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Un día invernal, una linda mañana de octubre, pronto terminaría mis clases, dedicada a mi carrera de marketing y administración empresarial, servida entre aparatos electrónicos mis ojos lentamente se cerraban, no había dormido nada en toda la noche, unas cuantas tazas de café mantenían mi cuerpo pero ¿mi mente? Ella ya se encontraba en un profundo sueño. Pesadamente me levanté de mi escritorio, caminando a paso lento me tire en mi cama di gracias a todos los dioses de la comodidad y sueño por estar en mi cama.

Pude haber dicho que era un día como cualquiera solo si no hubiera recibido esa desdichada carta momentos después de estar en mi cama; el timbre con insistencia sonó y yo con desgaste baje las escaleras y abrí mi puerta recibiendo la mirada indiferentemente fastidiada de aquel hombre, desde luego que no era un cartero, zapatos de mocasín, un saco y pantalón hecho a medida, mmm podría decirse que de diseñador italiano y un elegante reloj de cuero marrón con hebilla de oro, ¿De quién mierda se trataba? No lo sé, solo escuché un "haya la esperamos señorita Red" y tome la carta cerrando a puerta con desgane dejando la carta a un lado, sobre la mesita que guiaba a las escaleras estaba demasiado exausta como para prestar atención a algo que no fuera mi cómoda cama.

[...]

Un dolor en mi cien se hizo presente una vez abrí los ojos removiendome en mi cama para seguir durmiendo, "maldición!~" musite adormilada, esto era lo que odiaba de los excesos de mi vida universitaria, el no dormir agravaba en grandes cantidades mi cabeza. Solo solté un gran suspiro y con delicadeza de no sufrir de algún mareo me senté en el.borde de mi cama observando la hora, 4:35 p.m "nada mal" pensé, apresar de ese asqueroso dolor de cabeza todo estaba perfectamente bien.

Dejando eso de lado continúe con mi rutina, baje a la cocina por comida, solté un suspiro y recordé la carta que tiempo antes había dejado en aquella mesita, camine hacia esta y tome el sobre abriendolo y leyendo su contenido.

Era  una invitación a un baile, de disfraces para ser más exactos, claro, era obvio era halloween, el código era de la era dorada, suspiro algo desconsetada pues disfraz no tenía, yo normalmente no asisto a ese tipo de eventos, pero ya que insistieron teniendo la sorpresiva amabilidad de traer esa carta personalmente a mi casa, pues iría con el mayor de los gustos, me senté sobre una de las bancas que estaban cerca de la barra de mi cocina, pensando como mierdas haría para conseguir un vestido de la época dorada para justamente hoy.

Luego de meditarlo por unos minutos, recordé, para mí buena suerte, que una de mis amigas es súper fan de este tipo de cosas y tiene una armario lleno de este tipo de cosas, rápidamente tome mi celular y le marque a su celular con la esperanza de conseguir lo que necesito.

[...]

Ok y eso que por fin decidiste salir de tu cueva? -dice cruzándose de brazos en un tono burlesco-

Ammm bueno, pasaron cosas -baje la vista a un punto fijo a la nada mientras movía mis manos de forma nerviosa- y esas cosas hicieron que me animará a salir -sonreí ampliamente mirando a Alicia quien me miraba aún desconfiada-

Seeee, claro, digamos que te creo -entre cerro los ojos demostrándome desaprobación mientras que de sus labios se escapaba una pequeña sonrisa de picardía-

Ya callate Alis!! -rei divertida-

[...]

Ya luego de tener el vestido sobre mi cama y yo saliendo del baño después de averme una magnifica ducha, me vestí con las prendas con delicadeza, "como si de la realeza me tratase", al tener ese pequeño pensamiento una risilla se posa en mis labios. Al terminar de vestirme camine a  mi tocador y me di una ligera capa de maquillaje excepto los labios que use un tono vino tinto y en mis ojos que use un aumado; por último me aplique perfume y tome mi antifaz. 

₊˚⊹꒷ 𝐑𝐞𝐜𝐮𝐞𝐫𝐝𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐒𝐮𝐦𝐢𝐬𝐢𝐨́𝐧 -'♡'-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora