Uno.

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—¡Emily! —Bill apareció por detrás de su hermano.

—Bill... —una sonrisa se dibujó en mi cara en cuanto corrió hacia mí para abrazarme.

—Estas guapísima. —dijo al separarse de mi.

—Tu si que estás guapo, ese peinado te queda genial. —pasé mi mano por su alta cresta despeinando esta.

—¿Qué le ha pasado a tu pelo? —dijo Tom refiriéndose al tinte oscuro que ahora llevaba mientras se acercaba a nosotros.

—¿Y al tuyo? —reí señalando sus trenzas. —¿Dónde están tus rastas? —se encogió de hombros con una sonrisa tímida.

—Fue idea mía, ¿a qué está genial? —añadió Bill emocionado. Yo asentí con una sonrisa. —¿Y que haces aquí?

—Ha venido a traerme los papeles de la casa chicos, que me los había dejado en la oficina. —Will se acercó a nosotros. —Muchas gracias cielo. —me besó.

Tom:


En cuanto vi a ese hombre besar a Emily se me bajó la presión. ¿Qué mierda estaba haciendo? ¿Por qué estaba besando a mi Emily? Mi cuerpo se tensó de una manera brusca en ese momento.

—Intuyo que os conocéis —el hombre rió levemente.

—Si, son unos viejos amigos de Alemania. —Emily sonrió dirigiéndose a aquel hombre. —Ellos son Bill y Tom, los hermanos de Niky. —Nos señaló. —Chicos, él es Will. Mi prometido.

Mi prometido. Y aquellas palabras me cayeron como un balde de agua fría. ¿Emily se iba a casar?

¿Que clase de broma era esta? Llevaba tres años sin saber nada de su existencia, torturándome con su partida día tras día, y justo cuando vuelvo a verla después de tanto tiempo... Está comprometida.

—Bueno chicos, me alegro mucho de veros, pero tengo que irme. —se despidió mientras se alejaba de camino a la salida.

—¡Emily! —llamé su atención. Esta se giró para mirarme. —¿Volveremos a vernos?

Aquellas palabras salieron de mi boca casi sin pensarlo, con un pequeño tono de temor por su respuesta. Con un poco de miedo de no volver a verla, porque ahora que la había encontrado no quería volver a perderla de vista.

—Seguro. —sonrió guiñando un ojo para luego volver a encaminar su paso hacia la salida.

[.....]

Emily:


Me encontraba terminando de arreglarme con Kate; en el apartamento que teníamos alquilado para poder asistir a la universidad, para irnos a tomar algo a alguna discoteca. Necesitaba beber algo para sobrellevar este día tan surrealista.

—¡Estas de coña! —gritó mi amiga incrédula después de contarle quiénes eran los compradores de la casa.

—Te lo juro. No pensé que volvería a verlos y mucho menos en esta situación. —reí mientras me aplicaba máscara de pestañas.

—¿Y que sentiste? —me miró a través del espejo.

—No sé, sentí raro. —hice una mueca. —Ya me había hecho a la idea de no volver a verlo, y cuando lo vi tan cambiado... Se me removió todo otra vez.

—¿Está más guapo? —levantó divertida sus cejas.

—Guapísimo, no te imaginas cuánto. —cerré mis ojos mientras mordía mi labio inferior. —¡Pero no! Voy a casarme y Will es maravilloso.

—Si pero... —me giró suavemente en la silla para que la mirara a la cara. —¿Por quién te palpita más el chichi?

—¡Kate! —reí.

—Responde. —levanto sus cejas de forma graciosa. —Y se sincera.

—Por mi vibrador. —intenté evadir el tema.

—Osea por Tom, lo sabía. —rió a carcajadas.

—Dejalo ya. —carcajeé también. —De verdad que cuando te digo que te llevarías genial con Niky, es enserio. Que brutas sois.

—O tu demasiado correcta. —se encogió de hombros mientras aplicaba pintalabios en su boca. —Deberias soltarte la melena de vez en cuando. —rodé los ojos.

—Bueno, ¿estás lista? —esta asintió. —Pues vamos a por unas copas.

Después de montarnos en mi camioneta tomamos rumbo a nuestra discoteca de confianza, esa a la que siempre íbamos. Una vez llegamos allí nos bajamos del coche entregándole las llaves al aparca coches para que estacionara mi vehículo.

Una vez dentro comenzamos a saludar a los trabajadores de allí a los cuales ya conocíamos, la fiesta ya estaba bastante animada puesto que Kate y yo siempre llegábamos bastante entrada la noche a la fiesta para evitarnos el aburrimiento en lo que va llegando la gente. Nos acercamos a la barra para pedir unas bebidas.

—Hola Jay. —saludé al camarero. —Lo de siempre.

—Marchando dos Gintonic para las chicas más guapas de la discoteca. —ambas reímos.

Agarramos nuestras bebidas y caminamos por la pista echando un vistazo al panorama. Entonces cuando me acercaba hacia la zona VIP de la discoteca, observando quienes se encontraban allí pude ver una silueta que se me hizo muy familiar.

Un Tom con una sonrisa ladina me miraba fijamente apoyado en la barandilla del reservado. Iba vestido todo de negro, con su característica bandana en la frente y una sonrisa que acompañaba su estética de chulo. Sin poder evitarlo, una sonrisa se dibujó en mi cara cuando nuestras miradas se conectaron. A pesar de la cantidad de gente que había en el lugar, pude verle a él entre la multitud. Porque así era Tom, resaltaba donde quiera que estuviera. Aunque fuera una discoteca con poco luz y fuera vestido de negro, el brillaba.

Caminé lentamente en cuanto lo vi saltar la barandilla para bajar donde yo estaba, sin romper el contacto visual en ningún momento. Con esa sonrisa perversa todavía en su rostro.

—¿Qué haces aquí? —pregunté.

—Parece que el destino quiere juntarnos a toda costa. —rió.

—Dichoso destino, que caprichoso es. —reí también.

—Si supiera quién se encarga de dirigir el mío te juro que le daría un beso. —se acercó más a mi. —Y ojalá fueras tú. —se acercó peligrosamente a mí con intención de besarme.

—Tom... —coloqué mi mano en su pecho para frenarlo. —Me voy casar, ¿recuerdas?

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Primer capítulo.

Se que no es muy largo y pido disculpas pero de verdad que intento escribir en cuanto encuentro algo de tiempo.

Quizás no pueda actualizar tan seguido pero prometo que intentaré hacerlo lo más que pueda.

Espero que os guste y agradeceros de corazón por leer.

Sois los mejores mis chiquis.

Nos vemos en el siguiente cap.

Os adoramo❤️

Something about us ; Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora