Capítulo 10; Asmodeo, El Demonio De La Lujuria

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[ <PLAY>  se recomienda escuchar el Soundtrack con audifonos  <3 ]

Los pasos se podían oír cada vez más cerca y más rápidos, hasta que en un momento se detuvieron. La puerta comenzó a abrirse dejando ver a un chico de no más de 20 años, tenía los ojos grises y su mirada era fría, distante con un poco de picardía en ella. Su pelo era negro y largo, en uno de sus labios tenía dos especie de aros, sus párpados estaban negros dándole una mirada más cautivadora. Llevaba puesta una chaqueta negra con detalles plateados, la traía abierta por lo que podías ver sus abdominales marcados a pesar de que se veía delgado, sus pantalones negros con correas dejaban a la vista la línea de sus oblicuos, y si llevaba botines negros. En su cabeza llevaba un sombrero negro con plateado que tenía una pluma negra saliendo de él y en su cuello llevaba varios collares con medallas extrañas. A su lado se encontraba un lobo gigante, se veía tres veces más grande que un lobo normal, su pelaje era completamente negro, sus patas junto a la punta de su cola y orejas eran blancas y tenía unos ojos hermosos de color grises como su dueño.

El chico miro a mi posición y luego miró a Lilith levantando una ceja.

- ¿Qué es ese olor? - la habitación comenzaba a tener un olor horrible, miré mis muñecas y de mi solo salió un grito, la carne estaba negra por las quemaduras, las heridas reventadas y el dolor que me estaban causando era horrible.

Lloré, grité y traté de soltarme hasta que mis fuerzas no daban para más, entonces escuché un chasquido y las cadenas cayeron al suelo liberándome de esa tortura lenta y dolorosa, mire mis muñecas en donde se podía ver mejor las heridas junto a la carne expuesta, no podía dejar de llorar y gritar, el dolor junto al olor era horrible, no podía mover mis muñecas sin que doliera, y hasta mi respiración era irresistiblemente dolorosa.

- ¿Por qué has hecho eso? ¡La estaba preparando para ti, al menos podrías agradecer! - Lilith estaba enojada.

- No me gusta la carne quemada.

Mire al chico que había hablado, estaba mirando a Lilith con la misma expresión de hace un rato, fría y sin sentimientos, era una máscara en la cual no podías leer nada, carente de emoción. Por un segundo su mirada cayó en mi y sin saber porque me sonroje apartando mi vista, podía sentir como el calor subía por mis mejillas.

- Puedes comertela, es toda tuya. - Mire a los dos hermanos asustada, había recordado a los hombre rata de hace unas horas comiéndose las extremidades de la chica.

- No como gente viva, lo sabes.

- Esta podría ser una excepción ¿No? En verdad necesito tu ayuda - Lilith se había colgado del brazo de su hermano, les daba una imagen tierna si no fueran unos malditos locos hablando de comerme.

- ¿Comerme? - me atreví a hablar, no podía dejar de mirarlos y cuando abrí la boca los dos fijaron su vista en mi.

Lilith sonrió y se acercó a mi, en cuanto se acercó aparte mi mirada, mirando hacia abajo, entonces ella tomó mi pelo y tiró de mi cabeza hacia arriba enterrando sus asquerosas garras en mi cabeza.

- No apartes la mirada cariño, estas en presencia de dos príncipes del inframundo, deberías sentirte halagada de que nos mostremos ante ti al mismo tiempo y creo que te daré créditos por aún haberte meado encima.

- Suéltame maldita perra.

Soltó mi cabello y pude sentir como un líquido corría por mi cráneo, pase mis manos y había pequeñas manchas de color rojo que de seguro eran obras de las garras de esa bruja. Pude oír cómo suspiraba ruidosamente y luego con su pie me empujó hasta la pared.

- Te presento al segundo de mis hermanos, Asmodeo, duque del infierno, demonio de la lujuria y de la gula, es el encargado de deshacerse del cuerpo que los demás dejamos a nuestro paso.

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