Capítulo 4; Plan B

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Mierda...¿y ahora que hago? No puedo simplemente llegar a la puerta y saludarlo, literalmente estoy entrando a la fuerza a su fiesta a la que no fui invitada. Además, luego de esa sensación extraña que sentí en el mercado cuando ví sus ojos, no sé si quiera estar cerca de él. Bastante lógico cuando estoy a punto de entrar a su casa a investigar sobre él.

Comencé a mirar de un lado a otro en busca de otra forma de entrar, quizás si esperaba hasta que Kan entrara a la fiesta pueda entrar desapercibida, pero mientras él esta acá fuera es una gran oportunidad para recorrer el castillo sin cuidado y no meterme en problemas. Al parecer la gente que seguía llegando no se daba cuenta de que yo estaba oculta tras un árbol con cara de pánico, todos pasaban de mi y caminaban directamente hacia Kan. ¿Por qué la gente se comporta así con ellos? No son un tipo de Dios o algo por el estilo, sólo son extranjeros, supongo que por eso tienen un encanto especial.

Caminé un poco adentrándome en el bosque, debía rodear la entrada sin que nadie me viera para buscar alguna otra forma de entrar. No sabía si el castillo tenía una puerta trasera o si debía escalar la pared pero algo debía encontrar. En un momento cuando estaba prácticamente al lado de Kan, sin darme cuenta pise una rama que hizo ruido, si bien no fue un ruido fuerte como para que alguien lo escuchara, Kan miró a un lado, hacia mi dirección, escudriñando cada centímetro de los árboles, para mi seguridad me había agachado en una mata de plantas en donde no me vería pero yo a él si. Cuando dejó de mirar y fijo su vista otra vez a sus invitados, seguí caminando por un lado del castillo, por el lado derecho no había nada, sólo una larga pared lisa interminable y muchas ventanas, ventanas que no podían abrirse desde fuera, no se cuanto caminé pero al parecer había gente que seguía llegando, ya que en el transcurso de mi intento de infiltración me di cuenta de que cada vez que una persona llegaba, sonaban unas campanillas y una chica gritaba para saludar. Supongo que era la chica de pelo blanco que parecía muy feliz de recibir invitados, a pesar de que había sido una total idiota conmigo en el mercado.

Seguí caminando teniendo cuidado al momento de pasar delante de las ventanas ya que no estaban abiertas pero no tenían ningún tipo de tela que las cubriera, toda la gente podía mirar que es lo que sucedía fuera. Cuando doble en la esquina para mirar en la parte de atrás, me di cuenta de que había un gran ventanal abierto que daba a un jardín de rosas rojas y negras, una decoración bastante particular. Comencé a caminar tranquilamente por el jardín hacia el ventanal para dar la imagen de que había salido a tomar aire y ahora volvía dentro, pero no todo era tan fácil, cuando estaba a unos metros de entrar, ví a Kathlyn salir al jardín junto a un chico.

- Venga ya ¿Es enserio? - susurré para mi misma.

El chico era quien hace unos días vimos del brazo con una chica de la clase alta, no se su nombre, sólo se un poco de lo que mis amigas comentaron luego de enterarse del chisme, un tío pobre que se ganaba unos centavos coqueteando con chicas de clase para que le dieran dinero. Kathlyn estaba sonriendo de oreja a oreja mientras caminaba con el hasta el final del jardín. No debería entrometerme, pero... No, no lo haré, necesito entrar y comenzar a investigar. Ya verá mi hermana que es lo que hace con su dinero.

Salí de detrás del arbusto en el que me escondí cuando Kathlyn y compañía salieron, arregle mi vestido, mi peinado y por fin pude entrar al castillo. Era impresionante lo grande y hermoso que era todo. Las paredes eran de un color rojo vino y el piso era reluciente, por todos lados habían candelabros con velas, cuadros de quien supongo es la familia de kan, y del techo colgaban las famosas arañas de luces. Había gente por todos lados, no superaban los 30 años, eran todos jóvenes. Sirvientes caminaban de un lado a otro llevando bebidas a los invitados y mesas enormes se encontraban pegadas en la pared llenas de distinta especies de alimentos. Toda las personas llevaban sus máscaras, por lo que no podías identificar muy bien quién era quién. Si pude ver quién acompañaba a Kathlyn fue porque los dos se habían sacado sus máscaras para salir.

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