Salieron a la calle y tomaron la dirección contraria a las tiendas. Calle abajo se veía un gran parque, el Parque Humboldthain, que por ser domingo estaría lleno de familias con sus hijos en ese soleado día. Caminaban con paso lento, Tom le iba explicando toda su historia, como que fue destruido durante la IIª guerra Mundial y luego construido de nuevo desde cero.
Contaba con amplios espacios verdes en los que tumbarse mientras se disfrutaba de un ligero almuerzo, y eso fue lo que hicieron. Compraron dos perritos calientes en un puesto ambulante y dos botellas de agua. Eligieron un rincón apartado y tras un largo paseo por el parque decidieron hacer un alto.
Bill enseguida se tumbó en la hierba suspirando, sonriendo al ver que Tom se lo pensaba.
—Vamos, la ropa que llevas se puede lavar fácilmente si te la manchas—dijo guiñándole un ojo—No seas tan remilgado.
Tom se rascó la cabeza pensativo y al final se encogió de hombros y terminó sentado en la hierba a su lado. Le pasó su perrito caliente y comieron en silencio, por lo menos por su parte.
—Esto está de muerte—murmuró Bill con la boca llena—Mejor que esos platos que nos sirvieron anoche de nombres tan raros que ni recuerdo.
Tom le tuvo que dar la razón en parte, hacía mucho que no se tomaba un día libre en el trabajo y se escapaba a comerse algo con las manos. Siempre estaba de restaurante en restaurante en alguna comida de trabajo importante, haciendo la pelota y lamiendo culos.
El sonido del móvil los interrumpió y tras pasarle a Bill su perrito caliente sacó el móvil del bolsillo de su sudadera para contestarlo. Arrugó la frente al ver que era Gustav, no se libraba de él ni en su segundo día de vacaciones.
—Dime—contestó resoplando.
—Espero que no estuvieras ocupado....con Bill, quiero decir—susurró Gustav algo cortado.
—Tranquilo, solo estamos disfrutando del buen día que hace en el parque—le explicó Tom— ¿Ha pasado algo con Jost?
El silencio que obtuvo como respuesta era una clara afirmación. Maldijo por lo bajo y suspiró esperando a que Gustav le dijera las malas noticias. No entendía porque tenían que aguantar sus caprichos, si no fuera por su padre le mandaba a la mierda y se quedaba tan ancho...
—Tom, me temo que ayer me fui de la lengua...en la cena...—empezó a decir Gustav.
Maldijo de nuevo mirando a Bill de soslayo. Sabía a qué cosa se refería, solo le había contado lo de Bill porque pensaba que podía confiar en él, cuando estaba claro que no.
Se quedó sin respiración cuando vio lo que Bill estaba haciendo. Había mordido su bocadillo y un poco de Kétchup se le resbalaba por su muñeca derecha. Al tener ocupada la otra mano no pudo limpiarse de otra manera que no fuera pasándose la lengua para deleite de sus ojos...
Carraspeó y cambió de posición, enfrentándose a su compañero de trabajo.
— ¿Qué has hecho? —preguntó en voz baja.
—Es que...Melissa me engañó. Estaba muy disgustada, al parecer Bill dijo algo que la molestó y no paraba de decir que se quería ir de la fiesta, que se sentía humillada y tal...y yo solo la quise consolar...
—Ya, entiendo—murmuró entre dientes.
La consoló de la mejor manera, haciendo quedar a Bill por debajo de su clase social. Le contaría a que se dedicaba y eso habría hecho que Melissa sonriera de inmediato...
—Fue tras la cena, luego se excusó diciendo que se iba al baño...pero la vi irse directa a David...creo que se fue ella también de la lengua...
— ¡Será zorra!—se le escapó a Tom en voz alta.
![](https://img.wattpad.com/cover/354774938-288-k71431.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Pretty Bill
Roman d'amourBill: sin más remedio que ganarse la vida trabajando en la calle, soñando con la llegada de su príncipe azul que le sacaría de esa vida y le llevaría a vivir a su castillo. Tom: empresario, rico...aburrido de la vida que lleva, solo quiere dar un ca...