Kathlyn estaba en el piso con una mano en la mejilla. Cuando abrí la puerta Kandian me miró de reojo por un momento, parecía cabreado por alguna razón y cuando me vio una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.
- Con ese cabello te pareces más a ella.
Dijo entre dientes, me quedé mirando la escena, el hijo de puta estaba golpeando a mi hermana aunque agradecía que no la estuvieran torturando con esas cadenas que queman ni que se la estuvieran comiendo algún monstruo de los que aquí se encontraban. Por un momento iba a reaccionar a correr donde estaba ella, pero aún no me había visto y recordé las palabras de Asmodeo de no meterme en problemas, él me había dado este cambio de apariencia para que no me reconocieran, si hacía algo mal ahora podría ser mi fin ya que Asmodeo no podía protegerme de su hermano mayor.
Decidí aparentar que no los conocía, o al menos que no conocía a Kathlyn ya que si yo estaba jugando al papel de "mujer de Asmodeo" debía conocer a su hermano y rey del inframundo. Mi mirada se volvió fría y distante, Fenrir a mi lado no dejaba de gruñir hacia Kandian y el en respuesta le hacía señas con las manos para que el lobo se acercara, pero no lo hacía y eso parecía divertirle.
- ¿Disculpa? - Dije con un tono distante.
- Anna... ese disfraz no funcionará conmigo, puedo ver tu alma ¿Recuerdas?
- No tengo ni idea de quién es Anna, yo sólo paseaba por aquí ahora que Asmodeo está dormido.
- ¿Nueva novia?
Asentí con la cabeza con determinación, en algunos momentos mi mirada se dirigía a Kathlyn que ahora me miraba asustada, seguramente pensando en que yo le haría algo malo también. Kandian asintió lentamente, miro hacia Kathlyn y en una fracción de segundo el brazo de ella se había desencajado de su lugar. Aunque no pretendía hacerlo, mi reacción fue dar un paso adelante para ir donde ella estaba pero antes de dar un segundo paso Kandian me tenía pegada a la pared con sus brazos a cada lado de mi cabeza.
- Lo sabía, no dejabas de mirarla - Sí que estaba cabreado, sus ojos eran como de un gato, y su frente tenía pequeñas arrugas donde su ceño estaba fruncido. Se acercó a mi cuello y puso cara de asco.
- Hueles a el - me dijo mientras sus manos se volvían puños a mi lado. - ¿Dónde estabas?
- ¿Te interesa? Disculpa si tu juguete se perdió por un tiempo.
Aunque le tenía miedo a este tipo, Fenrir estaba listo para atacar, estaba segura de que un pequeño lobo no era rival para el rey de los demonios pero si estaba en peligro, el me ayudaría y eso me daría tiempo para poder escapar junto a Kathlyn.
Kandian se rió secamente y golpeo la pared a mi lado dejando un pequeño agujero.
- No puedes ir por ahí jugando con mi hermano cuando tú eres mía.
Sus palabras resonaban en mi cabeza y no podía reaccionar a decir o hacer nada, no entendía a qué se refería con que era suya, no quería ser su juguete por un día, solo era algo desechable que cuando terminara de jugar conmigo me mataría como todas las demás personas que estaba en el banquete hace unas horas.
- Yo no soy de nadie.
Se alejó un momento de mí y comenzó a reír, miró a Kathlyn que ahora estaba apoyada en una pared intentado ser lo más pequeña posible para evitar ser vista por él o por mí, ya que ella aún no me reconocía con este aspecto. Cuando Kandian la miró frunció el ceño y luego me miró a mí.
- Si quieres que no la mate tendrás que alejarte de Asmodeo.
- ¿Disculpa?
- Me perteneces, no puedes ir por allí con mi hermano.
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Masquerade
ParanormalEn el aburrido pueblo de Mahintara, Annabella, una introvertida adolescente de 17 años y deseosa de una aventura, vive una aburrida vida junto a su familia. Cuando Sarcham, un enorme y abandonado castillo con una oscura historia, reabre sus puertas...