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Mi mente quedó completamente confusa en el momento en que mi cuerpo cayó sobre un suelo rocoso. Observé a mi alrededor, dándome cuenta de que me encontraba en el lugar donde mi padre se estaba enfrentando a Isshiki.
—Ese brazo derecho tan horrendo contiene tu chakra. Gracias a eso he podido detectar a Kawaki y traerlo hasta aquí —dijo el enemigo mientras miraba en nuestra dirección, percatándose de esa forma de mi presencia—. Vaya. Al parecer no solo compartías tu chakra con Kawaki, sino que con esa niña también.
—¡Kawaki, corre de aquí con Kyoko! —gritó mi padre mientras golpeaba a Isshiki—. ¡No permitas que los atrapen! ¡Váyanse lo más lejos que...!
Mi padre no pudo terminar de hablar, pues Isshiki lo había golpeado tan fuerte que provocó que él perdiera la conciencia.
—El Hokage habla demasiado —dijo Isshiki al momento en que volvía a mirarnos—. Ahora, Kawaki ven aquí.
Sin pensarlo dos veces, con una mano garré la mano de Kawaki y con la otra tomé una bomba de humo, la cual lancé a nuestros pies para así escabullirnos entre el humo.
—Kawaki, escóndete —dije mientras me detenía brevemente y miraba por donde Isshiki se encontraba—. Yo me ocuparé de Isshiki.
—¿Estás loca? —preguntó Kawaki, mientras se aferraba a mi mano—. Kyoko, ese tipo puede destruirte en segundos. No voy a permitir que te suceda algo. Si tú mueres, entonces...
Pude sentir la determinación y el miedo en la voz de Kawaki, pero también sentí su deseo de protegerme. Sin embargo, no sabía si eso lo hacía por mí o por aquella chica llamada Saiko, la cual estaba vinculada a mí.
—No te preocupes. No dejaré que Saiko muera.
—¿Qué? Eso...
—Kawaki, confía en mí —dije con firmeza, interrumpiendo sus palabras mientras le entregaba un artefacto—. Estoy segura de que él intentará atraerte utilizándome como carnada, pero, aunque eso suceda, no salgas hasta que este artefacto se encienda. Cuando eso suceda, le inyectarás esto —dije mientras le entregaba una jeringa—. Te he visto entrenando con mi padre, así que sé que tienes talento para acercarte a Isshiki con un clon de sombra.
Kawaki parecía confuso, pero asintió de mala gana, comprendiendo que no podía convencerme de otra manera. Sostuvo el artefacto, y la jeringa la guardó en su bolsillo antes de mirarme con determinación.
—Confío en ti —dijo Kawaki, apretando mi mano antes de soltarla y desaparecer entre las rocas de nuestro alrededor.
Respiré hondo para intentar calmar el miedo que estaba sintiendo. No podía permitir que este me paralizara y arruinara por completo el plan que tenía en mente.
Lancé un par de jutsus con la ayuda del artefacto ninja que el señor Katasuke había creado, y así captar la atención de Isshiki.
—Herramientas científicas. No esperaba que fueras capaz de utilizarlas —dijo Isshiki mientras me miraba fijamente—. Es una pena que tu vida acabe de esta manera. Pudiste ser la sustituta de Amado.
