Capítulo 13

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Se pasó la noche sin poder pegar ojo. Echaba mucho de menos a Bill, no sabía porque había estallado de esa manera, si estaba claro que lo suyo no iba a ningún lado. Pero el imaginárselo en brazos de otra persona, desnudo y haciendo el amor solo por unos malditos euros.

¿Cómo pudo decirle eso? La vida de Bill no era de color de rosa, como la suya. Tenía todo lo que quería, vivía en un lujoso piso en donde no le faltaba de nada. Bueno, ahora le faltaba lo más importante....tener a su lado a alguien...

Se levantó suspirando del sofá donde se había quedado a pasar la noche. No podía volver a la cama en donde había compartido tantos momentos con Bill. Entró en el baño y se dio una ducha larga, evitando recordar el momento vivido entre espuma, cuando Bill le contó lo mal que le había tratado la vida.

Aún le quedaban 3 días de vacaciones, pero no podía estar sin hacer nada. Se vistió con su mejor ropa y acudió a la oficina esa mañana. Gustav se asombró al verle entrar por la puerta, más al ver la mala cara que llevaba.

—Tom, ¿estás bien?—preguntó preocupado.

Tom asintió y entró en su despacho en busca de algo de tranquilidad, pero no contaba con que le siguiera Gustav llevando un café en las manos.

—Pensé que lo ibas a necesitar—murmuró Gustav algo cortado.

Sabía más o menos lo que le pasaba a su amigo. Estaba claro que se había quedado pillado por un chico al que no podía tener.

— ¿Hay algún cliente al que ver hoy? —preguntó Tom ojeando su agenda.

—No, solo estaba Jost pero llamó diciendo que no se sentía bien y que anulásemos la cita hasta que él dijera—explicó Gustav.

—Esto no funciona así, no puede hacer y deshacer a su antojo—estalló Tom.

—Hey, ¿qué ha pasado?—insistió Gustav.

Nunca antes había visto así a su amigo y le estaba empezando a preocupar.

—Nada, mi vida es una mierda—contestó Tom derrumbándose—Lo tenía todo pero le dejé escapar...

— ¿Hablas de Bill? —se atrevió a mencionarle Gustav.

—Bill.... ¡pues claro que sí! Era muy especial, sabía a lo que se dedicaba y no sé porque se lo tuve que echar en cara—murmuró Tom cubriéndose la cara con las manos.

—Hablas como si te hubieras enamorado de él—dejó caer Gustav.

—Me temo que sí—susurró Tom—No lo he podido evitar, fue la primera vez que le vi. Su sonrisa era muy sincera y a lo largo de la noche me di cuenta de lo especial que era.

—Pero sabías que lo vuestro no podía ser. Solo te estabas engañando...

—Lo sé—cortó Tom suspirando—Le pagué por una semana entera, pero al saber que se había acostado con otro estando conmigo...le eché del piso. Si realmente le amara, le habría perdonado. No porque ese fuera su trabajo, si no porque....le necesito a mi lado...

Gustav se quedó sin habla. Nunca antes le había visto llorar, y menos por un chico. Se notaba que estaba muy enamorado de él, pero ya no había vuelta atrás. Bill había salido de la vida de su amigo para siempre, nada ni nadie se lo iba a traer de vuelta...




Fue al hospital a primera hora de la mañana. Había pasado la noche en su antiguo piso, haciendo algo de limpieza para estar entretenido. No había podido dejar de llorar en todo momento, pensando que si le hubiera contado a Tom la verdad esa noche la habría pasado en sus brazos recibiendo ese consuelo que tanto necesitaba.

Pretty BillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora