CAPÍTULO 47

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Nos dimos un chapuzón con los demás. Arwin no ha dejado de mirarme. Casi puedo ver el hueco que hará en mi cuerpo por tanto lanzar miradas indiscretas, mientras que Allister está ajeno a todo con sus audífonos y aire de chico frío. La conversación que tuvimos, fue incómoda. No pensé que lo iba a molestar de ese modo. Suspiro y sacudo mi cabello. ¿Por qué es tan problemático? Si tuviera su edad, o él, la mía, sería fácil.

Al menos que no fuera su maestra....

O si tuviera un año más....

—Piensas mucho —dice Arwin a mi lado. Ya terminó el día de chapuzón en la piscina. Estamos de pie enfrente de la furgoneta—. ¿Disfrutaste el paseo?

No.

—No daré una respuesta que ya sabes —contesto extenuada—. Más bien, solo deseo dormir por un largo día sin saber nada de mí.

Él ríe.

—Pensé que lo disfrutaste a lo máximo.

—Tuve que presenciar escenas incómodas. Dudo que eso sea divertido —cuento sin ganas—. No estoy saliendo con tu hermano menor, Arwin.

—Oh, vaya. Una declaración que no pedí.

—Me gusta ser precavida —declaro sin preámbulo alguno. Frunzo el ceño—. ¿Qué? ¿No querías saber eso?

En sus labios se dibuja una sonrisa tan seductora que opaca mi molestia enseguida. Retrocedo ante su cercanía depredadora. ¿Por qué está mirándome así? A un lado, observo venir a mis primos con los demás. Si nos ven en esta posición, pensarán mal.

—Tú....

—Tanto yo como mi hermano menor, llevamos la sangre de nuestro padre —indica. No entiendo a lo que quiere llegar. Extiende una de sus manos y roza con sus dedos mis labios, tensándome por completo—. Cuando declaramos una guerra, siempre vamos a dar todo de nosotros.

—¿A qué te refieres?

Un mechón de cabello se cuela en mi rostro. Él lo quita y acaricia mi oreja, dándome escalofríos. ¿Por qué este hombre tiene que tener lo que deseo?

—Si declaro que voy detrás de ti, lucharé hasta arrebatarte de las manos de mi hermano menor —susurra, acercándose a mi rostro. Casi siento su aliento tórrido choca contra mi cara—. Ambos tenemos la misma edad, Asha.

—Arwin.

Besa mi frente y la acaricia con sus labios que buscan los míos.

—Eres una belleza muy curiosa —murmura, casi en mis labios—. ¿Sabes? Mi hermano menor, heredó los gustos de él. Un claro ejemplo está en su fallecida madre que era doce años mayor que nuestro padre.

PROBLEMÁTICO AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora