Era un poco solitario sin ella, pero debía acostumbrarme. Las siguientes clases fueron igual de monótonas, en algunas se aprendía y en otras se perdía el tiempo. Al final del día, tuve que regresar a mi apartamento. Debía bañarme, hacer tarea, sacar a Peber y cocinar algo para ambos. El camino a casa fue igual que siempre, en silencio y muy largo, en alguna otra ocasión hubiese tomado algún transporte, pero en aquel momento sentía la necesidad de caminar y gastar mi tiempo.

Al llegar fui recibida por Peber, se veía tan dulce moviendo su cola de una manera tan honesta, que no pude evitar llenar su carita de besos y dejar algunas caricias sobre su lomo. Antes de hacer mis deberes, decidí sacarlo, llevaba todo el día encerrado y seguro ya estaba cansado. Le coloqué su collar y le enganché la correa para salir de ahí e ir al parque que quedaba cerca. De una vez, aprovecharía para llamar a mi madre y preguntar todo lo que pudiera. Para que Peber pudiera estirarse, retiré su correa y me senté sobre el pasto para poder observarlo y a su vez hacer la llamada. Al tercer timbre, mi madre contestó.

Íncubo |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora