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Volver a casa después de mucho tiempo me hacía sentir nerviosa a pesar de que sabía que mi familia me recibiría con una gran sonrisa.
—¿Eh? ¿Ese chico es...? —La sorpresa llegó a mi rostro cuando pude ver al chico desconocido que me atacó en Ryuutan. Él se encontraba recostado en el césped, observando fijamente el cielo, que poco a poco comenzaba a tornarse oscuro.
Antes de que pudiera reaccionar o pensar en una forma de abordar la situación, una voz alegre interrumpió mis pensamientos. Se trataba de una mujer llamando a su pequeña hija, la cual no tardó en correr a sus brazos, dejando atrás a sus amigos.
El chico misterioso se levantó del césped, y en ese momento, su estómago emitió un sonido que no pasó para nada desapercibido. Intenté mantener la compostura, pero no pude evitar soltar una pequeña risa. Él se percató de mi presencia, y al verme se sorprendió.
—Hola —saludé de manera amable. Sin embargo, no obtuve respuesta de él—. ¿Todo anda bien?
Nuevamente, no obtuve respuesta de su parte, por lo que eso me hizo sentirme incómoda y nerviosa, así que, preferí dejarlo solo e irme a casa. Caminé unos cuantos pasos, pero luego me detuve al sentir como alguien me estaba siguiendo. Miré hacia atrás y me encontré nuevamente con la mirada de aquel chico.
Mi corazón latió con fuerza mientras me daba cuenta de que él me estaba siguiendo.
—¿Estás perdido? —pregunté—. ¿Necesitas ayuda para llegar a algún lugar?
Él no respondió a ninguna de mis preguntas y eso me hizo sentir nuevamente incómoda, así que volví a dejarlo solo. El pánico comenzó a invadirme al sentir como el chico volvía a seguirme, por lo que no tardé en apresurar mi paso, y cuando finalmente lo perdí de vista, solté un suspiro de alivio.
Caminé un poco más tranquila el resto del camino a casa.
—Estoy en casa —anuncié cuando abrí la puerta principal.
Unos pequeños pasos se escucharon por el pasillo de arriba, entonces, del segundo piso, apareció Himawari. Ella no tardó en sonreír y lanzarse a mis brazos mientras me daba una cálida bienvenida.
—Oh, Kyoko, cariño, bienvenida —oí mencionar a nuestra madre, quien salía de la cocina—. Estoy sorprendida de verte aquí. No avisaste que vendrías.
—Quería que fuera una sorpresa —dije con una sonrisa mientras dejaba a Himawari en el suelo—. Hay muchas cosas que debo contarles, pero primero iré a mi cuarto y dejaré mis cosas.
Mi madre había mencionado algo, pero no logré entenderle muy bien porque ya me había ido a mi cuarto. Dejé algunas cosas sobre la mesita de noche que estaba cerca de mi cama, luego fui al closet y colgué mi chaqueta. Fue entonces que me percaté de que había ropa de hombre colgada, por lo que la tomé pensando que era de Boruto.
