Capítulo 6

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Llegaron al piso y tras dar las buenas noches a Eric entraron en el ascensor y subieron en silencio. Una vez ya dentro del piso Tom le ofreció un vaso de leche caliente y unas galletas antes de irse a dormir.

Bill aceptó sonriendo y mientras lo preparaba todo se fue al baño a desmaquillarse. Se recogió el pelo en una cola alta y tras dejar su americana nueva en el respaldo de una silla entró en el baño. Se lavó con esmero, aplicándose después las cremas que le habían regalado.

Abrió de nuevo el armario de Tom y descubrió unos cepillos de dientes sin estrenar. Supuso que no le importaría que cogiera uno y se lavó los dientes entre bostezos. Tras secarse a una toalla salió del baño. Tom estaba en la cocina sentado a la mesa comiendo galletas. Le hizo compañía, pero solo se bebió la leche. Tras lo último ocurrido sentía el estómago revuelto, nadie le había tocado antes de esa ruda manera...

Terminado ese pequeño aperitivo se fueron a acostar. Mientras Tom hacía lo propio en el baño, Bill entró en el dormitorio y se desnudó con rapidez, dejando bien colocada su nueva ropa. Tom le había cedido un hueco en el armario y allí la había colgado.

Se metió bajo las sábanas desnudo sin ningún complejo, nunca usaba pijama y los bóxers que levó el día anterior estaban en esos momentos lavándose en la lavadora de Tom. Le esperó recostado contra las almohadas sin dejar de admirar todo lo que le rodeaba.

Sobre la mesilla del lado de la cama de Tom había un libro que se imaginó que leería antes de acostar. También había un despertador y al lado una foto de Tom con los que debían ser sus padres. Tendría unos 15 años y se sorprendió al verle luciendo unas largas y rubias rastas. Vestía ropa holgada más bien propia de un cantante de hip hop y llevaba una gorra sujetándole las rastas en una cola alta.

Jamás se lo hubiera imaginado de esa manera, seguro que cuando empezó a trabajar en la empresa su padre le hizo cambiar. Al menos las trenzas negras eran más discretas y su ropa aunque seguía siendo ancha era elegante y de las mejores marcas.

Suspiró y se arrebujó bajo las sábanas, si Tom no se daba prisa se quedaría profundamente dormido, y no sabía si esa noche al final tenía que trabajar o no...

A los pocos minutos le vio entrar en la habitación. Se le quedó observando mientras se desnudaba en silencio y él también dejaba la ropa bien colgada. Le vio quedarse en bóxers y meterse bajo las sábanas. Al momento se le acercó interrogándole con la mirada, pero le vio tumbarse de lado y negar con la cabeza.

—Estoy cansado—murmuró Tom bostezando— ¿Te importa que simplemente durmamos?

—Claro Tom, lo que tú digas—contestó tumbándose él también de lado.

Se quedaron mirando en silencio. Tom había apagado las luces y la luz de la luna se colaba a través de la cortina medo echada.

— ¿Puedo hacerte una pregunta? —murmuró Tom de repente—Una más, quiero decir.

Bill asintió con la cabeza al mismo tiempo que ponía una mano bajo su mejilla y suspiraba. Resopló y un mechón de su pelo salió volando y se posó en sus labios de nuevo. Tom se fijó y sin poder contenerse estiró una mano y él mismo se lo retiró a un lado, rozándole la mejilla con la yema de los dedos.

— ¿Desde cuándo te dedicas a esto? —preguntó casi sin aliento.

Era una pregunta muy personal y no quería que Bill se enfadara, pero le había entrado curiosidad. Se le veía muy joven, le calculaba unos 19 años, 4 menos que él...

—Desde los 16—contestó Bill sin dudar.

— ¿Desde los 16 años? —repitió Tom escandalizado.

—Tom, mi vida no ha sido tan fácil como la tuya. A los 15 años mi padre me echó de casa por ser como soy... —empezó a explicar Bill.

Pretty BillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora