Capítulo 10

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Pasó con su madre toda la mañana, la cual se extrañó que primero la "echara de su piso y la llamara una hora después para quedar con ella en la tienda de instrumentos musicales.

— ¿Qué has hecho con la chica? ¿También las has echado? —preguntó Simone sin querer contenerse.

Solo recibió un bufido de su hijo como respuesta. Suspiró resignada y entraron a ver el piano de cola que ella y su marido se habían empeñado en regalarle a su hijo por su cumpleaños, que había sido unas semanas antes.

— ¿Qué te parece este? —preguntó Simone señalando un piano de cola de la casa de Bösendorfer.

Tom lo miró arrugando la frente. Era enorme, tenía sitio en el piso, pero le comería medio salón.

— ¿Y qué tal uno de pared? —preguntó señalando uno que había a su derecha.

Su madre lo vio y en seguida se puso a negar con la cabeza.

—Tom cariño, es...muy moderno, el que te he dicho va mejor con la decoración de tu piso—insistió Simone, más bien ordenando.

A Tom no le quedó más remedio que ceder resignado. Cuando a su madre se le metía algo en la cabeza....además, ella sabría mejor lo que le iba al piso, fue ella misma la que lo decoró...

Se sentía mal, era muy caro pero Simone Kaulitz le pagaba cualquier capricho a su único hijo. Quedaron con el dependiente que se lo llevarían esa misma tarde, gracias a la generosa propina de su madre, lo que significaba que no podrían salir del piso a dar una vuelta y que a Bill le diera un poco el aire.

Pensar en él le hizo meter prisa a su madre y se despidió de ella en la salida de la tienda.

— ¿Tanta prisa tienes? —preguntó Simone sintiéndose ofendida—Pensaba que podíamos comer juntos.

—Es que...tengo a un amigo enfermo—contó Tom la verdad a medias—Prometí pasar con él la tarde.

—Que no te lo contagie—dijo Simone suspirando.

Tom resopló y se despidió de su madre con un beso en la mejilla, deseando meterla en un taxi cuanto antes, pero parecía que no tenía prisa tu madre...

—El otro día me hablaron de la cena a la que asististe—dijo Simone de repente.

Tom se quedó helado, debían haber sido esos amigos de sus padres a los que no tuvo más remedio que saludarlos. Tragó con esfuerzo y esperó a que siguiera hablando su madre.

—Fue un tal David Jost, es cliente tuyo y de tu padre—siguió diciendo Simone.

— ¿Qué...que te dijo? —preguntó Tom sintiendo que le faltaba el aire.

—Oh, que te lo estabas pasado muy bien—contestó Simone como si nada.

"Cabronazo"—pensó Tom enojado.

Seguro que había ido a tantear el terreno, ver si sus padres estaban al tanto de sus actividades. Y si no lo estaban, él le pondría al corriente con pelos y señales.

Tenía que hacer algo ya, no lo podía retrasar. Sus padres se debían enterar por él de su homosexualidad....sí, ya no era su bisexualidad porque estaba claro que estaba enamorado del chico más guapo y tierno que pudiera existir en el mundo entero. Bill lo era todo para él, y esperaba que al finalizar la semana se quisiera quedar otra temporada....

—Mamá, ¿por qué no aplazamos esa comida hasta mañana? —preguntó sonriendo con esfuerzo—Tú, yo y papá.

—Me parece muy bien, nos vemos donde siempre a la 1—contestó Simone algo más contenta.

Pretty BillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora