Asha Bolton, es una profesora de Literatura que pasa por un proceso de ruptura de su expareja de años. Aceptó ir a escondidas a una fiesta de adolescentes para supervisar a sus primos, sin imaginar que, dentro de ello, se encontraría con Allister, e...
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Llegamos con Elicia y con muchas cervezas en lata en dos fundas. Acomodamos la sala y encendemos el televisor, poniendo música. No soy fan al ruido. Así que no la pusimos a full volumen. Nosotros somos los que cantamos a todo pulmón las letras que salen en la televisión. Hasta Luca participa cantando un par de repertorios.
Bebemos como doce cervezas entre los tres.
—¡Quiero contar un anécdota! —exclama Elicia con la voz distorsionada. Está ebria por completo—. ¡Admito que he deseado hacer un trío!
¿Qué cosa?
—Cállate, Elicia. Tus hermanos menores pueden escuchar esa barbaridad —reto riendo—. No queremos ver a esos niños traumados.
—¡Ellos saben más que nosotros juntos!
En eso tiene razón.
—Apoyo en eso —dice Luca riendo. Cuando está mareado, se ríe más de lo usual—. Yo admito que he fantaseado con una de ustedes.
Oh, no. Ya están soltando cosas que no vienen al caso.
—Oigan.
—Eso ya lo sé, tonto —prosigue Elicia riendo—. Siempre te ha gustado mi prima. ¿Verdad, Luca?
¿Qué cosa?
—Sí. Asha es una mujer maravillosa —habla Luca entre risas. ¡He quedado sorprendida!—. Pero no soy para ella. Quería matar a ese imbécil de Jack por dejarle con el corazón roto.
—¿Qué estás diciendo?
—¿Por qué no te atreviste a enamorarla? —pregunta Elicia riendo—. ¡Cobarde!
Luca sigue riendo como idiota.
—Lo hice, pero nunca se dio cuenta. —Sonríe y me observa—. Te prefiero como mejor amiga. Así no habrá ambiente incómodo entre nosotros.
No sabía que le gustaba a Luca.
Abro otra lata de cerveza. Ya mismo me agarra el alcohol.
—No sé qué decir —pronuncio—. Olvidaré que sé de esto.
—Igual que siempre, prima —habla Elicia, poniendo un brazo alrededor de mi hombro—. Más bien, dime si ya te comiste a tu niño.
Me atraganto.
La cerveza sale por mi nariz. Toso fuerte.
—¡Deja de hablar idioteces, Elicia!
—¿Por qué no? —pregunta Elicia riendo—. Los adolescentes son hormonales. O sino, pregúntale a Luca cuando perdió su virginidad.
