Se levantó temprano como todas las mañanas, con una amplia sonrisa en los labios al sentir ese cálido cuerpo suspirar entre sus brazos. Bajó la cara y no pudo evitarlo, le besó en la frente él también suspirando, dándose cuenta de que nunca se habían besado en los labios.
Eso era algo para lo que Tom aún no estaba preparado, nunca se había besado con un chico, pero puede que hiciera una excepción con Bill....una más...
Por mucho que quisiera quedarse remoloneando en la cama, tenía que levantarse. Se había llevado algo de trabajo a casa, necesitaba repasar unos informes y al paso que iba no podía dejarlo para el último día, si quería pasar con Bill el máximo tiempo posible de sus vacaciones, tenía que ponerse a trabajar de inmediato.
Se levantó de la cama con cuidado de no despertarle, sonriendo al ver como se daba la vuelta y quedaba tumbado boca abajo, con la cara enterrada entre largos mechones de su sedoso pelo. Le tapó mejor con la sábana, se le había resbalado y le mostraba sus dulces nalgas. No quería que le tentara, había disfrutado mucho esa noche y si seguía mirándole así se volvía a meter en la cama y le despertaba llenándole el cuerpo de besos para volver a hacer el amor...
Sacudió la cabeza y se dio la vuelta. Abrió el primer cajón de su cómoda y cogió un pantalón de pijama que se puso suspirando. Se le había ocurrido una "maldad", no llevar ropa interior debajo, como tanto le gustaba a Bill. Buscó una camiseta vieja y se la puso mientras salía del dormitorio.
Dejó la puerta entreabierta, se sentaría en el sofá a trabajar y quería ver dormir a Bill, aunque eso le pudiera distraer...
Cogió su portátil y se sentó en el amplio sofá. Sobre la mesita baja aún estaban los restos de la cena, la caja de pizza con dos raciones en ella y eso no era todo. Sobre la alfombra había una mancha sospechosa. Se sonrojó de inmediato, no podía llevarla al tinte diciendo que se le había caído algo. Le harían preguntas para ver la mejor manera de limpiarla y no podía decirle que ocurrió mientras hacía su primera felación...
"Tendré que tratar de lavarla yo mismo a mano"—pensó suspirando.
Sonrió sin poder evitarlo, bajo la mesa estaban los pantalones y bóxers de Bill. Se inclinó a por ellos y los dejó bien doblados a un lado del sofá. Resopló y se puso a trabajar en el ordenador, pero un suspiro procedente del dormitorio atrajo su atención. Bill dormía plácidamente. Apenas eran las 8 de la mañana, le dejaría dormir una hora más, luego podrían compartir la gran bañera antes del desayuno.
Pensar en lo que podían hacer en ella le hizo acordarse de la noche anterior, cuando tras saborearle en sus labios pasaron al dormitorio...
Aún aturdido por el orgasmo que le acaba de recorrer el cuerpo de arriba a abajo, Bill trataba de recuperar la respiración aún tumbado en el suelo. Sus manos estaban sobre su agitado pecho, cogiendo en un puño su camiseta de rayas blancas y negras.
Tom estaba entre sus piernas, mirándole con una amplia sonrisa en los labios. Era verdad cuando dijo que quería verle disfrutar, que se conformaba con eso...aunque cuando fijó los ojos en el bulto de su pantalón, algo le decía que había disfrutado como el que más.
Vio que le tendía una mano y se apresuró a cogerla. Se levantó con su ayuda y esperó a que apagara la tele, señal de que la diversión se trasladaba de lugar. Entraron en el dormitorio y mientras que Tom se desnudaba él se quitó la única prenda de ropa que le quedaba.
Esperó a que abriera la cama y entonces se tumbó en ella de espaldas con las piernas separadas. Al momento Tom se tumbó entre ellas frotando su palpitante erección contra su miembro. Le puso caliente de nuevo, sintió que se ponía tenso y su respiración se agitaba. Cerró los ojos cuando puso las manos en sus caderas, alzándolas levemente para rozarle la entrada con su erección.
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Pretty Bill
RomanceBill: sin más remedio que ganarse la vida trabajando en la calle, soñando con la llegada de su príncipe azul que le sacaría de esa vida y le llevaría a vivir a su castillo. Tom: empresario, rico...aburrido de la vida que lleva, solo quiere dar un ca...