Íncubo |H.S|

Capítulo 9:

Ese momento en el que no sabes si todo lo que te pasa lo sueñas o en realidad está pasando. Llega el momento, en dónde tu cabeza decide desconectarse y te pierdes en un abismo.

Tantas preguntas sin respuestas, tantos misterios sin resolver.

Mi vida es un total desastre, todo sucedió tan rápido que no lo puedo creer. Me niego a creer algo de lo que me pasa.

Llegué corriendo a la universidad ya qué por estar meditando en la sala me retrasé. Seguí corriendo hasta el aula y le di gracias a Dios ya que el profesor se había retrasado. Me senté en las últimas bancas y miré hacia la ventana.

Todo el campus estaba vacío y se veía tranquilo. Miré hacía un árbol y había un hombre o muchacho, no se distinguía bien, pero se notaba que era masculino por su ropa entre cerré los ojos y el comenzó a caminar hacía acá. Llame al qué se encontraba al frente mío.

—¿Me podrías decir si hay un hombre caminando por el campus?–le pregunto al chico de al frente.

—Chica, estas loca, no hay nadie–dijo volteándose.

Miré nuevamente y yo sí lo vi, era el chico de la tienda, vestía completamente de negro. Dejé de mirar hacía la ventana y presté atención a las clases. Llegó la hora de almuerzo y me senté con Anabell.

—¡Hey! ¿Como éstas?–dijo ella revolviendo su comida.

—Hola–dije sin ánimos—Estoy bien ¿Creo?

—Oh, entiendo–dijo ella apenada.

—Ayer el me visitó, pero no hizo nada malo solo me aconsejó, no lo entiendo–dije derrotada.

—No necesitas entenderlo, solo escuchar, ver, sentir y razonar–dijo mirándome a los ojos.

—¿Sabes? ayer cuándo le dije a Patrick lo de la H, el se puso súper nervioso y salió huyendo.

—Que raro–dijo pensativa.

Yo me encogí de hombros y seguimos comiendo en silencio.

Seguí con las demás clases, hasta qué dió la hora de salida.

—¿Te llevo?–dijo Bell moviendo las llaves del auto.

—Vale, gracias–dije sonriendo agradecida.

Nos montamos en el auto y abrochamos el cinturón de seguridad.

—¿Trabajo o apartamento?–me preguntó

—Trabajo–le respondí

Ella asintió y partimos hacía mí trabajo.

—Oh Dios, debes de presentarme a ese sexy castaño Ekaterina–dijo mordiéndose el labio y mirándolo pícaramente.

No mames.

Entre cerré los ojos y me crucé de brazos.

—Oh, te gusta–dijo decepcionada.

Empecé a reírme como retrasada y ella me miró mal.

—Se llama Louis, apenas lo conozco y no es mi tipo, bájate y te lo presento–dije enumerando con mis dedos.

Ella asintió y se bajó conmigo.

Los presenté y a Louis al parecer le cayó bien y se quedó hablando con ella en el mostrador.

Fui a mi puesto y por la puerta entró un joven demasiado apuesto.

—Buenos días, ¿en que le puedo ayudar?–dije sonriendo amigable.

—Sí me das tu número, ayudarías hermosa.

Iba a contestar pero una voz gruesa y ronca me interrumpió.

—Ella no te va dar ni la hora, ella no te va a ayudar y ella tiene nombre. Imbécil–dijo el chico del campus, era él.

—¿Y tú quién eres?–dijo el muchacho mirándolo enojado.

—Soy su maldito novio mocoso–dijo con los puños cerrados, sus nudillos se encontraban blancos de tanto apretarlos. Su mandíbula se encontraba tensa y sus ojos color esmeralda se pusieron completamente negros.

El muchacho salió huyendo de ahí. Cobarde.

—¿Me vas a decir cómo te llamas?–dije tragando saliva y nerviosa.

—Harry–dijo para luego desaparecer.

Me dejé caer en el piso y empecé a sollozar, no sabía porqué me pasaban este tipo de cosas. Estaba llorando de la impotencia.

Estuve cinco minutos llorando hasta que escuché la campanita y me seque las lágrimas y sonreí falsamente. Así fue todo mi día laboral.

~*~

Llegué a mi departamento cansada y me acosté en el sillón. Peber llegó corriendo a sentarse a mi lado. Besé su cabeza y rasque detrás de su cabeza y sobé su pancita.

Cogí la correa y salí al parque de siempre. Me senté en la banca y solté a Peber, pero Harry se encontraba detrás de un árbol observándome. Es tan raro llamarlo por su nombre ya que siempre le decía "él".

Él empezó a caminar y yo lo seguí.

—¿Por qué me persigues?– Dije unos pasos mas atrás que él.

—Es mi deber–dijo serio.

—No te entiendo, primero me hacías daño y me asustabas ¿Porqué ahora eres diferente conmigo?–hablé parando de caminar y poniendo mis manos ambos lados de mi cabeza hablando histéricamente.

Harry volteó hacia donde mi.

—No es tiempo de que sepas la verdad Ekaterina–dijo volteándose nuevamente y seguir su camino.

—¡Hey! No te vayas Harry, todavía no término–dije cabreada.

El volteó su cabeza sonrió de lado para luego desaparecer.

Estúpido, Idiota, Raro, Gilipollas. Y así seguí insultando a Harry mentalmente.

Llamé a Peber y emprendimos camino hacía el departamento.

Suspiré cuando llegué y le di comida a Peber para después ir a bañarme. Salí de bañarme, me puse el pijama para luego sentarme en la cama y coger el portátil. Busqué la leyenda del "Íncubo" y empecé a leer.

Cuentan la leyenda de que hace 21 años antes un íncubo se enamoró de una mortal y la mortal igual. Tuvieron muchas noches de lujuria y pasión. Se dice que el fruto de esas noches de pasión fue un niño con cabello color chocolate y ojos verde esmeralda. La mujer murió en el parto ya que su hijo le quito todas sus fuerzas esto conllevó a que el íncubo huyera con su hijo, ya que esta falta no se permitía en el inframundo y condenó a su hijo a pasar por lo mismo que él, esto provocaría una guerra entre el mal y el bien.

Oh dios, la descripción del niño era igual que Harry.

Harry tiene cabello castaño y ojos esmeralda ¿será él?,¿será la leyenda cierta?.

La curiosidad mató al gato Ekaterina.

—Harry–susurré.

—Pero murió sabiendo la verdad– Me defendí.

—Pues eso es un gato bobo, cómo tú–dijo burlón.

Idiota.

No le conteste y cerré el portátil y me crucé de brazos tratando de verlo.

Él salió desde la oscuridad y dejó a la vista su tonificado cuerpo y tenía ropa negra como siempre. Sus rulos caían en su frente resaltando sus ojos color esmeralda, eran muy lindos cuando no estaban de negro.

—Ekaterina–susurró, para luego dejarme inconsciente.

—Espero que me perdones algún día Dulce Ekaterina–dijo besando sus labios para luego arroparla,  observarla y saltar por la ventana.

{Ahora el demonio se arrepiente, él había cometido un pecado, pero era un dulce pecado}.
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¡Hey!¿Como están?