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La noticia de que Ada, la ex aliada de Code, se encontraba en Konoha había provocado un revuelo en la aldea. Los rumores y las especulaciones corrían por las calles, y el ambiente estaba cargado de tensión.

Estaba claro que Ada representaba una amenaza desconocida, por lo que el tiempo en que Kawaki y Boruto cumplían su misión de vigilarla, yo me sumergía en un duro entrenamiento para controlar el chakra que Saiko me había otorgado. Tenía mucho trabajo por delante, pero confiaba en mis capacidades de aprendizaje rápido.

—Me pregunto cómo le estará yendo a Kawaki —murmuré mientras caminaba de regreso a casa luego de un largo entrenamiento.

La soledad era algo que nunca me había molestado. Sin embargo, el tiempo que pasé junto a Kawaki me hacía sentirme de otra manera. Ahora, el simple hecho de estar separada de él me inquietaba.

Estaba absorta en mis pensamientos, cuando de repente una figura apareció frente a mí. Me detuve en seco, parpadeando por la sorpresa. La figura frente a mí era un chico joven, probablemente de la edad de Himawari, con una expresión seria y ojos que parecían atravesarme.

—¡¿Quién eres tú?! —preguntó, sosteniéndome fuertemente de los hombros.

Estaba por responder, pero en ese momento Boruto hizo su aparición y se acercó a nosotros.

—¿Qué crees que le haces a mi hermana, Daemon? —preguntó, alejando a Daemon de mí—. ¿Estás bien, Kyoko? ¿Qué haces por aquí?

—Uh, sí... Yo solo estaba entrenando un poco —respondí, todavía confundida por lo que acababa de pasar—. Ya me estaba yendo a casa.

—Ya veo. Lamento haberte retenido —dijo Boruto—. Nosotros volveremos a lo nuestro.

En aquel momento, pude notar que Daemon me miraba con más curiosidad que antes. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda al darme cuenta de que este niño era el que acompañaba a Ada.

—Está bien. Buena suerte en tu misión —asentí levemente—. Saluda a Kawaki de mi parte.

Boruto asintió y se dirigió hacia Daemon, llevándoselo con él. Sin embargo, el pequeño niño se apartó de su lado y volvió a acercarse a mí, pero esta vez con las intenciones de atacarme. El puño de Daemon quedó a solo centímetros de mi rostro, pero, afortunadamente, Kawaki apareció a mi lado y sostuvo el pequeño brazo del muchacho.

—¿Qué demonios estabas intentando hacer? —preguntó Kawaki, su voz seria y a la vez enfurecido.

—Ella debería de ser capaz de detenerme sin ningún problema. ¿Por qué se ha quedado allí sin hacer nada? —preguntó Daemon, observándome fijamente.

—Idiota. Mi hermana no es ninja y apenas sabe luchar —dijo Boruto, acercándose y volviendo a separar a Daemon de mí.

—¿Lo dices en serio? —preguntó, incrédulo—. No puede ser posible. Yo sentí una gran fuerza en ella.

DANGEROUSLY SWEET; Kawaki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora