CAPÍTULO 78: EXTRA 9

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No dejo de mirar a las tres cervezas que he estado bebiendo con mis compañeros de universidad. Muevo mi mano y sonrío. ¿Así se siente estar ebrio? Ahora entiendo el motivo, del cual, Asha bebía. Quería estar relajada y huir de los problemas tan solo por un momento. Apoyo mi codo sobre la mesa y mis ojos caen en Ámbar, quien no deja de sonreírme.

—¿Estás mareado o ebrio?

—No lo sé —contesto sonriendo. Ella pestaña varias veces—. Es la primera vez que bebo.

—¿Es tu primera vez? ¿En serio?

Asiento con la cabeza.

—Debería ir a mi departamento —replico, cerrando los ojos—. ¿O la llamo? Siempre he querido hacerlo, pero no debo.

—¿Te refieres a la chica que te gusta?

Asiento de nuevo la cabeza y abro los ojos. Sonrío.

—Asha Bolton. Mi hermosa profesora. Primer amor —indico, sacando mi celular. Entre lo borroso de mi visión, busco su foto, mostrándosela—. Ella es mi futura esposa.

—¿Qué cosa? —pregunta Ámbar, mirando la foto—. ¿Te casarás con ella? Entonces, es tu novia.

Río.

—No y sí.

—Estás bien ebrio, Allister. Es extraño verte reír y sonreír —recalca riendo—. ¿Quieres que vayamos juntos? ¿Qué te parece a un hotel?

—Ella será mi esposa. —Sonrío, mirando la foto de Asha en la pantalla de mi celular—. Solo que odia estar conmigo por su edad, pero ella parece de menos edad. Tiene una carita tan dulce.

—Dios mío. Tú estás enamorado de una mujer mayor.

—Siempre la vi como una chica —demando. Guardo el celular y trato de levantarme, volviendo a caer. Carcajeo—. No puedo ponerme de pie. Que gracioso.

—Te ayudaré.

Sonrío, mientras ayuda a ponerme de pie.

Caminamos a la salida del local, dejando atrás a los demás compañeros. Mis ojos están que se cierran. ¿Será que podré llegar bien hasta mi departamento? Ámbar empieza a caminar conmigo a la dirección contraria.

—No vivo por ahí.

—Iremos a un hotel, Allister —cuenta entre una risa—. ¿No quieres? Así nos relajamos.

¿Un hotel?

Detengo el paso.

—Espera.

—¿Qué pasa?

Me arrimo en una pared y respiro profundo. El mareo se ha acentuado más en mi cabeza. ¿Hotel? ¿Por qué debería ir allí? Ya tengo en donde quedarme.

—No quiero ir a un hotel.

—¿Qué?

—Mi departamento, Ámbar —recalco, mirándola sonriendo—. No quiero tener sexo contigo.

Ella ha quedado pasmada.

—¿Estás rechazándome?

—Tengo novia.

—¡No la tienes! —objeta—. Esa mujer que te gusta, puede que ya esté casada.

¿Qué? ¿Casada?

¿Asha casada? ¿Qué hay con la promesa?

En mi mente, se origina una imagen de ella con su nueva familia. Algo caliente cae por mis mejillas. El rostro de Ámbar se pone pálido. No puede casarse. Ella....

—Asha no está casada. Ella debe esperarme. Yo seré su esposo —digo entre sollozos—. Le dije que trabajaría para ser el hombre que desea. Lo haré. No puede....—Caigo al suelo—. Es mi primer amor. La vi primero.

—Dios mío, Allister.

—No puede estar casada. Yo la amo. Solo falta unos años más y.....

—¡Entiendo, hombre! —exclama entre un suspiro—. ¡No está casada! ¡Vale! ¡Deja de llorar! ¡Siento que soy la mala aquí!

No debe casarse.

Asha es mía. La vi primero. Es mi joya que encontré. Nadie puede tocarla.

—Es mía. Yo seré el padre de sus hijos.

—¡Ya entendí!

Ámbar ayuda a levantarme de nuevo. La sostengo fuerte y la miro, mientras algo caliente resbala por mis mejillas.

—Asha será mi mujer. Nadie la tocará. Solo yo.

—Dios, hombre. En este momento, pareces tóxico —habla—. Dime la dirección de tu departamento. Te dejaré en un taxi.

Indico la dirección.

Escucho la voz de Ámbar, mientras mi mente no deja de imaginar a Asha con familia. ¿Por qué debe casarse? Debo apurarme y trabajar más en mí.

Necesito ser el hombre para ella.

Necesito ser el hombre para ella

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PROBLEMÁTICO AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora