Íncubo |H.S|

Capítulo 18°:

Harry POV:

Yo se como salvar a mami...

Esas palabras rondaron por mi mente toda la noche. ¿Cómo es que Ed podía saber?. Es sólo un niño. Ekaterina estaba un poco frustrada ya que no conseguíamos nada en el libro. ¿Pero y si la solución era Ed? No lo sabíamos pero se podía averiguar. Ekaterina no se podía casi mover de la cama ya que por mínimo que caminara su estómago se contraía. Ekaterina tenía dolores constantemente y vomitaba cada vez que ingería comida o líquidos. Sus ojeras estaban hundidas igual que sus mejillas. Su pelo estaba opaco y este se caía con facilidad. Su cuerpo se encontraba más delgado. El humor era pésimo igual que sus ganas de bañarse o ir al baño. Tenía rabietas muchas veces y esta siempre terminaba jalando me los pelos.

Algo en el fondo de mi corazón me decía que todo iba a salir bien. No sé porqué pero tenía esa espinita. Una que me decía «Tranquilo, todo va a salir bien. Por fin serán felices». Eso era lo que me motivaba a seguir adelante.

—Ed podrías quedarte quieto un rato- gruño Ekaterina.

Ed bufo y se bajo de la cama.

—Ekaterina estas demasiado de gruñona, deberías de controlarlo un poco- dije cogiendo a Ed en brazos.

—Vete a la mierda Harold- dijo mientras me sacaba el dedo del medio y se daba vuelta.

Rodé los ojos y me lleve a Ed. Bipolar. Cerré la puerta y un grito me detuvo.

— ¡Y ahora me deja sola!, puto- gruño Ekaterina.

Quien mierda la entendía, mujeres. Lleve a Ed a la habitación para después volver a la habitación de Ekaterina.

— ¿Papá? ¿Por qué mamá está demasiado gruñona?- preguntó Ed mientras seguía en mi espalda.

— Ni idea cariño. Solo déjame hablar con ella. Juega mientras tanto, vengo horita, ¿vale?- dije mientras le revolcaba su cabello.

— ¡Papá, Deja!-dijo mientras se cruzaba de brazos. Le saqué la lengua y salí del cuarto.

Suspire mientras daba un toque en la puerta y entraba.

—Llegastes que bien, pero no me hacías falta–dijo mientras se giraba en la cama dándome la espalda.

Yo rodé los ojos y le saqué la lengua cuando estuvo de espaldas.

—Te vi Harold–gruñó Ekaterina.

Mierda se me había olvidado el espejo.

Me senté a su lado y acaricié su cabello. Varios mechones quedaron en mis dedos. Ella los vio y cerró sus ojos fuertemente.

—Me siento fea, con Ed no estuve así –dijo con la voz entrecortada.

—Oh vamos no llores Eka, sigues igual de hermosa –dije cogiéndola en brazos.

¿Desde cuando yo desbordaba tanto amor? Oh claro desde que estoy con Ekaterina.

Esta se señaló su cara.

—Mis ojeras estan negras, mis mejillas estan hundidas, mi pelo se esta cayendo y estoy engordando y y...–volvio a llorar.

Yo suspire y acaricié su espalda.

Eka volvió a su sitio sin volver a dirigirne la palabra. Esperé durante cinco minutos y ella todavía no me dirigía palabra alguna. Bipolar. Iba a tratar de hablar con ella pero un quejido llamó mi atención.

—¿Eka?– pregunté un poco asustado.

El estómago de Ekaterina se movió.

— Quedate quieta–dije lo más normal posible.