Dos.

833 49 36
                                    

—Vale, vale. Lo siento. —Tom levantó sus manos en son de paz riéndose.

—Hola.. —mi amiga intervino. —Asi que tú eres el famoso Tom Kaulitz. Soy Kate. —se presentó.

—Encantado. —la saludó con su característica sonrisa encantadora. —¿Queréis pasar al reservado chicas?

—¡Claro! —Kate no me dejó ni contestar. Yo suspiré resignada mientras veía a mi amiga encaminarse hacia la zona VIP.

El portero nos abrió la correa que impedía la entrada al reservado para que pudiéramos pasar. Una vez dentro me encontré con un Bill ya bastante perjudicado por el alcohol, a decir verdad. Realicé las presentaciones necesarias entre Bill y mi amiga Kate y ambos rápidamente entablaron una conversación bastante animada.

Sé perfectamente que por la forma en la que ambos coqueteaban se habían gustado mutuamente. Yo observaba la escena apoyada en la barandilla cuando sentí a Tom colocarse a mi lado.

—¿Quieres tomar algo? —pegó un trago a su copa mientras yo le mostraba mi copa en señal de que ya tenía. —¿Y unos chupitos?

—No quiero beber demasiado, mañana tengo una cita importante. —negué con la cabeza. —No tardaré mucho en irme.

—¿Una cita? —frunció su ceño. —¿Con tu prometido? —esas últimas palabras las dijo con desagrado. Como si pronunciar esas palabras le produjeran dolor. Yo negué.

—Trabajo. —respondí intentando no adentrarme mucho en el tema. Tom asintió quizás pensando que más decir para sacar tema de conversación.

—¿Y a que hora sales? Podría invitarte a comer o tal vez tomar algo si prefieres.

—Tom... —este me miró a los ojos. —Siento si voy a sonar brusca, pero no voy a quedar contigo como si nada pasara. No puedo ni quiero.

—No lo entiendes... —desvió su mirada.

—No Tom, el que no lo entiendes eres tú. —respondí tajante. —Lo nuestro ya pasó, y cuando creía que por fin te había olvidado apareces de la nada. —mis ojos amenazaban con dejar escapar algunas lágrimas. —No quiero poner mi mundo patas arriba otra vez, así que porfavor no me hagas esto más difícil. —él simplemente asintió pero juraría que sus ojos se cristalizaron por un segundo.

Lo último que necesitaba es que ahora apareciera Tom de nuevo a ponerme las cosas más difíciles. Porque sería así, porque pensaba que ya tenía mi vida encaminada pero en cuanto Tom entraba en escena todo mi mundo se desmoronaba y giraba en torno a él. Pero esta vez no podía ser así, yo había cambiado. Me había vuelto más fuerte y casualmente la única persona que podría romper mi coraza había aparecido después de tres años.

Caminé hacia donde se encontraban Kate y Bill hablando, dejando atrás a un Tom bastante pensativo.

—Kate, me voy para casa. ¿Luego la acompañas tu Bill? —miré a ambos.

—Claro, no te preocupes Emi. —me observó preocupado. —¿Ha pasado algo?

—No, tranquilo. —hice un gesto con la mano para restarle importancia. —Mañana tengo un compromiso y prefiero irme ya. —besé su mejilla para despedirme. —Nos vemos.

Salí de la discoteca buscando al aparcacoches para que me entregara mi vehículo. Me monté en mi camioneta y cuando me disponía a ponerme en marcha la puerta del copiloto se abrió.

—¿Qué haces aquí Tom? —pregunté resignada.

—Voy a acompañarte. —soltó mientras colocaba su cinturón de seguridad.

Something about us ; Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora